hace mucho tiempo existió un pueblo extraño lleno de seres fuera de lo normal conviviendo con los habitantes del lugar los cuales daban credibilidad y así se fueron formando historias que con el tiempo iban pasándo de generación por generación y ade...
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Había una vez en goatown un vendedor muy interesante por estos rumbos el cual viajaba de un lado a otro vendiendo lo que el llamaba sueños y esperanzas a todas las personas del mundo, muchas personas lo tomaban como un estafador mas de paso que engañaba a los más estúpidos del pueblo y mucha gente nunca le prestó atención.
Sin embargo nuestra historia se remonta a una semana triste donde los pueblerinos de Goatown estaban sufriendo la peor depresión de su vida, las cosechas no daban suficiente alimento, el dinero escaseaba demasiado para todos por igual y todos los habitantes iban dejando atrás sus sueños y esperanzas de algún día tener un futuro hermoso, sin embargo el único que no perdía la sonrisa era nuestro mercader el cual seguía dando su paseo por el pueblo esperanzado a tener alguna venta con los pueblerinos, a los pueblerinos nunca se les hacia raro verlo llegar ya que era muy común ver su presencia cada cierto día del mes el cual siempre era persistente ya que aunque le digieran que no querían comprarle nada el cada mes volvería al pueblo, sin embargo aquella mañana fría los pueblerinos verían tristemente a aquel ser, es decir cada mes siempre le decían que no querían comprar lo que estuviera vendiendo sin embargo este mes era diferente porque no podían comprarle nada aunque lo quisieran y esta vez el sentido de satisfacción de decirle: “no gracias”, no existía , esta vez no podrían rechazarle vil mente y con una sonrisa lo que fuera que estuviera en venta y esta vez el sentimiento era de querer comprarle algo pero no podían.
El vendedor seguía su misma rutina, pasar con cada pueblerino y preguntarle si le interesaba tener un trato con el y con sus productos aparentemente mágicos, sin embargo la respuesta era la misma: “no tengo dinero”, lo único que variaba era el sentimiento con el que se lo decían sin embargo el vendedor no perdía la sonrisa hasta llegar con el capitán, el cual era un tipo joven, serio y algo frio carente de emociones el cual llego a aquel viejo pueblo al intentar huir de una guerra en su ciudad natal el cual observo al vendedor con algo de enojo.
-Lárgate, no se si no te has dado cuenta, pero este día todos carecemos de dinero alguno y aunque quisiéramos comprarte algo no podemos así que deja de molestar y no vuelvas que seguro de este mes no pasamos.
El Vendedor seguía sin inmutarse y mostrando aquella gran sonrisa, observo a aquel tipo el cual era 1 metro mas grande que el y le dio una pequeña palmada en la espalda, se dio la vuelta y regreso por el camino en el que había llegado, sin embargo, El capitán lo vio y suspiro.
-Está bien, te comprare algo, de cualquier forma, pienso irme hoy de este pueblo.
El vendedor lo escucho y se dio la vuelta, saco de su gran mochila una esfera la cual brillaba mucho, se la entrego y lo observo de forma aún más alegre para empezar a explicar cómo funcionaba el trato.
-El negocio es simple mi pequeño capitán, yo te ofrezco un futuro brillante para ti, todo lo que has soñado y anhelado podrás tenerlo ahora mismo siempre y cuando estés dispuesto a pagar el precio que este conlleva.
Al terminar de decir esto un gran silencio rodeo el ambiente, el capitán quedo atónito y algo incrédulo por semejante estupidez sin embargo ya no podía volver atrás y de forma fría le observo y le dijo:
-Bien, cual es el precio.
El vendedor se quitó el sombrero característico que siempre le traía acompañando del cual empezaron a salir miles de almas de diferentes colores y sin dejar de mirar al capitán retumbo las siguientes palabras:
-Tu recuerdo más importante.
El capitán aún seguía incrédulo y tenía ganas de aventarle aquella esfera sin embargo antes de hacerlo pudo observar en su esfera a su ciudad natal recuperada y feliz como si nunca hubiera existido una guerra, entonces tomo con sus dos manos aquella esfera y acepto el trato con aquel extraño vendedor el cual acto seguido le succiono aquel recuerdo que el consideraba importante y realmente al capi no le parecía necesario y si era real lo que el vendedor ofrecía, para el era un pago realmente barato.
Al terminar de hacer el trueque el vendedor se fue diciendo una última frase:
-No hay devoluciones.
Y se marcho desapareciendo entre las montañas del pueblo.
El capitán se sintió cansado y decidió tomar una siesta, realmente no había pasado nada, pero la esfera era bonita y decidió guardarla como un adorno y la verdad no se sentía enojado con el tipo porque no perdió dinero alguno así que volvió a su casa y colgó la esfera brillante en su techo y se fue a la cama.
A la mañana siguiente el Capitán despertó en su ciudad natal pero no sabía que había pasado, el recuerdo de que un extraño le vendió un futuro brillante era inexistente y simplemente se levanto como si nada hubiera pasado, como si nunca hubiera conocido un pueblo de nombre Goatown sin embargo el chico se sentía extraño, como si algo le faltara pero no sabría decir que es, realmente su nueva vida era espectacular, era un gran multimillonario en PandaCity su hogar desde que nació, la gente lo alababa y apreciaba mucho, tenía una gran mansión y todo lo que se puede imaginar y más sin embargo aún se sentía vacío como si el vivir no valiera la pena, como que su propósito en el mundo no existiera pero el era popular su futuro era hermoso.
Paso su vida llena de dinero y riquezas, pero con una gran depresión, fue envejeciendo tristemente y esperando su muerte, sentía que nadie lo quería, que no tenía amigos y familiares a quien querer y realmente no podría entender por qué su vida era tan miserable, es decir tenia todo lo que siempre quiso, bueno realmente no sabe si eso es lo que siempre quiso, no podría recordarlo realmente no recuerda su propósito en este mundo y esperaba algún día recordarlo.
Un día llego un vendedor puerta a puerta a su lujosa mansión, El capitán decidió abrirle la puerta dispuesto a decirle que no quería comprar nada, sin embargo, al abrir la puerta observo una sonrisa conocida.
-Valla, has envejecido bien capitán.
El capitán le vio y muchas preguntas surgieron en su cabeza.
-Por que me siento tan vacío?
El vendedor le observo y por primera vez mostro un rostro mas serio, su sonrisa desapareció y le explico la situación.
-Realmente admito que soy un estafador, ¿realmente crees que vale la pena vender tus recuerdos por un sueño inútil?, realmente el precio es alto y realmente no vale la pena, es decir, tienes lo que crees que quieres, pero a cambio das lo que realmente eres.
Tu recuerdo mas importante es importante por una razón, aquel recuerdo es el que te formo, te forma y te formara en un futuro, esta ahí para recordarte cual es el motivo de tu existencia, el por qué debes seguir adelante el sueño que te vendo es lo que deseas en el momento, pero realmente los sueños cambian tu no por eso te sientes tan vació, olvidaste quien eres para convertiste en la persona que creías querer ser.
Realmente el capitán comprendió la situación, su pobreza y frialdad le hicieron creer que su mayor sueño era vivir lleno de riquezas cuando realmente no es lo que siempre quiso entonces observo al vendedor melancólicamente y le dijo:
-Menuda mierda de estafa, puedes devolverme….
El vendedor le volvió a ver con su sonrisa de siempre.
-No hay devoluciones.
El capitán le volvió a ver y volvió a recuperar su mirada fría y sin sentimientos, se dio la vuelta y le cerro la puerta en la cara del vendedor ya que no quería saber nada de el sin embargo el vendedor entro con el y lo detuvo bruscamente observándole felizmente.
-Pero nunca dije que no te lo puedo vender, sin embargo, el precio es diferente, tienes que pagarme con tus recuerdos del presente, cuando obtengas tu recuerdo de vuelta todo lo que has vivido desaparecerá.
El capitán le sonrió y le dijo:
-Que estupidez jajaja, pero bueno, no tengo nada que perder.
El capitán despierta rápidamente en la cama de su casa devuelta en goatown, el no recuerda nada y solo puede escuchar como a lo lejos alguien susurra: -No hay devoluciones.
