XIII (PARTE I)

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Odio que no te odio I

Odio tus ojos, tu boca y tu voz,
odio que nunca dijeras adiós,
odio que pelearas hasta que no estabas,
odio tus besos, tu pelo y tu piel,
odio lo mal que defines ser fiel,
pero lo que más odio es que no te odio.

Y nunca lo haré

Okay, la situación era de vida o muerte, requería la mayor concentración de su parte, su mente puesta por completo en lo que tenía delante de sus narices, ni cuando había estudiado toda la rama de cirugía en la universidad había tenido que echar mano de tamaña precisión y delicadeza. Sobre el ras observó a Jinnie frente a él, su rostro serio, su mirada resuelta, dirigió un sagaz vistazo hacia Soleun a su izquierda, su frente perlada con sudor, estaba nerviosa; miró a su sunbae a la derecha entonces, la amenaza más grande podía asegurar, pero no iba a volver sobre sus pasos, era un hombre hecho y derecho, un profesional formado, venía de padres excelentísimos en sus respectivas ramas, tenía confianza en sí mismo, podía con eso.

Era todo o nada.

Soleun suspiró con resignación. -Me retiro.- Dijo.

-Igual.- Gruñó la sunbae.

Las miró con incredulidad, ¿de verdad se irían en ese punto? No era el momento, lo natural era seguir peleando, para eso estaban allí, para resistir, ¿no es así?, aunque eso no lo beneficiara en absoluto. El inesperado retroceso lo dejaba a solas con...

-Adelante.- Dijo Jinnie, sus ojos ahora eran intensos, sus pupilas parecían prendidas fuego.

-Primero las damas.

Ella carraspeó y su siguiente expresión fue jactanciosa. -Full.- Anunció dejando la evidencia correspondiente, podía decir que se creía victoriosa ya. -Muy bien, Jongdae, creo que podrías ir sacando tu billetera y...

-No tan rápido.- Con una sonrisa que le partía el rostro a la mitad comenzó a enumerar. -Reina, jotas, diez, ¡nueve, ocho, boom, toma eso, woh!- Alzó sus brazos. -¡Escalera color, en tu cara! ¡Todas picas, así se hace!

-¡No!- Chilló Jinnie, horrorizada. -¡Demonios, todo lo que me costó ese maldito full, ugh!

Mientras Jinnie estrellaba su rostro contra la mesa entre lloriqueos, Jongdae se puso a carcajear como si fuera el villano maligno de una mala película de terror.

-¡Sh!- Soleun le asestó un golpe en el brazo. -¡No hagas escándalo o la enfermera Song vendrá a asesinarnos!

-Ya nos regañará por usar la baraja de naipes que había confiscado.- Dijo la mayor de los cuatro, volviendo al trabajo con resignación.

-Por favor, Jongdae, no seas demasiado duro en la cena de mañana, tuve que comprar un congelador nuevo porque el otro se quemó con un corte de luz y encima...

-Mi dulce, dulce y adorada Jinnie...- La frenó con una sonrisita gentil que de gentil no tenía mucho. -¿Por quién me tomas? ¿De verdad crees que soy ese tipo de hombre desalmado?

Los ojos de la muchacha brillaron, repletos de esperanza. -Jong...

Palmeó su hombro. -Espero con ansias las piezas de sushi del local Hatsuhana.- Y se alejó con la misma tranquilidad.

La sonrisa de Jinnie se esfumó. -¿Pero qué...? ¿¡Qué rayos!? ¡Es el negocio más caro del mundo, literalmente!

-¡Cállense o nos regañarán!

-¿Te vas?- Le preguntaron.

Asomó su cara por la abertura de la puerta. -Sip, no quiero que la comandante me encuentre, ayer me descubrió durmiendo en el armario de limpieza y casi me arranca la cabeza. ¡Espero sus retribuciones por mi victoria, Soleun ssi, sunbae, sorpréndanme!

Para no olvidar (ChenMin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora