Capítulo 1

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Todo estaba oscuro, aquél ruído algo sordo y chillante a la vez, se sentía en mi oído, todo comenzó a volverse más tenue y pude notar mi alrededor, la entrada del único bosque de mi pueblo se iluminó con la luz de la luna, clara demostración que era de noche, miré hacia el fondo del bosque; lo abrazaba la plena oscuridad. Volví mi vista a mi alrededor nuevamente tratando de buscar algo o entender, pero cuando estaba por avanzar escuche risas, me quedé en mi lugar volteando hacia todas partes, noté tres cuerpos masculinos acercarse, mi mente de inmediato me advirtió que nada bueno pasaría, y la maldad palpable en su rostro me lo confirmó. Intenté hablar pero nada salió de mis labios. Maquine mil ideas para poder salir de allí, pero solo una vino a mi mente. Y aúnque la odiaba era mi única salida, salté y alas salieron de mi espalda, volé muy alto, el cosquilleo en mi vientre se hizo presente haciéndome saber en la altura en la que estaba, miré hacia abajo notando que aquellos cuerpos masculinos me miraban esperando que volviera a abajo. Volé unos metros lejos de ellos y así pasó, lentamente fuí bajando hasta tocar nuevamente el piso de la acera, y no porque quisiera, siempre pasaba, volaba pero no podía estar el tiempo que quisiera volando, volvía a caer para luego volver a volar, eso pasaba de forma sucesiva.

Al estar de nuevo abajo, aquellos hombres avanzaron de inmediato hacia mí, noté que uno traía un cuchillo en su mano, de inmediato mi mente se puso en alerta y salté nuevamente para comenzar a volar lo más lejos posible de ellos. Me alejé unos metros, pero seguían acercandose esperando que yo volviera a bajar, escuchaba sus risas y conversaciones que no llegaban a mis oídos.

Con toda la fuerza que me quedaba me mantuve en el aíre, cuando sentí que volvía a descender... Me exigí mentalmente no hacerlo, y de inmediato mis alas comenzaron a aletear con mayor fuerza logrando subir nuevamente, antes que mi fuerza volviera a debilitarse, con mi mente exigí comenzar a volar lejos de aquél lugar... Cuando finalmente lo logré y seguía en el aíre... Volé por las calles que podía reconocer a la perfección como mi pueblo.
Asustada como de costumbre por toda esta situación, pedía mentalmente despertarme... No sabía que hacer, mi cuerpo dormido puso fuerza de su voluntad y mandó aquella información a mi cerebro ya que de inmediato me desperté.

Me senté en la cama sobresaltada. Esto se había vuelto una costumbre rutinaria para mí, todas las noches la misma pesadilla, no importaba el horario, cuando mis ojos se cerraban y me fundía en los famosos brazos de morfeo, la pesadilla de inmediato comenzaba, sin importar si dormía durante la tarde o en cualquier momento del día... Era asegurado que tendría esas pesadillas y por más que intentaba descifrar que significaban, no conseguía respuestas.

Mi cuarto se encontraba en penumbras, todo estaba en silencio excepto por las gotas de lluvia que chocaban sobre mi ventana seguido de los relampagos y truenos. Miré el reloj en la pequeña mesa de luz. Este marcaba que eran las 4:33 am. Suspiré frustrada, pasé las palmas de mis manos por mi cara pero mi acción se vió interrumpida por un golpe en la puerta de mi habitación, miré hacia esa dirección por inercia. Con el ceño fruncido quise encender la lámpara que se encontraba en la pequeña mesa de noche, pero esta no funcionó. Estaba segura que la lluvia tenía que ver en ello. Retiré las frazadas de mi cuerpo lentamente mientras miraba en dirección a la puerta.
Mis piés descalzos hicieron contacto con la fría madera del suelo. Me puse de pié.

Los relampagos alumbraban mi habitación de forma tenebrosa. Mi piel se erizó cuando pude lograr distinguir una silueta parada a un lado de la puerta; quedé rígida en mi lugar por el miedo. ¿Qué se supone que debería hacer? ¿Gritar por ayuda?. Miré de reojo en busca de algún objeto para defenderme, la lampara estaba demasiado lejos como para correr a ella y tomarla; le daría tiempo a la otra persona de correr hacia mí e impedir que me pueda defender. Volví a centrar mi vista hacia la puerta, me congelé cuando noté que la silueta ya no estaba, mi respiración se volvió pesada y pausada. A pasos lentos y temblorosos me acerqué al umbral de la puerta, sentí pisar algo con uno de mis piés descalzos. Bajé la mirada encontrándome con mi libreta de dibujos, se encontraba boca abajo y abierta. Me agaché para tomarla, la volteé mirando uno de los tantos dibujos que había en ella, el dibujo que había dibujado la tarde anterior luego de tener una de las tantas pesadillas. Una silueta femenina dando la traza y de su espalda salían enormes alas. Dejé la libreta cerrada nuevamente en mi escritorio. Saqué mi cabeza fuera de mi habitación asomándome al oscuro pasillo, observé hacia ambos lados; cuando me aseguré que allí no había nadie, largué todo el aire contenido en mis pulmones por los nervios, a pasos dudosos salí de mi habitación y me dirigí a la de mi padre.
La puerta se encontraba entreabierta, lentamente la abrí. Como de costumbre... Todo estaba a oscuras, pero gracias a los relampagos pude notar que no había nadie en la cama, esta se encontraba correctamente hecha, la habitación estaba totalmente vacía; mi padre no estaba allí. Suspiré y volví a cerrar la puerta. Rapidamente corrí hacia mi cuarto, cerré la puerta detrás de mí y le coloqué el seguro.

Af: Fuerza Divina [Vinieron Por Mí]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora