El idealismo teleologico del romance

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NOTA DE LA AUTORA: Siempre hago pendejadas, pero amo a estos niños a morir, no se que me pasa, necesito ayuda :c Help.

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Cuando paso, Win tenía tres años de edad, su vida se resumía en jugar, dibujar y correr por los enormes jardines que albergaba su casa. Sus responsabilidades estaban enmarcadas en una única dirección la cual era disfrutar de cada segundo del día. Su mente se encontraba situada en la mitad de un universo de colores, dragones, héroes y aventuras imaginarias. Era un niño sencillo, feliz y curioso. Pero todo pareció disolverse como un cubo de azúcar dentro de una taza de leche. Las aventuras, los juegos, las risas y los bonitos rayos de sol que siempre caían sobre su rostro se esfumaron y quedaron relegados en un segundo plano cuando diversos garabatos, dibujos y manchas de pinturas aparecieron sobre la piel de su brazo. Win las miraba con atención y con las mejillas inflamadas.

Lo primero que surco por su mente como una revelación en medio de una inmensa oscuridad, fue que estaba encantado. Win era víctima de un extraño hechizo, algo parecido a una extraña maldición. Un problema que solo el podía resolver. Con el pasar de los días, Win se vio sumergido en todo tipo de teorías conspirativas que su mente producía, desde radiación hasta magia desconocida, y es que los garabatos y trazos continuaban apareciendo en su piel, emergiendo de la nada y manchando la pulcritud de sus brazos. A Win no le desagradaba, todo lo contrario, lo atrapaba y lo llenaba de dudas. Sin embargo, y a pesar de los diversos pensamientos que rodeaban aquel misterio, el pequeño niño termino restándole importancia, volviendo a su usual rutina con el pasar de las semanas, pero sin olvidar que la inusual magia continuaba sucediendo, dado que los trazos misteriosos en su piel continuaban apareciendo, siempre presentes.

El tiempo pasó, su mente fue tomando lentamente pequeños resquicios de consciencia, sus habilidades fueron cambiando y mutando. Las estaciones se llevaron algunos de sus juegos infantiles siendo cambiadas por algunas responsabilidades, como aprender a escribir, leer, sumar y restar. Y entonces volvió a suceder, Win tenía siete años cuando la magia volvió a pasar. "Hola", leyó una noche en medio de su habitación, mientras trataba de descifrar uno de los problemas matemáticos que su profesor particular le había dejado. Win soltó el lapicero que mantenía entre sus dedos y observo con sorpresa el saludo pintado en uno de sus brazos. No estaba preparado para tal hallazgo.

"¿Hola?", se apresuró a escribir encima de su piel. Win mordió sus labios por la creciente sensación de ansiedad en su estómago. Tenía siete años, un problema de matemáticas sin resolver y mensajes subliminales sobre su piel. Nunca se había preparado para tal situación. Nunca se había imaginado que eso pasaría. Siempre había tenido el fiel pensamiento de que los garabatos, colores y manchas se debían a algún tipo de particularidad, por lo que le habría restado importancia y como tal se había reservado el asunto para sí mismo. Sin embargo, estaba pasando en ese momento, la particularidad no era simple y sencilla. Era algo más. "¿Quién eres?" se aventuró a escribir con el corazón colgado y los nervios hirviendo sobre sus venas y arterias.

"Me llamo Bright" la respuesta, enmarcada por bonitas letras se dibujó sobre su mano izquierda. La luz de la lámpara ilumino aquel conjunto de palabras. El corazón de Win latió con desesperación, trago saliva y se levantó de su asiento de un brinco, corrió en dirección a la habitación de sus padres. El miedo inundo sus sentidos, no entendía nada de lo que estaba pasando, sus instintos le gritaron que buscara ayuda. — ¡Mama! — grito con lágrimas en los ojos al entrar al pequeño espacio que sus padres compartían. Su madre, que en ese momento se encontraba sentada sobre su cama leyendo un libro, le observo con sorpresa. Win no pudo aguantar más y se refugió en sus brazos con desesperación. —Mama no creí que fuese algo importante. — explico entre sollozos como si su madre hubiese estado enterada en todo ese tiempo sobre su pequeño secreto. — Pero me equivoque, tengo miedo. Tengo mucho miedo, yo estaba haciendo mi tarea y de repente apareció. — sus labios temblaron al recordar el suceso.

Breve ensayo sobre las almas gemelas y su impacto en la realidad [BrightWin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora