🌙 O N L Y 🌙

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La luz de la hermosa luna y titilantes estrellas esa misma noche fueron ocultas por grandes y oscuras nubes, amenazando que esta vez, la noche no sería conticinia. El ruido de lluvia sería más intenso y persistente que antes.

Sin piedad alguna.

El olor a tierra húmeda y los sonidos de estas finas gotas, hasta chocar en el suelo, era feérico para los oídos para las personas que estén despiertas esa bella noche, a excepción del corazón destrozado del triste Omega, su lobo se encontraba aullaba en llanto.

Tantas batallas como cazador de demonio, llenas de adrenalina, miedo, odio y deseos de sangre, le hacían zumbar los oídos de solo pensarlo, sacudiendo su cabeza en un intento de disipar aquello que lo frustraba.

Despues de todo, el echo de haber perdido a alguien tan importante, le rompía el alma en un millón de pedazos, sintiéndose flébil. Él sabía muy bien que ser cazador es una responsabilidad muy grande. Perder gente importante quizás mucho más doloroso que sólo perder una mano o cualquier otra cosa.

Pero Kyojuro Rengoku...

Su lobo no paraba de pedir a gritos al Alfa, punzando su alma sin misericordia alguna y desgarrando su pecho de tristeza.

Esa noche de lluvia y anteriores más, el Omega pelirrojo no podía dormir.

Hace menos de un mes había presenciado la muerte del aliento de fuego y este mismo suceso lo habia echo sentir casi destrozado en todo sentido, al punto de soñar en estar viviendo la misma escena a flor de piel y despertar llorando a cántaros, con el corazón destruido. Muchas veces no tenía apetito, aunque comiera a la fuerza por las 3 pequeñas niñas,  se revolvía su estómago con ganas de devolver todo lo comido. Sus ojos no eran los mismo ojitos alegres que Inosuke, Zenitsu y los demás pilares vieron al principio, se podía ver rastros de haber llorado por toda una noche y ojeras oscuras. Tampoco hablaba con energía como lo hacía antes.

Como si el Tanjiro de antes se hubiese esfumado.

Si bien quería seguir sus misiones, muchos estuviera de acuerdo en no dejarlo ir, el pequeño Omega no se encontraba bien mentalmente con el duelo, se podía notar como este era taciturno, en su semblante cansado, ojeras y su forma contestar. Aún así, simplemente con su escencia de podía confirmar que su lobo tampoco lo estaba.

Simplemente pusilánime.

Se levantó de su futón con pesar y miró la ventana, siguiendo con la mirada el camino que trazaban las gotas al caer, unirse y seguir su camina hasta quién sabe dónde.

Todos los que estaban en la finca mariposa se encontraban dormidos, algunas que otras personas se habían ido a completar misiones, como sus dos grandes amigos, por ende, el de aretes Hanafuda se encontraba solo en esa habitación. Disfrutando el sonido que provenía de afuera.

Caminó hacia el gran comedor a paso lento, donde había una mesa baja marrón oscuro brillante. Al frente se encontraba una puerta corrediza que daba hacía el gran patio, cerrada, y a su costado un jarrón gigante celeste con decorados delicados.

Con pasos sin nada de prisa, se aproxima a la puerta corrediza y la abre por completo. En un perchero de pie de madera, junto a la puerta corrediza, se coloca su yukata favorita de cuadros encima de sus hombros para evitar enfermarse por el frío de esa noche lluviosa.
Tanjiro se sienta en la oscuridad de esa habitación, recargando se en el marco de la puerta, que de a momentos el inmenso cielo leucofeo se ilumina por algún trueno, pensando inevitablemente en el espadachín de fuego. Alguna que otra lágrima se deslizaba sobre su carita, tenía sus nariz roja y sus ojos hinchados por sus transparentes gotas saladas. Era muy difícil distraerse y más estando solo.

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⏰ Última actualización: May 26, 2020 ⏰

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M O O N (月) - [Kyojuro x Tanjiro] (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora