Es el año 2030, y todo parece ir con normalidad, luego de la pandemia que azotó al mundo entero, las personas vuelven a la normalidad, las calles vuelven a estar habitadas, los centros comerciales se llenan de gente, pero algo ocurre, algo que nadie ve, pero tampoco es que lo quieran ver.
Mi nombre es Deacos y desde pequeño desperté una afición por la biología, en la escuela era el único ramo que dominaba sin problemas, y supe que ese era el camino hacia el profesionalismo. Leí algunos libros de biología y anatomía aparte del colegio, y esto me permitió adquirir un conocimiento mayor, y a la edad de 18 años me encontraba ya estudiando mi carrera.
En la universidad conocí al que hasta el día de hoy sigue siendo mi amigo, Piero, le apasionan las mismas cosas que yo, y en mis épocas de estudiante fue uno de mis pilares, no mentiría en decir que un par de veces nos compartimos respuestas en los exámenes, pero creo que esas son tretas necesarias para aprobar.
Vivo solo, en un departamento en la Avenida Fiore, a la edad de 25 me independicé y conseguí un pequeño piso en esta agradable posada y que hoy, a mis 29 años estoy aun muy cómodo en este lugar.
Tuve un sueño extraño, era como si pequeñas cosas, no sabía si eran insectos o algún tipo de hongo, comenzaba a devorar a un animal muerto, tomándose su tiempo, poco a poco, pero lo lograba, ha sido el sueño más largo que he tenido, y no fue para nada agradable.
Pero olvidémonos un poco de ese desagradable sueño, les hablaré un poco más de mi. Trabajo en el laboratorio 5, de la facultad de ciencias de Roma, ahí, junto a mis colegas, ponemos a prueba nuestro conocimiento para distintas cosas, están los médicos que se empeñan en medicinas, y por otro lado nosotros, los pro-soma, nos encargamos básicamente, de experimentar con cosas que mejoren el funcionamiento humano, hemos creado algunos nutrientes que fomentan la regeneración celular, sin embargo, nada fuera de lo normal, podría curar a duras penas una cortada de papel pequeña.
Un día tuve una idea, recordé ese sueño que tuve, qué tal si en vez de crear pequeños organismos que destruyen, que cumplan la misma función que las vitaminas. Sí, es verdad que inspirarme en un sueño así de horrible no es buena idea, pero ¿quién sabe? de algo malo puede salir algo bueno. Me puse en contacto con mis compañeros de trabajo y les comenté esta pequeña idea que poco a poco iba construyendo en mi cabeza, me costó, pero los convencí, al parecer no eran una idea tan mala. Estuvimos días, semanas, meses trabajando, y nada, todo resultaba en un fallo. Los insectos, por más que se les enseñe, siguen sus instintos: Comer y sobrevivir, sea lo que sea que hiciéramos, terminaban devorando todo. Entonces tuve una idea, crearlos, eso ya es más complicado.
Al salir del trabajo, me dirigí a la biblioteca más cercana, aunque es verdad que ahora todo está en internet, pero el conocimiento que más me gusta obtener, viene de libros, si es verdad que la misma información que leeré está en alguna página, pero los libros tiene ese "no sé qué" que me produce más confianza que la red. Por lo que, me llevé varios libros de anatomía que hasta ahora no había leído, y me dispuse a llenarme de información sobre el tema.
Los dos departamentos del laboratorio trabajan en eso, ya que mi proyecto puede tener doble función, tanto médica como mejora. Pero necesitábamos más ayuda, alguien con conocimientos de robótica, ese era definitivamente Ro, ese era su apodo, pero le diremos así porque le acomoda más. Ro era el único de los departamentos que tenía conocimientos sobre robótica, pero esto se complicaba aun para él, esto era nano-robótica.
Después de meses de trabajo arduo en el proyecto, lo logramos, el primer nano-robot, para distinguirlo le pusimos nombre, Atlas era el nombre perfecto, si me preguntan a mi, en realidad fue lo primero que se me vino a la cabeza.
En nuestro país se implantó un sistema muy discutido, el dar a elegir a los presos sentenciados a muerte, la inyección que da por terminada su vida o servir como cascarón a los experimentos. De 3 reos, solo 1 aceptó, se llamaba Santino, y se ofreció para ser el primer sujeto de pruebas. En un arrebato de curiosidad me acerqué a él, y le pregunte el porqué de su decisión, me dijo que le comentaron que el resultado de este proyecto era arreglar deformidades y defectos humanos, y me mostró distintas cicatrices en sus manos y brazos, incluidos tatuajes. Muchas personas juzgan antes de conocer, y él fue víctima de eso, lo rechazaron en múltiples trabajos por sus cicatrices y tatuajes, lo que lo llevó al extremo de robar y eventualmente asesinar, él no estaba ahí porque se lo merecía.
En una jeringa pusimos la sangre compatible con la del preso, y en ella la pequeña máquina. Había mucha expectación por parte de todo el equipo, incluyéndome, pero dentro de mí sabía que algo no estaba bien, si es verdad que había mucho trabajo detrás de esto, pero, Ro me ocultó algo desde el principio.
Él no diseñó completamente el robot, cuando estaba a medio camino, fue el mismo robot quién se construyó en su totalidad. La inteligencia que la máquina poseía era de lejos superior a la nuestra. Un detalle que nos pasaría la cuenta más adelante.
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Necro-soma
Science FictionAmbientado en el género literario ciberpunk, esta historia trata sobre la víctima de unas pequeñas máquinas, tratando de recuperar lo que le arrebataron. Es mi primera obra así que tiene y tendrá muchas fallas, cualquier sugerencia la acepto con muc...