Si tan solo no hubiese sido tan terca tal vez no se encontraría en esa situación, llorando de forma desconsolada sobre la cama. Como cualquier adolescente normal, siempre se quejaba de tener que levantarse temprano y refunfuñaba a cada que escuchaba el molesto sonido del despertador, pero ese día era distinto, quería levantarse, quería acercarse a la mesa para apagar el despertador y callar su irritante sonido, pero era incapaz de mover las piernas, las sentía y la veía, pero no reaccionaban ante lo que ella quería. Si aquello no era estar muerto en vida no quería ni saber qué era en realidad.
Un grito ahogado salió de su garganta, alertando a la mujer que dormitaba tranquilamente en el cuarto de al lado, apareciendo de forma brusca en el cuarto de su hija. Sabía que aquello tarde o temprano pasaría, pero no quería verlo, quería creer con todas sus fuerzas que aquello de verdad era una mala pesadilla de la que tarde o temprano debería de despertar, pero los largos cuatro días que ya habían transcurrido le indicaban todo lo contrario, aquello era real como su propia y abstracta existencia.
Con la ayuda de su madre logró ponerse en pie; sin embargo el fuerte temblor de sus piernas le hacía aferrarse a sus brazos, pues en cualquier momento podría desfallecer. Una acción tan sencilla como lo era detenerse le estaba siendo lo más duro y las lágrimas no dejaban de caer por su rostro, a pesar de que no quería llorar. Las emociones y la impotencia comenzaban a anudarse en su garganta, ya no le quedaba esperanza, tarde o temprano todo aquello desaparecería, albergándolo en su memoria como un horriblemente maravilloso sueño, el vivir.
──Llamaré a la academia, será mejor que te sientes── anunció la mayor mientras la ayudaba a avanzar hacia la mullida cama, donde se dejó caer con un pesado suspiro.
Por un momento la imagen de Shoto cruzó por su mente cual flash de una cámara, ¿por qué pensaba en él en esos momentos? La ligera presión en el corazón hizo que llevase la mano al pecho, no quería terminar aquello sin al menos haberse despedido de él.
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La clase de aquellos alumnos se vio repentinamente interrumpida, por lo que habían escuchado parecía ser que a Aizawa le había surgido una llamada de emergencia, así que no tuvo más remedio que atenderla, dejando a sus alumnos desconcertados dentro del aula. Solían ver al azabache despreocupado y con esa aura cansada, aunque ante las palabras que había compartido sobre de quién era la llamada salió apresuradamente de aquel aula.
Algunos de los estudiantes presentes en la 1-A se miraron desconcertados, así que por órdenes del delegado continuaron haciendo aquellos pesados ejercicios de matemáticas.
──Oye, ¿creéis que la llamada tiene algo que ver con ( TN )-chan?── le preguntó cierta joven de cabello rosa a sus compañeros más cercanos.
Estos no dudaron en mirarla cuando hablaba, cierto podía ser lo que decía, después de todo la susodicha llevaba al rededor de cuatro días sin presentarse por allí, pero ninguno de los profesores mencionaba nada, suponían que serían un simple resfriado, pero lo que no concordaba con todo aquello era el simple hecho de que la adolescente tampoco había contactado con ellos, dejándoles con la incertidumbre y tampoco sabían exactamente donde vivía como para poder a visitarla, ahora mismo no tenían nada.
