Eras de Londres.
Esa fría ciudad.
Ahí te conocí.
Ahí te vi amar.
Vi que te enamoraste fugazmente.
Vi que besaste a un inglés común y corriente.
Vi que le dejaste.
Vi que luego te enamoraste profundamente.
De ese hombre extranjero.
Del de cara pálida y ojos nublados.
Parecía siempre drogado.
Pero te conquistó, fue algo inmediato.
Una conexión.
Algo innato.
Y estaba sumido en un mundo malo.
Estaba jodido hasta el cansancio.
Pero lo amaste, con todo y sus problemas.
Con su hábito de pasarla fumando.
Y él te tomaba de la mano.
Él te hacía reír de vez en cuando.
Pero había otras veces que venías a mí llorando.
Que si te había gritado.
Que si te había insultado.
Que estaba arrepentido.
Que ya te había llamado.
Y volvías a sus brazos.
Siempre volvías.
Porque prometía que no lo haría de nuevo.
Y de nuevo lo hacía.
Estabas ciega, en tu burbuja.
No creías en un mundo de color rosa.
Tus ojos perdieron su brillo.
Tu luz se apagó.
Ya no era él.
Ya no eras tú.
Y yo seguía siendo yo.
Incondicional a ti.
En cada pelea, te arropaba.
En cada una, te daba consuelo.
Te llevaba a mi casa.
Acababa tu infierno.
Pero terminabas volviendo con el demonio mayor.
Era una guerra.
Una guerra de mundos.
El bien y el mal.
Perder o ganar.
Y siempre perdía contra él.
Porque no siempre ganan las buenas intenciones.
Y terminan rotos algunos corazones.
En la casa.
En el coche.
En las calles de tu amado Londres.
Y no era ningún otro corazón.
Ninguno mas que el mío.
Porque después de todo...
Después de lo que por ti había sufrido...
Tú, finalmente, te habías rendido.
Pero, no te culpo ahora.
Ya no más.
Eres un ángel.
Y arriba has de estar.
Bendecida.
Aclamada.
Brillante.
Dorada.
Y siempre estarás en mi mente.
Siempre te recordaré.
Por lo que di por ti.
Por lo que aún doy.
Porque eres tú, mi adorada chica de Londres.
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London Girl
PoetrySiempre te recordaré. Por lo que di por ti. Por lo que aún doy. Porque eres tú, mi adorada chica de Londres.