Aguas turbias

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Según yo.

Siendo yo, no acercandome demasiado a ninguna mujer, y simplemente viviendo mi vida. Podía ser libre de cualquier lazo sentimental. En esa época decidí cerrarle a todos mi existencia y simplemente vivir mi metro cuadrado.

Que irónica que es la vida pues no fue sólo una, sino dos mujeres quienes aparecieron de golpe sin darme tiempo de reacción.

Una docente, con una mirada hipnótica imposible de apartar, con características dignas de desear. Y un estereotipo del ego masculino. Rubia, tes blanca, ojos verdes, cuerpo envidiable. Para mi, una niña. Por lo que la trataba como tal.

Mi profesora me pedía estar con ella, y hablar. Nunca entendí su intencionalidad, ya que abiertamente en clases decía que a ella le gustaban los morenos. Con un bronceado como el mío. Que la derretían los ojos café, como el café de mis ojos. Y el pelo negro. Le encantaba el pelo negro. Como la seda negra que según ella, era mi cabello. En privado aún hipnotizado por sus ojos, aprendí a usar en mi beneficio su cercanía. Así ella satisfacía su deseo de tenerme, y yo solucionaba problemas relacionados a mi curso, a mi entendimiento de su ramo y puntos clave de literatura. Verdad, ella era profesora de lenguaje y comunicación. Y era mi profesora jefe.

Puesto que nunca la vi como una mujer alcanzable para mi, pero si una fémina excepcional. Menos pude realmente saber cual era su intencionalidad.

Mientras tanto, un día sin darme tiempo para pensar, un chat aparece. Es la niña. Es una declaración de amor.

¿Que mierda está pasando?

Se suponía que si me mantenía viviendo mi metro cuadrado podía mantenerme en paz.

¿Por qué entonces me volví el fetiche de una mujer madura y el interés amoroso del estereotipo deseable masculino?

El mundo es raro, más sabía lo difícil que era tomar valor y exponer tus propios sentimientos.

Aún siendo una total extraña, sentí tanta ternura en su actuar, que aprovechando que éramos vecinos, definí que era bueno abrirle la puerta al amor.

¿Alguna vez has visto tus acciones tomadas en el pasado y has deseado gritarte con todas tus fuerzas "No. No lo hagas"?

Así veo esta acción en específico.

Comenzamos a juntarnos en mi casa, a intimar nuestra cercanía y eventualmente a consumar nuestro deseo físico. Era tal como dije, una niña. Alguien extremadamente tierno y digno de encapricharse y amar.

Un día ella me dice "Ven. No preguntes. Ven a mi casa".

Nada me había preparado para la escena que se me venía. Su madre. Saliendo a la calle y tratándome de inmoral. Diciéndome que su hija se sentía una puta conmigo (frase que luego corroboraría con ella). Expresando su asco y repulsión por mi, explicando que su hija llevaba enamorada años de mi.

Yo. Yo no entendía. Había algo que no me calzaba. Mis padres me llevaron ese día y esperaron en el auto mientras yo recibía la humillación pública de esa mujer. Ante los gritos, mi madre salió del auto y la humillación se multiplicó.

Sólo. Quería desaparecer. La historia se había repetido. Me habían usado. Me habían manipulado. Deseaba morir.

La mujer se calmó al ver a mi madre más ultimó:

-Mi ex marido ya conoce lo que sucedió. Y viene a verte -era mujer separada con una hija en común-.

Después de explicar todo a mi familia, cenar y preparar todo para el día siguiente, tocan a la puerta. Un hombre blanco, alto y de ojos de color. En efecto, el padre de la niña.

No se que habrán hablado en la calle, más mis padres retuvieron al caballero afuera. Minutos después entró y me tocó hablarle.

La primera frase que suscitó fue:

-Pensé que eras un maleante. Alguien del bajo mundo. Un flaite. Alguien que no merecía mi respeto sino sólo mis puños en tu cara. Pero veo que no es así, que en realidad eres un buen tipo.

Largos minutos de diálogo en donde el padre(y la sudodicha cabizbaja que se coló a mi casa por orden de él) terminó diciéndome que si estaba en mis planes, me casara con su hija, porque el me daba la bendición.

Todo lo relacionado con ella estaba tomando un giro alucinante de hechos que se estaba volviendo imposible digerir.

Nos despedimos todos, y ahí pude ver. Sin lentes. Según el padre su madre la golpeó. Momento. ¿Le rompió los lentes? Una polera dejaba entrever gran parte de su piel. Espera. No tiene marcas. Esto... Es raro.

Ante la pregunta, si. Seguimos la relación a escondidas, sin embargo aquí comenzó el conflicto. Fue relación a escondidas porque el padre aprobaba la relación, la mamá no.

Llegado a un punto me tocó preguntar. Consultar si todo lo dicho por su madre era cierto. La respuesta fue afirmativa. Dolió. Fue una daga clavada en el pecho al pensar que fue capaz de decirle a su mamá eso, más a mi sólo me expresó que me amaba y que no existía ningún conflicto o problema entre nosotros.

Traición.

La razón por la que estábamos juntos era porque yo me acercaba y la buscaba. Era imposible no hacerlo, si me sentía seducido por su cariño, por su ternura y su manera de mimarme. Así que pregunté.

Si siempre el que cedería tendría que ser yo, si el único que se movería para que la relación funcione tendría que ser quien les relata esto.

"Tu sabes que yo no puedo hacer nada por ti...".

Traición. Basura. Desecho.

Me sentí alguien sucio, inmundo y estúpido. Nuevamente usado. Nuevamente seducido.

Nuevamente caí.

Algo en mi cambió. Logré aprender.

No sirve de nada esforzarse por algo si sólo tu haces el trabajo de llevar a cuestas una relación.

Mientras yo era el ser tierno, apacible y amante, su madre me acechaba. Me amenazaba. Me dijo que redacte una carta para que su hija me olvide. Debía escribirle en papel que yo no la amaba.

Esto era ridículo. Un par de manipuladoras, madre e hija por igual. Ella pidiéndome que me mueva por ella, pero incapaz de mostrar convicción con sus sentimientos. Ella recibiendo todas las regalias, mientras mi camino se volvía más inclinado y más lleno de espinas.

Hasta allí llego todo.

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2020 ⏰

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