Quédate Derek

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Stiles pasaba por una de esas típicas situaciones en la cual estaba encima de la persona que le gustaba, ambos paralizados por el veneno de uno de los seres sobrenaturales más improbables de existir incluso para un lugar como Beacon Hills, mientras su mejor amigo, un asesino en serie y el dueño de ese veneno los observaban fijamente. Y como si toda la escena no fuera ya lo suficientemente mala, su corazón decidió palpitar como si acabara de correr un maratón, pero no por el razonable temor de ser asesinado, sino por algo mucho más vergonzoso y que además todos podían notar.

Afortunadamente gracias a Scott, Derek y su valiosísima aportación que consistió en no morir mientras se arrastraba por los pasillos de la comisaría, todos lograron salir con vida y luego de una extraña plática con su padre, por fin se quedó solo para poder morir de vergüenza en paz.

Cerró la puerta de su habitación sin molestarse siquiera en encender la luz y se dejó caer boca abajo en su cama, rogando que después de toda la confusión del momento nadie recordará su penosa reacción, aunque para ser honestos sería imposible para él olvidar el calor que irradiaba el cuerpo de Derek, el aroma de su piel y lo firme de sus músculos. Solo recordarlo provocaba que su sangre viajará a una parte muy específica de su anatomía, así que cuando escuchó el motor del carro de su padre no lo pensó demasiado antes de desabrochar su pantalón y meter la mano dentro de su ropa. Ya tendría tiempo para morir después.

No estaba en una posición precisamente cómoda, pero rememoraba la forma en que estaba hace un par de horas encima del hombre lobo y probablemente lo más cerca que nunca volvería a estar de él. Acarició la punta de su pene y luego concentrado en su imagen aumentó la velocidad. No estaba planeado durar.

—Mmmm... Derek... —gimió el castaño imaginando que era la mano del mayor quien lo tocaba justo como lo necesitaba—. Si... así...

—¿Así como Stiles? —preguntó entonces la burlona voz de Derek.

Stiles se detuvo de golpe y abrió sus ojos al escuchar al protagonista de sus fantasías. Para ese punto no tenía muchas esperanzas de salir de esa situación con algo de dignidad, si es que aún le quedaba algo, pero al menos en esa posición no tenía que verlo a la cara. No sabía si Derek intentaba burlarse de él, pero pronto el silencio le pareció insoportable y la creciente necesidad de romperlo lo superó.

—¿Hace cuánto que estás aquí? —preguntó sacando su mano del pantalón haciendo una muñeca por lo ridículo de su cuestionamiento.

—Desde que empezaste a tocarte pensando en mí —respondió Derek sonando innecesariamente sexy provocando que Stiles maldijera internamente la habilidad del hombre lobo de colarse en su habitación como un ninja y de ponerlo así de caliente solo con su voz, pero su miembro ya reclamaba la falta de atención y una parte dentro de él le instaba a continuar aún con Derek presente.

—¿Y qué puedo hacer por ti?... Como notaste justo ahora estoy algo ocupado —dijo Stiles sin hacer siquiera un intento por desmentirlo.

—Si quieres puedo ayudarte.

Stiles se sorprendió tanto con la respuesta que giró su cuerpo para sentarse y por fin permitirse ver el rostro del hombre lobo con la duda reflejada en su expresión. No estaba seguro si su oferta era real, pero el hombre lobo le devolvió una mirada cargada de deseo, que incluso lo intimidó un poco. Entonces observó con la boca entreabierta como se quitaba su playera, lanzándola descuidadamente a un extremo de la habitación para luego acercarse y unir sus labios.

Derek lo empujó sin encontrar ninguna resistencia por su parte, para acostarlo nuevamente, pero ahora con las posiciones invertidas. A Stiles le gustaba de igual manera o hasta un poco más, aunque sospechaba que estaba haciendo un trabajo lamentable intentando corresponder al apasionado beso tan diferente a cualquier otro que hubiera dado antes, Derek usaba su lengua, labios y dientes con maestría, mientras recorría su cuerpo con las manos, así que cuando el mayor mordió su labio inferior se le escapó un gemido de la garganta que no hizo más que incentivar al hombre lobo quien comenzó a atacar su pálido cuello, provocando más de esos sonidos.

Quédate Derek (Sterek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora