¿No te pasa que hay veces en las que quieres estar solo, sin nadie que te diga qué hacer, ni nadie que interrumpa tus pensamientos?
A mi sí, me pasa muy seguido.
Hay días en los que desaparezco de mis WhatsApp, de mi Facebook, de mi Twitter, de mi propia casa. Hay veces que voy al parque escuchando música a todo volumen en mis audífonos para no escuchar a quien me llame, llevo siempre una libreta conmigo, también llevo al menos un lápiz; dibujo algo o escribo algo, me dejo llevar por cómo me siento, por lo que pienso; luego de respirar y tranquilizarme, regreso a casa, entro a mi habitación y termino por bañarme. Normalmente canto en la ducha, es raro que no lo haga aunque no sea bueno cantando, cuando me siento realmente mal no hago nada más que dejar que el agua corra por mi cuerpo mojando cada rincón de mí.
Dejo mis pensamientos fluir, desaparezco por al menos media hora para después regresar a la asquerosa vida que tengo.
Quisiera no desaparecer solo unos minutos, quisiera desaparecer por días para estar en paz conmigo mismo, pero es más que obvio que no debo hacerlo, no por mi, sino por quienes creen que les importo, según se preocupan por mí pero, ¿Porqué me creen cuando les digo que estoy bien? ¿Acaso no logran verlo en mi mirada? ¿No logran darse cuenta que en realidad no estoy para nada bien? Espero que sea así, porque no quiero que me mientan, no quiero que me vean como alguien que no quiere vivir, no quiero que me vean como alguien débil, porque no lo soy, si lo fuera, muy seguramente nadie habría escrito esto, estoy vivo por mi fortaleza, no porque sea débil.
Esta vez no estoy bien, no desaparecí de mi casa, ni de mis redes sociales, sólo entré a mi habitación, escucho algo de música mientras dejo las palabras plasmarse en esta plataforma, desaparezco de la vista de mi familia y me dejo llevar.¿No hay veces en las que solo haces lo que quieres hacer y estás bien con eso?