¡Bienvenidos al campamento Andrews!

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-¡No iré!-le dije a Sarah, mi mejor amiga.

-¡Lea, por favor ve! Me sentiré muy sola, no conozco a nadie.

-Entonces no vayas tú tampoco.

-Ya te lo dije, mamá dijo que era o ir a ese estúpido campamento o no ir al estreno de Sinsajo.

-... ¿y yo qué gano?

-Ummm... mi eterno amor y agradecimiento-dijo sonriente.

-¿Algo más?

-El perfume de Katy Perry.

-¿Cuándo dices que es ese campamento?

(...)

-¿Entonces irás a ese campamento?

-Sí, mamá-le respondí mientras ella cocinaba.

-Te conozco hija así que dime, ¿qué es lo que te va a dar?-reí.

-El perfume de Katy Perry-también rió.

-¿Cuándo dices que es?-busqué en las notas de mi IPhone y decía que el campamento es... mañana.

-Mañana.

-¿Ya empacaste?

-No... ¡no! ¡Oh por Dios mamá, deja de entretenerme, debo ir a empacar!

Fui a empacar mi ropa y otras cosas y después de la cena fui a dormir.

Desperté por la alarma de mi celular (lo cual es un milagro).

Me duché, me vestí, puse mis maletas en la sala y desayuné.

Mamá me dejó en el parque donde nos iba recoger el bus.

Llegó Sarah.

-Pero mira quién se decide a aparecer.

-Lea mira-dijo señalando detrás de mí, me di la vuelta y había un chico, rodé los ojos.

-¿En serio?

-¿Qué? Joder, está muy bueno. ¡Viene hacia nosotras!

El chico llegó.

-Hola nena-me dijo y Sarah hizo mueca de decepción.

-Hola-dije seca.

-Soy Jordan.

-Te felicito.

-¿Cómo te llamas?

-Qué te importa, acosador.

-Ok, ok-se fue.

El autobús llegó.

Me senté en un puesto de dos con Sarah (yo me senté en la esquina). La gente seguía entrando. Un chico alto de piel casi pálida, cabello negro y ojos oscuros entró.

Me parecía familiar... sus hermosos ojos, su cabello... no. No, no puede ser él. No, por favor no. Lo miré más detenidamente... oh por Dios, sí es él.

A los once años fui a este campamento al que voy a ir. Conocí a un chico llamado Jason. Jugábamos y hablábamos todo el tiempo. Me di cuenta de que me enamoré de él. No le dije nada, era una cobarde. El campamento acabó y con ansias esperé el siguiente... no fue. El siguiente, tampoco.

Me desanimé y ya no fui más.

Han pasado 6 años. Tengo 17 años... y al maldito se le ocurre aparecer.

Se sentó dos puestos más adelante, uff.

Sarah me golpeó suavemente el muslo captando mi atención.

Camp LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora