Había una vez, en un lugar demasiado apartado de la sociedad, un increíble y fascinante castillo, con sus paredes adornadas de elegantes decoraciones, cortinas de terciopelo y cuadros que vigilaban los secretos que se escondían tras sus puertas, era sumamente bello, pero escondía algo, algo atroz.
Lo que pasaba cada noche a eso de las diez, era bastante similar a un cuadro, que expresaba la combinación del surrealismo con una técnica renacentista muy extravagante, todo esto, hecho por un solo pintor y su imaginación.
En aquel misterioso castillo, existía una personita bastante peculiar, la cual, tristemente convivía sola. Aquella chica enigmática nunca le faltó nada, ya que el mismo castillo estaba dispuesto a ser y darle todo lo que necesitara; Le dejaba una mesa para cada comida del día que, singularmente podía competir con los más ricos manjares de los mejores cocineros a un nivel inimaginable, además, si necesitaba un baño caliente, frío, templado, con burbujas, aromas o inciensos, el castillo le regalaba una tina gigantesca que se acomodaba a los caprichos de su única habitante.
Era un mundo mágico y compacto, todo para que aquella mujer pudiese vestir cualquier prenda que deseara. El guardarropa extenso y casi Infinito, le ofrecía toda cantidad de joyas, vestidos, accesorios y zapatos, pero una única diadema. Que parecía deber usar cada día sin falta, era como la clave para poder habitar en aquel lugar sin ser esclavizado por los misteriosos deseos de la estructura.
El castillo en algún momento había tenido más personas que recorrían sus extensas habitaciones y visitantes que halagaran sus decoraciones, además de su desolada gobernante. Existían personas que acudían a él para hacer sus deseos realidad, y el castillo cual Dios venerado les otorgaba su deseo sin rechistar. De esta manera se aseguraba de que esta persona volvería por más. Esa era la manera de que el castillo se robaba el alma de sus visitantes y dueños, para al final convertirlos en parte de sí mismo.
Sin embargo, por alguna extraña razón, esa diadema no muy especial, no muy diferente, simplemente con un decorado de piedras preciosas y colores entre el dorado y el rojo, era capaz de evitar que el castillo se tomara tu esencia humana, y que como consecuencia te dejara como un ente sin voluntad. Desde entonces, su única habitante es capaz de controlar el castillo a diestra y siniestra, sin necesidad de ser controlada por el mismo.
Aunque el misterioso Palacio de lujos le otorgaba cualquier necesidad, existía algo que no podía dar, compañía. La joven mujer no tenía a nadie con quién compartir sus penas o alegrías, en su solitario mundo. Obviamente era comprensible, puesto que era la única cuya alma aún podía pertenecerle, cuyo espíritu aún estaba arraigado a su cuerpo y le permitía pensar, sentir y vivir.
La joven, sin importarle o valorar esto, cada noche pedía el mismo deseo al castillo: "Déjame ir a un baile con personas, muchas personas", estas palabras hacían que una lágrima se desbordada por su mejilla de vez en cuando. Aún así, el castillo cada vez que la escuchaba decir aquello intentaba complacerla, así como un padre quiere ver sonreír a su hija.
De inmediato el salón principal se convertía en el más espectacular de los eventos. Las luces de candelabros brillaban cual estrellas místicas, generando un enlace astral cual constelación, el trono y su acompañante perdían el polvo y brillaban con el resplandor de antiguos monarcas, el salón tomaba un aire más elegante y empezaba a cambiar los colores de las cortinas a una forma más festiva y atrayente, decoraciones especiales salían de las paredes, incluyendo entre mesas decoradas, plantas y sillas amuebladas que se movían con independencia y tomaban lugar en el gran salón.
Lo más interesante y extraño, era la forma en la que el castillo transmitía cierta compañía. Cada noche, cantidades de sombras con forma humana salían de la nada dispuestas a hacer parte de los invitados. Un par iban hasta el trono y se sentaban en su respectivo lugar, mientras tanto, las demás se acomodaban en las sillas y mesas.
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La sombra del deseo 🍃
Short StoryUn relato más, donde queremos expresarnos de manera natural por medio de escritos poco usuales, te queremos compartir poco a poco de lo que somos capaces. Especialmente este es uno de los mejore, súmate a nuestra aventura con la imaginación a flote...