AFTER WOODYTALK

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El poco sentido común que le mantenía con la voz baja lo estaba perdiendo. Aprisionado entre los brazos de él que recorrían su cuerpo por debajo de su camisa lo enloquecían, su único apoyo era la pared.

Gimió fuertemente, tapándose la boca. —Te van a escuchar — habló el causante de todo, sin dejar de atacar su cuello, besando y mordisqueando. —Levanta más tu cabeza—.Le pidió.

—Si... si seguimos así no llegaremos arriba —mencionó entre pequeños gemidos, tratando de modular su voz.

El programa había sido demasiado para ellos. El color rojizo de Gulf no había bajado de tonalidad en casi toda la hora, las risas nerviosas que soltaban entre cada respuesta y las miradas que se daban, era imposible pasar desapercibido para él y su corazón.

La risa nerviosa y el sonrojo por la timidez era lo que siempre encontraba adorable y, a la vez, elevando su deseo por él; por lo que tenerlo así casi una hora fue demasiado para su mente.

Ni bien les retiraron los micrófonos, y les indicaron que podían cambiarse, ambos subieron las escaleras rápidamente, pero antes de llegar al segundo piso, comenzaron a besarse sin poder contenerse, los sentimientos que los embarga en ese momento era imposible contenerlos después que las cámaras se apagaran.

Les fue imposible subir las escaleras sin besarse, sin poder probarse entre ellos; y más para él que moría por cada beso que le daba, por cada sensación al tocar los labios que lo volvían loco, y lo hipnotizaban cada vez que estaban cerca. No 'pudo evitar parar cada vez que necesitaba beber de él a través de esos labios. Evitando torpemente tropezar entre escalones, pero sin caer.

Aun ahora seguían atorados en los escalones, subiendo poco a poco entre besos y cuidado de no tropezar.

— Nos escucharan los demás—mencionó el menor sonriendo coquetamente, detuvo los besos a regañadientes del otro. —necesitamos llegar arriba, necesito sentirse completamente—le dijo antes que el otro replicara.

Ambos se sonrieron y volvieron a besarse. Al llegar al final de la escalera, ingresaron a la habitación y ni bien la puerta se cerró, las camisas cayeron al suelo y la lucha por besar cada parte de su cuerpo comenzó.

—Phi —soltó en un gemido. Sus manos se paseaban por el dorso de su pareja, deleitándose en los músculos marcados que aún mantenía.

Lo siguiente que se perdió en el camino hacia la cama, fueron los pantalones de ambos.

La necesidad de sentirse, era un detonante para que no se separaran, mas que por cortos segundos donde volvían a llenarse de aire para continuar con su disfrute. Las lenguas de ambos invadían sus bocas, jugueteando. Al menor le gustaba chupar la lengua de él, atraparlo entre sus labios, encendiendo al mayor.

Llegaron casi desnudos a la cama, cayendo sobre ella sin intención de separarse. Rieron por tal acción.

Mew lo abrazó y lo atrajo más hacia él, el sentir la piel caliente de su Nong era adictivo. Comenzó a moverse por encima de los boxers, sobándose entre ellos para sentir la dureza que había crecido desde que comenzaron en la escalera.

Ambos gimieron en sus bocas, pero sin estar contentos por ese contacto. Mientras Mew bajaba por el cuello de Gulf, dejando un camino de besos húmedos para posicionarse en su pezón derecho, mordisqueando y aprisionando más a su Nong para que no escape a sus caricias, mientras el receptor se retorcía entre sus brazos. Mew bajaba sus manos, acariciando el cuerpo de su pareja, masajeándolo, y hundiendo sus uñas en su abdomen, creando pequeñas marcas rojizas en su trayecto. Logrando que Gulf gimiera más y enredara sus manos en su cabello, y a la vez manteniendo el rostro de su Phi en su pecho, para que continuara su trabajo en sus pezones.

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