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ADVERTENCIA:
En esta lectura se presentaran estereotipos sobre las videntes, esta desinformado sobre sus practicas.
Así que les pido una gran disculpa y espero no ofender a nadie.
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Capítulo especial de Ortencia.
Era un fin de semana, había llegado la feria al noveno círculo del infierno, nadie desaprovechó la oportunidad de ir y desentenderse de su rutina... y.... bueno desentenderse de otras cosas también.
Era obvio que todos los niños querrían ir. Y más... argh, a quien engañó, nuestra protagonista favorita la arrastraron hasta ahí y ¿Quién fue aquel ser iluso que arrastró nuestra apreciada híbrida a un parque de diversiones? Pues ni más ni menos que su mejor amiga, una pequeña ogresa de su misma edad de piel grisácea, de un solo ojo tal cual la híbrida, de vestido largo y rayado más un suéter que vestido, desafortunadamente casi calva, nada grave, sólo una muda de cabello.
La niña quería divertirse y nuestra preciada brujita quería estudiar su amada magia, pero gracias a su joven madre su "mejora" se la pudo llevar, aunque claro, siempre acompañadas por los guardaespaldas de la "mitad mitad" ya más "por si las dudas" que por otra cosa.
Al llegar empezaron a caminar por aquel lugar lleno de colores y emoción, y bacterias, estafadores, y ladrones, y accidentes, y... ¡ay! el asunto es que la ogresa arrastraba a la brujita por todo el lugar, obvio, los guardaespaldas alejaban a la gente de la manera más cordial posible... claro, si sabes a lo que me refiero.
—Mira Orti —Se detiene de manera muy repentina —¡Algodón de azúcar! — Señala un puesto muy edgy que tenía un letrero que justamente decía Algodón de azúcar y otras palabras que ambas niñas no entendían.
—Haber Dixie no me digas Orti, me llamo Ortencia —Reclamo molesta.
—Pero es que, yo, yo quiero comer un algodón de azúcar —Respondió cambiando repentinamente el tema de conversación. Ante esta situación nuestra respetada bruja puso los ojos en blanco.
—¡Bien! —Exclamo como si estuviera esforzándose de sobre manera —Compraremos ese ridículo algodón de azúcar —Dixie sonrío para después arrastrar a nuestra amada bruja al puesto, siendo las primeras en ser atendidas, porque duh, los guardaespaldas corrieron a todo aquel que estaba en la larguísima fila para comprar el extravagante algodón de azúcar.
—Dos algodones de azúcar por favor —Pidió la de piel grisácea al vendedor, el cual no parecía muy feliz —el mío que sea de fresa —Específico dando brinquitos en su lugar, mostrando una de las más dulce de sus sonrisas.
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Prologos
Fantasy¡Hola a todos como los quere la vida!, bueno como dice en el titulo subiré como una especie de prólogos de algunos personajes que tengo pensados para una especie de historia que estoy planeando hacer (o bueno me den las ganas y tenga las ideas clara...