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Minho estaba en su mesa escribiendo la próxima nota. Con cada palabra que redactaba se le escapaba una sonrisa. Nunca creyó que esto del admirador secreto funcionaría, pero ahora solo estaba enamorándose más del mayor.

No se preocupaba porque lo descubrieran, habían pocas personas en el salón esperando que la clase comenzara y con ninguno trataba. Escuchó unos pasos que se acercaban, pero ya sabía de quién se trataba al escuchar un áspera y grave voz saludar a algunos compañeros.

—¿Sigues con lo de las cartas? —preguntó sentándose a su lado. Volteó a ver a Felix, asintiendo alegremente—. Vaya, no pensé que te atreverías.

—¿Qué te puedo decir? Soy un hombre lleno de sorpresas —respondió con orgullo. Todo iba demasiado bien que parecía hasta un sueño.

—Hablando de sorpresas —dijo, posando su cabeza en su mano mientras esta estaba apoyada a la mesa—. Changbin me pidió ser su novio esta mañana.

—¿Qué? —exclamó el castaño un poco fuerte, atrayendo la atención de los alumnos que estaban sentados sobre las mesas. No podía reprimir su asombro, nunca creyó que Seo diera el siguiente paso—. Pensé que se lo ibas a pedir tú.

—Yo también supuse eso, pero me llegó esta mañana con chocolates y dijo "Ya no aguanto este sentimiento de que no seas mío" Estuve los primeros instantes en un pequeño trance y creyó que lo iba a rechazar, pero luego lo besé y ahora somos pareja —contó con una sonrisa de enamorado. A Minho le alegraba tanto que después de tantas oscuridades, pudieran estar juntos. Le palmó su espalda en forma de felicitaciones. Porque quiénes si merecían la felicidad eterna eran esos dos.

—Cambiando de tema, ¿cuándo le dirás a ricitos de oro que eres su admirador? —indagó el rubio. Bufó por el apodo que le había puesto, aunque en su más profundo interior le daba risa. Faltaban 5 minutos para que la clase diera inicio. Felix bajó la voz para que solo lo escuchara él—. Se lo piensas decir, ¿verdad?

—A-Aún no lo sé —titubeó, agachando su cabeza.

—Joder Minho, ¿por qué no? Ya casi lo tienes a tus pies.

—Sabes que no puedo...

—Sigo sin entender tus razones —expresó algo molesto. No le dio tiempo a excusarse porque la profesora había llegado al aula. Pero por parte, lo entendía. Nunca le contó el porqué no podía hacerlo. No era porque no quisiera, sino porque sabía que Felix no lo entendería.

Nadie lo entendería.

—Dejando de lado la discusión, tu noviesito no vino hoy —escuchó susurrar al australiano en su oído.

Ah, novio... Se escuchaba tan lindo aunque no fuera cierto.

Frunció su ceño al darse cuenta de la situación. ¿No había asistido? ¿Bangchan? Es bastante raro, él nunca faltaba a clases, ni porque estuviera enfermo. Tenía una asistencia perfecta. Solo esperaba que no le hubiera pasado nada malo.

Y en efecto, no le pasó nada al ver al rubio pasar por la puerta, apoyando su mano en esta. Se encontraba en una apariencia descuidada, pelo desordenado y empapado, su camisa estaba arrugada y su pantalón manchado de barro y su respiración estaba agitada. Como si hubiera corrido desde su casa hasta aquí. Rodó sus ojos al oír algunos suspiros de varias chicas en las mesas del fondo. Atrás suyo apareció Mark Lee, quién no iba muy diferente, solo que este tenía sus cachetes bastantes rojos.

—¿Pero qué...?

[...]

¿Qué mierda te pasa Christopher? —preguntó un Seungmin enojado, dándole un golpe en el hombro que lo obligaba a responder.

Estaban sentados en una de las mesas de la cafetería. En ella se encontraban Mark, Somi, Seungmin, Hyunjin, Jeongin, Jihyo y Eric, quiénes lo observaban esperando una explicación.

—No me pasa nada —contestó de mala gana. Miró su comida que no había tocado en toda la hora del almuerzo. Ni hambre tenía.

—Chris, si te pasa algo. Andas muy a la defensiva y no parloteas como siempre lo haces. Ni siquiera que las temporadas de soccer están a la vuelta de la esquina —esta vez habló Jeongin. Somi lo inspecionaba de pies a cabeza buscando algún indicio que diera con su actitud.

—No estoy de humor, ¿bien? Déjenme tranquilo —expresó harto. Sacó su teléfono como distracción para que no lo interrogaran nuevamente.

Claro, cuando más lo necesita no tiene ni un solo mensaje ni notificación. Maravilloso. Lo volvió a guardar en su bolsillo. Alzó su cabeza, poniendo la mejor cara de póker que tenía. Los demás estaban hablando de cosas del estudio o chismes. Su mente estaba en otro lugar muy lejano como para prestarles atención. Había algo o mejor dicho, alguien que no se sacaba de ahí.

A lo lejos escuchó la puerta de la cafetería siendo abierta, estaba muy ensimismado en sus pensamientos hasta que escuchó a Eric decir:

—Tengo que admitir que el novio de Changbin, es un partidazo.

¿Changbin? ¿Novio?

—¿Qué dijiste? —cuestionó con asombro en su voz. Todos voltearon su rostro hacia él al mismo tiempo que le dio escalofríos. Su confusión se hizo presente en su rostro cuando Mark señaló a una mesa en el fondo, dónde estaban sentados Changbin, Hwang Yeji, Kim Jiwoo, Han Jisung y Lee Jeno. A lado del primer mencionado estaba un rubio pecoso que lo agarraba de la mano, y a su lado estaba un castaño bastante atractivo a su parecer. Nunca lo había visto.

—Así que Changbin le pidió el empate, qué rápido crecen —manifestó Seungmin, limpiándose una lágrima falsa. Bangchan escuchó sus risas por la broma, pero él seguía viendo a ese chico que lo cautivó con su belleza. Divisó como sus comisuras de sus labios empezaron a subir, así creando una sonrisa que hizo que el corazón del rubio latiera con mucha fuerza. Sintiendo que se le iba a salir en cualquier momento,

—¿Quién es el chico a lado del novio de Bin? —volvió a preguntar con mucho interés en su tono. Bangchan no se dio cuenta, pero Mark lo había estado analizando desde que quedó encantado. Por lo que él respondió con una sonrisa soncarrona.

—Lee Minho. Es raro que no lo sepas, va a nuestra misma clase de historia y química.

—¡¿De la que acabamos de salir?! —exclamó casi gritando.

—Síp —musitó, aún con picardía en su voz.

Bangchan se golpeó mentalmente por no haberlo notado antes. Volvió su vista a Minho y se encontró con la sorpresa que este ya lo estaba observando. Minho de inmediato apartó la mirada, muy apenado y sus mejillas se tornaron rojas. Bangchan logró percatarse de eso y mecánicamente sonrió.

Pero tan rápido como llegó, se esfumó. El mayor vio como Yeji agarraba unos papeles de colores entre el montón de cuadernos que había en la mesa, que al parecer eran de Minho quién se levantó rápidamente a recuperarlos, pero Yeji fue ágil y antes que el castaño pudiera alcanzarlos se los dio a Jeno. Fue hasta unos minutos de berrinche de parte de Lee que se los devolvió.

Los mismos papeles de colores que usaba su admirador para escribir sus notas, se dijo Christopher.

LOVE LETTER ━ BANGINHODonde viven las historias. Descúbrelo ahora