CAPÍTULO 04

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Me despierto y veo los rayos del sol ingresar por la ventana de la recámara, cuando trato de  levantarme de la cama, soy atrapada por un par de brazos fuertes, como olvidar de quien se trata, si la noche anterior es algo difícil de olvidar, me vuelvo a acomodar sobre el pecho de Darien y lo lleno de besos dando pequeños mordiscos, su cuerpo comienza a convulsionarse rompiendo en carcajadas, me detengo al recordar lo que descubrí la noche anterior, su sensibilidad en dicha zona.

Levanto el rostro y lo miro a los ojos, mientras él calma sus movimientos.

—Buenos días, mi príncipe —saludo con una sonrisa pícara.

—Buenos días, princesa, ¿tan pronto pensabas abandonarme? —pregunta con un mohín en los labios.

Dicen que ese gesto en una mujer hace que se vea tierna, pero en este hombre tiene un efecto diferente.

—No es eso —digo embobada—, pensaba ir al baño y asearme un poco —explico.

—Me parece bien —habla Darien, levantándose de la cama y arrastrándome con él.

—¡Ey! ¡A dónde me llevas! —grito, cuando soy levantada por él sobre su hombro.

—Pues, te ahorro la caminata y te llevo al baño —aclara, abriendo la puerta del servicio.

Me río a carcajadas por sus ocurrencias, Darien me baja cuando nos encontramos dentro de la ducha, lo hace con tanto cuidado que pienso que cree que me romperé si ejerce algún tipo de fuerza sobre mí.

Acaricia mi mejilla y baja su rostro a la altura del mío, nos besamos, al principio con ternura, tras unos segundos este se vuelve intenso y comenzamos a acariciar nuestros cuerpos mutuamente, siento que el agua tibia comienza a recorrer el cuerpo de Darien para luego pasar al mío, él suelta mis labios y después me hace dar media vuelta, pega mi espalda a su pecho y llena mi cuello de besos, siento como las manos expertas de Darien masajean mis pechos húmedos.

Una de sus manos baja a mi abdomen hasta llegar a mi pelvis, recorre el camino necesario hasta llegar a mi clítoris, yo me inclino hacia delante y siento toda su virilidad pegada a mi trasero, coloco las manos sobre las baldosas de la ducha quedando aún más inclinada, Darien se separa de mi espalda, me hace abrir las piernas levemente y siento una de sus manos recorrer mi espalda hasta llegar a la base de mis glúteos, mete una mano entre mis piernas y comienza a acariciarme con delicadeza.

Introduce uno de sus dedos dentro de mí y gimo ante su invasión, deja de darme placer para luego ubicarse detrás de mí, me siento expectante ante sus movimientos, vuelvo a sentir su virilidad recorrer mi trasero para luego ubicarse en la entrada de mi vulva, lo siento introducirse poco a poco y comenzamos un vaivén sincronizado, me aferro a la pared de la ducha todo lo que me es posible.

Darien me acaricia los pechos, baja una de sus manos a mi clítoris para acariciarme de forma constante, esto hace que mi placer se eleve, siento que voy a tocar las nubes y tras varias embestidas suyas, exploto en un grito ahogado; Darien gruñe detrás de mí y me abraza haciendo que mi espalda se pegue de nuevo a su pecho, volteo el rostro y él me recibe con beso tierno, nos quedamos en silencio, tranquilizando nuestras respiraciones.

Tras unos minutos, siento de nuevo el agua tibia sobre mi cuerpo y esta vez las manos de Darien me recorren para ayudarme a jabonar mi espalda, comenzamos a bañarnos con calma y conversamos sobre lo que haremos durante el día.

Cuando estamos listos, salimos de la recámara y como es cerca del mediodía, nos dirigimos al restaurante del hotel, al ingresar a él buscamos una mesa desocupada, pero nos encontramos con Setsuna que aparece detrás de nosotros.

—Buenas tardes, Darien —habla ella, sin mirarme.

Me adelanto a Darien para corresponder el saludo.

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