Mine forever

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Sé que han pasado varios meses desde que subí el fic y aunque marcaba finalizado llevo un tiempo con la idea en la cabeza, por lo que decidí hacer un segundo capítulo. Contiene un poco de anguish.

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Intentó abrir sus ojos, pero no pudo hacerlo. Sentía su cabeza dar vueltas junto a un sentimiento de pesadez recorrer todo su cuerpo. Su respiración se encontraba agitada como si hubiera estado corriendo durante un largo período de tiempo, cosa imposible porque su aguante no se lo permitía. Él es el tipo de personas que en cuanto terminó el instituto y las clases de educación física obligatorias terminaron, su relación con el deporte también lo hizo. No era particularmente afecto al ejercicio y todo lo que este conllevaba: sudar, respiración agitada, corazón acelerado, dolor muscular, etc. Prefería ver un buen partido por la televisión a ser partícipe de uno.

Genial, ahora le había dado por desvariar. Eso no era propio de su persona. Intentó tranquilizar a su revolucionado corazón y nuevamente intentó abrir sus ojos. Esta vez lo consiguió, pero lo que vio hizo que el aliento se le parara y su corazón diera un vuelco. En ese momento y por algún motivo que no comprendía, se encontraba en una especie de celda. No había barrotes, pero por las paredes de piedra, la falta de ventanas, la única luz sobre la puerta de hierro y sobretodo, las cadenas que mantenían sus brazos atados y ligeramente elevados hacia el techo, eran evidencia suficiente.

Su mente comenzó a trabajar a mil por hora intentando sin mucho éxito recordar lo que había sucedido para que él terminara en ese tipo de lugar. Chasqueó la lengua cuando nada vino a su mente. Lo último que recordaba era cerrar la librería por el día para irse a casa.

Frunció el ceño cuando un olor que reconoció de inmediato como el suyo, llegó a sus fosas nasales. Era demasiado potente, como si su cuerpo se preparara para su celo, lo cual no tenía sentido por que todavía faltaba un mes para su ciclo. Se tensó cuando una idea pasó por su cabeza. Aunque era imposible. Él no era nada especial. No había ninguna razón para que nadie le drogara... ¿verdad? Pero la habitación, el sentir su cuerpo más caliente de lo habitual, su aroma potenciado, las cadenas impidiéndole moverse mucho... tenía toda la pinta de ser un secuestro para el tráfico de omegas.

- Cálmate... - se dijo a si mismo en voz casi inaudible. - No sirve de nada entrar en pánico... respira y piensa... - siguió murmurando unos cuantos minutos más hasta que logró controlar a su cuerpo de nuevo.

Volvió a mirar a su alrededor. No había nada que pudiera darle una idea de cuánto tiempo llevaba allí, suspiró y decidió centrarse en otra cosa. Como por ejemplo la falta de gran parte de su ropa. Frunció el ceño al sentir lo frías que se sentían sus piernas, sus desnudas piernas. Se removió un poco y notó la tela de su ropa interior lo que le tranquilizó considerablemente. Bien. Por lo menos llevaba aquello y la camisa. Aunque notó algo diferente en lo último. Era demasiado grande pues le caía por uno de sus hombros y llegaba hasta la mitad de sus muslos. Definitivamente no le pertenecía a él.

Volvió a respirar profundamente, pero esta vez intentó localizar algún olor diferente al propio. Nada. Solo había su olor en aquella habitación. Aquello era extraño. ¿Por que alguien se molestaría en desvestirle, cambiarle de ropa y encima asegurarse de que no había rastro de otro aroma? Si querían asustarle tener aromas desconocidos le mantendría en un estado mayor de pánico, lo que nublaría su juicio en gran parte. No tenía sentido. Además que su omega se encontraba más o menos tranquilo, puesto que percibía que nadie le había puesto la mano encima.

Decidió dejar ese tema por el momento. No servía de nada cuestionar el razonamiento de quien fuese que le haya secuestrado. Puede que ni siquiera tenga lo que se llama sentido común. Así que desvió su atención a las cadenas. Estas colgaban del techo y eran lo suficientemente largas como para que pudiera bajar los brazos hasta sus hombros, seguía sin ser una posición cómoda, pero por lo menos le ayudaba a relajar un poco los músculos, no era lo mismo tener los brazos alzados completamente a poder doblarlos de vez en cuando.

My Future OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora