|Hey, Kacchan|

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15 de julio de 2020.






¿Recuerdas? Esos días en los que nos subíamos a la zotea de tu casa para observar el cielo negruzco estrellado. Es el momento que más mantengo presente y atesoro en una cajita en el fondo de mi mente, no sé si podría decir lo mismo sobre ti, pero no te preocupes: yo recordaré por ambos. Me gustaría que te encerraras en tu habitación, no me gustaría que tía Mitsuki y tío Masaru encontraran y leyeran esta carta, no quiero ponerlos tristes.

Porque yo, Izuku Midoriya, el día de mi cumpleaños número diecisiete, he decidido acabar con mi vida.

Seguramente pensarás en lo dramático que estoy siendo, que solo soy un adolescente que desea atención, pero aprendiste a que no debes subestimarme y en el momento en el que leas esto yo ya estaré en la morgue. Lo haré y lo hice. Ya no seré un cobarde nunca más, y aunque los demás digan que el suicidio es la salida más fácil, hay que tener verdadera valentía para acabar con tu vida; sin saber qué hay más allá: ¿Reencarnación? ¿El cielo? ¿El infierno? ¿La nada? Una persona con dos dedos de frente de lo pensaría dos veces como mínimo antes de apuñalarse. Lástima que tu y yo sepamos que no soy una persona razonable.

Anhelo volver a esa tarde del día en el que te conocí hace ya siete años, cuando me raspé las rodillas cuando me caí de la bicicleta y tu llegaste para mirar mis heridas mientras me gritabas que parara de llorar. Prometiste que siempre estarías a mi lado y curarias cualquier herida que me hiciera e intentar que no me hiciera más. Pero hay una que nunca conseguiste curar, sin saberlo me la habías hecho tu, que sangra constantemente y ha ido alimentándose de mi dolor hasta ser tan insoportable, obligándome a tomar esta desición.

Empezó con tu miedo a contarle nuestra relación a tus padres, que ni siquiera sabían tu orientación sexual, siguió con tus desplantes continúos, y terminó con el beso que le diste a Camie mientras tus padres te felicitaban por tu nueva relación. Es todo tan agotador, el peso en mis hombros de ver las lágrimas de mi madre al ver que no comía o no salía de mi habitación, ¿Culpable? Dejé de sentir eso hace demasiado tiempo. El dolor se hizo rutinario, que quizás sin él no me sentiría nada.

Tal vez lloren mi partida un tiempo, pero estarán mucho mejor cuando se recuperen, porque se mire por donde se mire solo soy una estúpida carga. Y aquí, en mi cama mientras escribo no puedo evitar reírme al notar que se me han pegado manías y groserías tuyas, pero eso me hace feliz de tener algo tuyo en mí. Estoy seguro de que este párrafo es un desastre de lágrimas mías, lo siento por eso, aunque no estoy muy seguro ya que las cortadas en mis muñecas y la pérdida de sangre me tienen en el limbo.

Kacchan... No... Katsuki Bakugou, te puedo decir que te amo con seguridad, que aunque tu no lo hayas dado todo por esta relación me alegro de haberlo hecho yo.

Yo amé por los dos, forjé recuerdos por los dos, mantuve esta relación a flote por los dos, nos protegí por los dos... Aunque no hayas puesto tu parte en nuestro noviazgo, repetiría un millón de veces cada momento que pasé a tu lado, porque solo tu sabes encender la llama del amor que hay en mi interior y lo daría todo por sacar una sonrisa en tu rostro. ¿Bajar la luna y las estrellas por ti? Qué anticuado, te bajaría una galaxia entera si me lo pidieras.

Tu me enseñaste a ser fuerte, a nunca rendirme ante las adversidades y ante las personas que no merecen la pena. No sabes cuanto siento fallarte, nunca quise decepcionarte de ninguna manera, asi que me tragué todas mis opiniones y dolores, pero ahora sé a lo que te referías e hice todo lo contrario. Tenía que demostrar lo que quería y conseguirlo con ganas, si quería gritar que gritara, si quería llorar que llorara, si quería reír que riera... Y por eso voy a hacer lo que quiero por primera vez: mostrarme egoísta sin que me importe la opinión de otros. Por esto y otras cosas te doy las gracias, porque no te culpo de nada de lo que has hecho.

Llámame ciego o idiota si quieres, me fuiste infiel porque la situación lo requería, para mí no fué así, porque te amo tanto como para pensar mal de ti. Y sonará contradictorio, pero te odio tanto como te amo y eso siempre será mi perdición.

Mi mirada se encuentra borrosa como para seguir escribiendo coherentemente, intento por todos los medios no manchar de carmín la carta, quería que te llegara lo más pulcra posible. Leelo bien, porque serán mis últimas palabras.

No tomes esto como una simple carta de suicidio porque no lo es, mi alma se ha ido desgastando más rápido que las demás debido a las situaciones que he debido de pasar con mis jóvenes años. Quiero que esto sea una carta de confesión de amor para ti, mi último regalo que deseo que quemes para que nunca se sepa de esto, después de todo nuestra relación nunca se hizo pública. Las cenizas de esta carta volverán conmigo algún día y sabré que cumpliste mi deseo.

Para terminar, me gustaría que felicites a Camie por su embarazo, ambos son menores de edad pero sé que lo harán muy bien. Te contaré un secreto: mi sueño siempre fué tener un pequeño Kacchan de ojos verdes corriendo por una casa propia, totalmente imposible pero se vale soñar, ¿No? Aunque nunca conoceré a tu hijo, me alegro de que sea así, de algún modo, me haría mucho daño verlo.

Te amé, te amo y te amaré hasta mi último suspiro.

Siempre tuyo, Izuku Midoriya.







Confesión de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora