Los cascabeles resonaban en el ambiente, frío, húmedo y lleno de magia que dejaba tras de si el día de navidad, con sus copos revoloteando en el suave y frío viento.
Esta mañana millones de pequeños recibirán sus regalos gracias a Santa Claus y sus duendes en el polo norte, o bien eso es lo que con los años la fábula cuenta.
Detrás del mito del gran hombre barbudo que guía a sus renos en la fría noche del 24 de diciembre, se oculta la verdad, no es grande, no es barbudo, pero si trabaja año con año para hacer felices a quienes fueron buenos niños.
Finalmente tras una larga noche de dejar cada brillante obsequio adornado con un listón regresa a la sede de los espíritus de las fechas, pues para él es importante darle un regalo a sus compañeros que también se esmeran. Catastrófico, sonríe acompañado se su esposa la señora Claus, un caos gracias a Cupido que intenta ligar con las musas de la Madre naturaleza, lo que las altera y las tiene huyendo del apasionado joven de alitas blancas, el único que trabaja diario, puesto que el amor nunca descansa, cada día Cupido une almas gemelas con la flecha destinada para cada uno de los humanos.
Desde la entrada, puede percatarse de que Madre Naturaleza ya tiene un severo dolor de cabeza, el padre tiempo por su parte bebe de su gran copa de algún nuevo brebaje lleno de buen alcohol que el duende de la suerte ha traído, grandes celebridades de las fiestas conviven listos para la anual fiesta navideña en casa del siempre solitario y amargado Conejo de pascua.
Cada año desde hace siglos a buscado sacarle una sonrisa, esa que solo tiene cuando reparte su esperanza en el mundo cada día en su fecha, cuando cada pequeño conejito cumple su obligación y reparten sorpresas dentro de coloridos huevitos escondidos en cada rincón del mundo. Fue durante agosto, mientras checaba su lista de niños malos, que se preguntaba, cómo era posible que Santa claus no tuviese idea de que regalarle para que sonriera.
Fue la señora Claus la que respondió a su pregunta, esa que llevaba cargando desde hacía siglos.
El solo tenia un corazón triste, tal vez él no amaba, y por ello no anhelaba nada.
y le dejo una nueva pregunta en su cabeza, ¿acaso algún día su compañero amo?.
Él tenía a su esposa, incluso la madre naturaleza tenía a su compañero, hasta cupido que no se ataba y creía en el poliamor tenía con quien pasar la eternidad.
Pero jamás el solitario y triste Conejo de pascua.
Este año lo sabia, tenia el regalo perfecto, por lo que más de uno estaba ansioso, este regalo sin moño y tarjeta era El regalo.
Una ronda de aplausos les recibió mientras llevaba su característico saco rojo lleno de obsequios, sacó la primera caja forrada de verde y con un moño rojo.
— Madre Naturaleza, este es para ti— Extendió su mano dejando la cajita en las relucientes manos, está a su vez desprende la tapa encontrándose con otro broche que adornaria su largo cabello castaño , una nueva aljaba para cupido, madre naturaleza presiona su hombro como apoyo, por primera vez en su existencia Santa Claus está nervioso por un regalo.
Suspira y se acerca al conejo de pascua, este mira por la ventana de su sala las estrellas en el cielo, hoy la luna brillante decidió no aparecer.
Santa le llama por su nombre único, ese nombre especial que poseen y les recuerda que existen.
—tengo un regalo para tí— este ni se inmuta,aún, pendiente de las bonitas estrellas recordando el significado de ellas. cada una conformada por dos almas que viven en el universo ardiendo con un amor profundo por la eternidad. — es especial, sabemos lo profundamente triste que te sientes— pensó en seguir con su discurso, pero las palabras se atoraban en su boca, fue la amable señora claus la que prosiguió,
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L.O.V.E -2min OS-
Fanfictionsuave, dulce, apasionado, así es el amor OS 2min no adaptar, ni traducir ni nada.FIN.