Prólogo

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["Noche larga"]


Ahí se encontraba el poderoso Demonio Radio, sufriendo de un terrible insomnio o quizá el peor desde su llegada al aberno.

¿Su causa? Un pequeño bulto envuelto entre su abrigador levita que lloraba desgarradamente, sin miedo a aquel que estaba a su lado.

Un asesino profecional.

De no ser por que era su socia y amiga; le habría arrancado la garganta hasta la raíz de sus pequeños pero endemoniados pulmones de acero.

No era sufiente con acercarle el biberon -frío- que ya no aceptaba como si fuera lo más horrible.

La pequeña se negaba a poner boca a lo que simulaba ser un biberon, el llanto lo  impacientaba, dijo que se haría cargo exclusivamente de la pequeña princesa pero debió considerar que no estaba preparado para semejante sacramento.

Recordaba los gritos incesantes y exigentes de la mascota-polilla de su socia, pensando que podia quedarse con la bebé ahora a su cargo.

Carcajeo de lo divertido que fue ver a la polilla desear tanto.

Cuando la pequeña al fin aceptó beber el líquido blanquecino pudo relajar los músculos.

Ver a una charlie infantil le lleno de extremo calor, no del calor típico del aberno, uno simplemente cálido a su parecer.

Oír que no podría con sus cuidados le insultaba de cierta forma. ¿Quién entonces sí podía cuidar de su querida socia? Estaba seguro que nadie más que él. Lo sentía como una corazonada, como cuando sentía el placer de matar pecadores.

Exactamente como lo vio imitó el trabajo de su gatuno amigo, posicionando de manera frágil su cabecita en el antebrazo y la espalda semi inclinada.

Cansado y con los ojos secos de sueño la elevó entre sus brazos hacia su pecho descubriendo en sí que lo que buscaba la pequeña era ser mecida hasta consiliar sueño.

No hubo más gimoteos. Sus pequeños párpados agotados de tanto lagrimeo incesante bajaban como resorte en cada respiración, cuando este la noto dormida la acomodabo en el sillón de su habitación arreglado como cuna, improvisada por el mismo demonio afeminado.

Al sentir el abandono de sus brazos la bebé comenzó a llorar -más viva que muerta- sacando una mueca de disgusto en Alastor. Sonriente pero cansado pensó en una posibilidad.

—Querida, de poder hablar me arrancaría los brazos por no querer ser soltada, ¿eh? —A su voz no le hizo falta amenaza pues lo había dicho con el tono más suave en su no vida.

La arruyo nuevamente en sus brazos notando como dormía nuevamente cuando la mecia mientras se acomodaba en el sillón con ella.

Ese era un truco que le serviría mucho. Debía averiguar más sobre este tipo de magia echizadora de crías bestiales.

Al verla dormir le entró la sensación cálida de nuevo, otro golpe de calor sin duda.

La emoción y adrenalina no lo abandonaron en todo este tiempo.

No. Sabía que en ese hotel nunca se aburriría y elo aquí. Con un insomnio atroz y una bebé, tratando de saber cómo conciliar el maldito sueño.

El sillón no era buena opción pero ella despertaría al menor movimiento. Tuvo que aceptar dormir sentado ahí con ella en sus brazos.

Debes en cuando observaba su respiración calmada y tranquila, le daban un aire de que estaba viva.

Gran error, pues era un ángel y un demonio a la vez.

Cerro los ojos identificando los componentes de aquel dulce e inusual aroma en ella y quedo profundamente dormido con una pequeña charlie a su lado.

Pensándolo bien. Era ella la primera mujer que dormía en su habitacion, no, era la primera y única infante que dormía con él en su habitación.

La mañana lo recibiría de la peor forma, todo por dormir sentado en un sillón rompe espaldas.

Y su cuello... Ya compraría otro.

Notas de autor:

* Volví a pensar meló si volver a publicarlo o no. Corregí pequeños detalles y está vez los haré más largos y con más capítulos.

Créditos del cómic "Accidente" a @_potato_g en twiter, es hermoso tienen que verlo.

Gracias por leer ~M. :D

Charlie, My Baby Dear. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora