🎩Perra del gobierno✨

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-¡Cochinas, son unas cochinas!- El híbrido de oso estaba claramente enojado con el alcalde por los impuestos que tenía que pagar, y se negaba rotundamente a dar os diamantes.

-Rubius, tienes que pagar.- El comisario intentaba razonar con el, cosa que no estaba funcionando.

-¡Son unas perras del gobierno, unas cerdas!- Los policías y el alcalde se sintieron levemente ofendidos, pero algo dentro del menor se removió, y no pensó en lo que dijo.

-Perra todo lo que quieras, del gobierno jamás. Ahora paga los impuestos o te meto a patadas a la cárcel.- Poso ambas manos en sus caderas, sacando levemente su trasero haciéndole ver totalmente sexy.

La mirada verdusca del oso, la menta del alcalde y la ambar del otro policía se posaron en el, viéndolo de pies a cabeza; su pose, su mirada celeste ofendida y enojada, la gorra del Stormtrupper que posaba sobre sus azabaches cabellos, la falda que reemplazaba sus pantalones de policía y sus perfectas piernas hicieron a todos los presentes dudar de su sexualidad, más que de costumbre; su altura le hacía ver tierno, y su mirada transmitía fuego, era como ver a un polluelo con un cuchillo.

Los pantalones de los mayores comenzaron a apretar, una ereccion se hizo presente en ellos al pensar en cosas no muy cristianas que harían con el menor; trataron de relajarse e inventar cualquier excusa para irse de allí y atender su problema.

-Yo ehh... pagare, pero ahora debo ir con Coringa, adiós.- El híbrido se fue de hay lo más rápido que pudo, tenia que atender su problema en privado.

-Mira, el turno ya termino, mejor me voy a casa antes que anochezca.- El búho despégalo sus alas y salió volando hacia su casa, con el fin de hacer lo mismo que el oso.

-Comisario Alex, venga conmigo... tengo algunos asuntos que aclarar sobre la cárcel y las nuevas medidlas de seguridad.- El pelirrojo supo disimular bien su problema y comenzó a caminar hacia la alcaldía, con el menor siguiéndole.

-A sus órdenes, señor alcalde.- Una ligera sonrisa se formó en sus labios, sabía a qué irían realmente.

Bajaron por las escaleras hasta la oficina del mayor, quien abrió cordialmente la puerta, le cedió el paso entrando después y cerrando la puerta; una vez encerrados Gracias a la puerta de alta seguridad el de ojos menta acorraló al pelinegro contra la pared, impidiéndole salir.

-¿No veníamos a hablar de trabajo, señor alcalde?- Sus palabras eran lentas y seductoras, sabiendo la desesperacion que causaba en el contrario.

-Callate, ¿crees que no vi como te prendiste cuando Rubius te dijo perra?- Sus manos comenzaron a bajar por los costados del menor hasta llegar a sus muslos.- ¿Acaso querías que el también te destrozara el trasero?, ¿crees que te pueda dejar sin sentarte y cojeando una semana?- Sus palabras también estaban estrictamente medidas para el menor, sabía que la agresividad y las sucias palabras lograban encender aquel fuego.

El menor sintió una corriente eléctrica recorrerle la espina dorsal, mordió su labio inferior y en sus ojos podía verse fuego; estaba deseando que su compañero sexual lo dominara, quería ser suyo una vez más.

-Mmm, ¿que?, ¿quieres probar que tú puedes destrozarme por dos semanas?- Se estaba jugando el trasero, literalmente, pero estaba tan desesperado por sentir al mayor que sus instintos hablaron por el.

-Solo no me reclames cuando no te puedas parar.- Con aquellas palabras la diversión empezó, sus labios se juntaron bruscamente al igual que sus cuerpos; se restregaban en el otro, provocándose mutuamente. El pelirrojo tomó al contrario de los muslos y lo obligó a encerrar sus delgadas piernas en su cintura, se acercaron al escritorio y lo dejo sentado sobre el mueble.

Se sentó en su silla y se acercó al menor para empezar a besar y tocar las delicadas piernas de este, haciendo que soltara ligeros suspiros; sus manos viajaron hasta la falda para subirla, dejando a la vista una ereccion debajo de la ropa interior. Le quito bruscamente la prenda dejando solamente la falda, se acercó como un depredador a punto de devorar a su presa y se llevó el miembro del menor a la boca, comenzando a succionar causándole placer al contrario, que soltaba suspiros irregulares y se acostaba todo lo que podía en el escritorio viendo la cabeza del alcalde subir y bajar sobre su miembro.

Algunos segundos después hizo los movimientos más bruscos y rápidos, haciendo al menor gemir de placer y finalmente hacerle soltar su escénica en un gemido placentero. El contrario tragó la escénica relamiéndose los labios y recogió con sus dedos un poco del miembro del menor, llenándolos y guiándolos hasta la entrada del mismo, introduciéndolos para comenzar a dilatarle.

Al ver la incomodidad de la posición lo atrajo hacia el sentandolo en su regazo volviendo a introducir sus dedos; cuando el menor comenzó a dar ligeros saltos sacó sus dedos y bajo sus prendas bajar dejando libre su ereccion, la situó en la entrada del contrario y comenzó a empujar lentamente, cuando entró en su totalidad levantó sus caderas dando una rápida embestida haciendo gritar al contrario, quien sintió una corriente eléctrica recorrerle el estómago y la espina dorsal.

El alcalde tomó firmemente las caderas contrarias y comenzó a embestir fuertemente, levantando sus caderas y haciendo gemir al menor con fuerza.

-Te gusta, ¿no es así perra?- Hizo que el menor bajara sus caderas y el las subió, dando una embestida aún más placentera.

El contrario no podía responder con palabras por el placer que le nublaba la vista y le dejaba la mente en blanco, solo movió sus caderas en busca de más, recibiendo las embestidas en su interior y pidiendo por más.

El mayor tomo con brusquedad las caderas del contrario, apretándolas y marcando sus manos para embestir aún más fuerte de lo que ya lo hacía; luego de unos segundos de corrió en el interior del contrario haciéndole retorcer por la sensación que le causaba el líquido caliente en su interior.

El pelinegro salio del interior del contrario y lo recargó en el escritorio, con el pecho hacia la madera, acarició levemente la retraguardia del menor y sin previo aviso soltó una nalgada en la zona, haciéndole soltar un grito y aferrarse al mueble. Un par de nalgadas después volvió a entrar en el menor dando fuertes embestidas logrando dar con el punto débil del pelinegro que tan solo lograba gritar, tomándose fuerte del mueble y con un hilo de saliva bajando por su barbilla.

Sentía sus piernas débiles y su cabeza en el cielo por todas las sensaciones que llenaban su cuerpo, intentando subir una de sus piernas al escritorio; el mayor lo noto y tomó su pierna para que apoyara la rodilla en el escritorio, volviendo a embestir con más profundidad.

Solo sintió el líquido caliente llevándole nuevamente, haciéndole soltar también el suyo; el alcalde salió del contrario y se sentó en su silla para después acercarse al chico con el que acababa de tener sexo y subir su falda, viendo como su semen salía de la entrada.

Casi una hora después el oficial salió de la oficina del alcalde para caminar a su casa con cierta dificultad por el dolor en su cintura, cadera y trasero por la intensa sesión de sexo con Lolito. Al llegar a su hogar fue directamente a la ducha para limpiar su interior de la esencia del pelirrojo; aunque sabe perfectamente que no será la primera ni la última vez que lo llene como aquella tarde.




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Dedicado especialmente para adlip_

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