La chica nueva

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Quedaban horas para empezar 2º de Bachillerato en una ciudad nueva, un instituto nuevo y obviamente, con compañeros nuevos.

Empecé a sentirme nerviosa, acababa de terminar de cenar y le di un beso de buenas noches a mis padres, subí las escaleras hasta llegar a mi dormitorio y cerré la puerta una vez dentro. No estaba muy acostumbrada a las escaleras, hacía mes y medio desde que nos habíamos mudado a aquella pequeña villa llamada "Villa Flan" y todavía no me había acostumbrado al cambio de mi antiguo pisito a la gigantesca casa en la que vivía ahora que contaba con dos plantas y un sótano.

Me senté en la cama y abrí el ordenador, vi una notificación en Skype de Samantha, mi mejor amiga, me coloqué el pelo y le di al botoncito de la cámara, segundos después apareció la cara de Sam, estaba tan guapa como siempre, con sus labios rosados y su pelo rubio platino. La verdad no me convencía mucho aquel cambio en el pelo, prefería su rubio natural, pero Sam se dejaba llevar mucho por lo que hacía su amiga Vicky y decidió ponerse aquel tinte feo.

-¡Hola bebeeeee! ¿Cómo has pasado el día hoy?- dijo Sam en cuanto me vio.

-Hola tía, bien supongo, estoy nerviosa por mañana, no se ni a dónde tengo que ir, encima voy a estar solísima.

-Ni te rayes, ya irás encontrando todo poco a poco ya verás, además que harás amigas rápidamente ya lo verás.

-Eso espero, ¿Qué tal van las cosas por allí? ¿Qué tal Mai y Anaju?

-Pues bastante bien ya sabes con sus tonterías, ahora dicen que quieren enviar un cover a operación triunfo a ver si le dan un pase directo, están locas, pero bueno, por probar que no quede jajajaja- rió Sam

-Pues si la verdad es que están chaladas, bueno voy a intentar dormir que mañana me espera un día bastante duro...

-¡Ánimo amiga, te echo de menos!

-Adiós Sami, te quiero.

Colgué la llamada, echaba bastante de menos a mis amigas de Olivero, aunque estuvieran un poco locas. El verano pasado Samantha se hizo daño en la rodilla y tuvimos que estar un mes entero haciendo de sirvientas y llevándola a donde ella quería, yo llegué a pensar que se estaba haciendo la enferma y se estaba aprovechando de la situación.

Apagué la luz y cerré los ojos, después de 15 largos minutos conseguí quedarme dormida.

Al día siguiente la alarma sonó a las 7:30 de la mañana, me  levanté y me vestí. Decidí ponerme unos vaqueros anchos de tiro alto y una camiseta de manga corta blanca remetida por dentro de los pantalones, me puse unas zapatillas negras y me miré en el espejo mientras me peinaba,  me puse mi diadema negra favorita para que combinase con el color de las zapatillas, no me gustaba vestir de colores muy llamativos. Por último me puse unos aritos pequeños plateados en las orejas y me pinté una línea en el ojo tan fina que apenas se apreciaba. 

Bajé las escaleras hasta la cocina, mi madre me había preparado el desayuno, normalmente me lo preparo yo, pero ese día todos estábamos nerviosos, así que decidió sorprenderme haciéndolo ella. Mi madre empezaba su nuevo trabajo, y yo empezaba las clases en un sitio donde no conocía a nadie. He de reconocer que la idea de mudarnos no me la tomé muy bien al principio, mi padre acababa de quedarse sin trabajo y a mi madre la trasladaban a otra ciudad, ¿qué más podía salir mal?

-Mami, ¿te gusta lo que me he puesto?

-Siempre vas con lo mismo pero estas muy guapa, como no te des prisa vas a perder el autobús.

Miré el reloj que marcaba las 8:05 de la mañana, cogí la mochila, le di un beso a mi madre y salí por la puerta. El autobús pasaba a las 8:10 por la parada que por suerte estaba al final de la calle, cuando llegué a la parada había una chica morena con el pelo ondulado que vestía de todos los colores existentes sentada esperando.

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⏰ Última actualización: May 04, 2020 ⏰

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