Capítulo 1

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Las nubes se mezclaban con los últimos rayos del día y el color de la noche. A su vez, una brisa soplaba llevándolas con el sol, dejando que la oscuridad casi reinara, pues esa noche la luna estaba en su máximo esplendor.

Me desperté sorprendida. Levanté la cabeza a la vez que llevaba mis manos a la cara.

¿Qué hora era?

Mientras volvía a la realidad observaba por la ventanilla la luna reflejada en el mar, escondido entre los árboles. Alcanzaba a oír la música jazz que sonaba de fondo, que acompaña perfectamente el paisaje. Me quedé absorta por un tiempo, hasta que el coche alcanzó varias curvas que me sacaron del pequeño trance.

- ¿Es aquí? - le pregunté a mi madre. Se sobresaltó.

- Pensé que estabas dormida. Estaba tan concentrada en conducir que ya olvidaba que estoy acompañada.- rió, pero levemente.- Estamos a pocos minutos.

Asentí, me acomodé en el asiento y miré de nuevo por la ventanilla, pero esta vez no alcanzaba a ver nada, pues los árboles tapaban todo y no había más que osuridad.
Cuando apoyé la cabeza en el cristal puede ver el reflejo de mi padre a través del retrovisor.

Y luego decía que conduciría él, ja! Estaba dormido como un tronco. Cuando hicimos el descanso para comer durante el viaje, mamá tuvo que insistirle para conducir, pero él estaba empeñado con que aguantaría todo el trayecto.

Siempre es así. 

- Despierta, Roland. - dijo mi madre, en un intento fallido de despertar a mi padre. Es imposible.

Mientras tanto, el coche iba parando, y a su vez, cuanto más lento íbamos, más luces y más casas aparecían.  Era un barrio muy acogedor, pero no había ni un alma por la calle. - Normal - pensé para mis adentros, pues mi reloj ya marcaba más de las doce.

- ¡Pero será posible, Roland! -mi madre comenzó a reirse, y mi padre respondió con un leve ronquido.- Sí, que ibas a aguantar todo el viaje...

- Ya sabes como es, mamá, un cabezota.- reí, y mi madre me correspondió.

- Vosotras os creeis que estoy sordo, pero me entero de todo.- se escuchó un bostezo.- ¿ Ya hemos llegado? ¡Qué corto se me hizo!

Mi madre y yo nos volvimos a reír,  pues era muy obvio que se le iba a hacer corto, y más con el sueño tan profundo que tiene. 

Bajé del coche a la vez que mis padres y ajusté mi cárdigan. Siempre se bajaba una de las mangas, y no es que hiciese mucho calor precisamente.

- Vaya, no es lo que esperaba después de lo que me habíais dicho pero,  no está nada mal.- me giré para ver a mis padres y miré de nuevo a la casa.

- No es esa, - negó mi padre.- sino ésta.

Seguí su dedo, que apuntó a una casa a un lado de la calle. Dos grandes árboles se alzaban junto a ella.

- Esto está mejor.

El Curioso De Al Lado  - Shawn Mendes -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora