Otra vez la oscuridad lo envolvía. El frio se colaba por cada resquicio de su maltrecho uniforme. Podía escuchar como gota a gota se acumulaba el agua en una de las esquinas de la pequeña habitación. Solo tenia un viejo y desgastado colchón para dormir y una fina y maloliente frazada para cubrirse. A un costado de la única puerta se encontraba un plato con lo que se suponía que era una sopa con algún trocito de verdura flotando junto a unas rodajas de pan que seguramente ya tenia unos días de existencia. Esa seria su comida durante toda esa semana. No debió mencionar nada. No debió cuestionar. Pero era injusto. El solo pidió lo que se le daba a todos los demás. No merecía la paliza, ni mucho menos el aislamiento todo eso solo por preguntar porque no recibía ninguna golosina por su cumpleaños como pasaba con el resto de los niños.
Unos pasos se escuchaban en el pasillo, seguramente ya era hora de que retiraran su plato. Cuando la puerta se abrió un poco de luz lo cegó.
-Espero que esto te sirva para no volver a desafiarnos-
- solo hice una pregunta a la que aun me no han respondido. No se que fue tan malo en lo que dije-
- la verdad es que no recibes nada porque para empezar no deberías haber nacido. Ahí tienes tu respuesta. Ahora piensa en eso mientras estas aquí – y cerro la puerta dejándolo sumido en la oscuridad nuevamente.
Despertó agitado. Sudando frio y hasta podía sentir algunas lagrima que aún le recorrían el rostro. Llevaba mas de 7 años fuera de ese lugar y aun así siempre que llegaba esa fecha el recuerdo de aquella época lo atormenta. Respiro profundamente una, dos, tres veces hasta que logro relajar su cuerpo acompasar su corazón y normalizar su respiración tragándose todas aquellas emociones negativas. No podía dejar que ese pasado le arruinara su presente. Unas campanillas lo anclaron a la realidad. Con pereza se estiro hasta que tomo su celular. El cartelito de nuevo mensaje parpadeaba en la pantalla. Refregándose los ojos con su otra mano trata de quitar la somnolencia de sus parpados y así aclarar su visión. Enfoco las iris bicolor mientras se desplegaba el mensaje.
- Buenos días Atsushi kun 😘. Tengo que pedirte un favor, se que hoy es tu día libre, así que ¿podrías acompañarme? Tengo varios tramites que hacer y no quiero ir solo. 🙏🙏 por favor prometo compensarte. -
Atsushi releyó el mensaje varias veces antes de contestar. No estaba de muy buen humor, pero tampoco tenía planes para ese día y no consideraba que quedarse en casa encerrado fuese una buena idea. Pasar el día evitando que su muy querido colega Dazai hiciese tonterías era tan buen plan como cualquier otro.
- Muy bien. Te acompaño pero desde ya te aviso que esta favor te va a costar caro💳💸. Y tiene que salir de tu cuenta esta vez😾-
- Si, si, prometo que hare lo que me pidas y te comprare lo que quieras y todo con mi dinero☺. Además Kunikida ya cambio sus claves así que no puedo saquearlo hasta que averigüe los códigos de nuevo😒.-
- 👏👏 ya era hora. Entonces ¿dónde nos vemos y a que hora?☺-
- Eres malo Atsushi kun deberías estar llorando por mi presupuesto😥.
Pasare a buscarte en media hora si te parece-
- Bien entonces nos vemos enseguida👋👋.
Atsushi dejo sobre la mesa de luz el teléfono y con prisa se metió al baño para darse una ducha rápida. En 15 minutos ya estaba terminando de vestirse.
Sin poder evitarlo su mirada se acento en el almanaque donde estaba marcado la fecha. 5 de mayo otra vez. Cerro los ojos con la intención de alejar todo lo que esa fecha le inspiraba. Estaba tan perdido en eso que cuando un par de golpes sonaron contra su puerta se sobresalto. Suspirando de nuevo se encamino a abrirle la puerta a quien seria su acompañante las próximas horas. El castaño llevaba una gran sonrisa en el rostro que le hizo olvidar un poco el pesar de ese día y devolverle una casi igual.
- Buenos dias Atsushi kun. Te ves aun mas lindo que en la oficina- y ahí iba el castaño de nuevo. Cada vez que lo veía empezaba a decirle ese tipo de cosas. Al principio cuando se conocieron, hace casi tres años atrás, se ponía todo nervioso y colorado por el coqueteo del mayor, pero con el paso de las semanas se fue acostumbrando. Aun le causaba nervios y algo de vergüenza que le tratara de esa manera, pero ya sabía cómo controlar sus reacciones.
- Muchas gracias Dazai san. Usted también se ve bien. -
- Bien si ya estás listo ¿qué te parece si emprendemos la marcha? –
- Me parece perfecto. Solo déjeme tomar mi abrigo, las llaves, el teléfono y la billetera podremos irnos. - solo le tomo un minuto juntar lo que le faltaba y ambos cruzaron la puerta de la vivienda del peligris.
Llevaban caminando casi veinte minutos y aun el castaño no le decía a donde se dirigían. Para ese momento el albino esta empezando a molestarse un poquito.
Por las prisas de arreglarse olvido que no había desayunado y eso lo estaba poniendo de mal humor. Justo cuando iba a quejarse, Dazai le sujeta la mano sin decir palabra alguna y lo arrastra hasta un local. Cuando lo mira bien se da cuenta que es una cafetería muy bonita y de ambiente acogedor.
-Lo siento Atsushi kun, por las prisas olvide desayunar y no creo equivocarme al decir que tu tampoco lo hiciste. Hace unos días escuche de este lugar y como esta cerca de donde debemos ir pensé que sería buena idea entrar a probar el servicio- todo eso lo decía mientras aun lo llevaba de la mano ingresando al local e instalándose en una mesa con un par de silloncitos bien cómodos.
- no me molesta. Tal y como dijo no desayune y estaba pensando en comprar algún café en cuanto viera una expendedora. -
- pues olvida eso y pide lo que quieras. Como dije hoy pago todo yo. – otra enorme sonrisa cruzaba el rostro del castaño con la cual le invitaba a pedir con confianza.
Aunque la oferta era tentadora y el mismo le dijo que le cobraría caro el favor no iba a abusarse. Por lo que en cuanto la camarera se acerco a tomar su orden pidió un latte mediano con unas tostadas. El castaño pidió un esspreso mediano con una doble porción de pastel de fresa. Y le dijo que trajera alguna mermelada para las tostadas del peliplata. Quien no menciono nada sobre eso.
Mientras esperaban su desayuno Dazai le explico un poco de lo que tenia que hacer. Kunikida le obligo a ir a entregar unos informes mientras que su tío Mori le exigió que haga algunas compras y para completar Fukusawa quería que viera unas propiedades para las nuevas oficinas. Atsushi se reía mientras veía y escuchaba al mayor quejarse y refunfuñar de cómo lo explotaban.
El desayuno transcurrió tranquilo mientras conversaban de todo un poco y el castaño obligaba al menor a compartir las tostadas con él, así como a comer la segunda porción de pastel. Al final los dos terminaron con las manos pegajosas a causa de mermelada de frutos rojos y la cara manchada de crema chantilly casi como si hubiesen jugado una guerra de comida. Riéndose de su aspecto se levantaron dejando el pago de lo consumido y se dirigieron al baño para asearse. Ya limpios comenzaron a completar el itinerario del castaño. Primero decidieron deshacerse de las capetas de kunikida por lo que pasaron por el bufet de abogados asociados a la firma en la que ellos trabajan. Repartieron los informes y legajos de los casos que eran más urgentes.
En una de las oficinas encontraron a el ex compañero de Dazai quien se burló de el
- Sabia que eras un inútil, pero no creí que llegaras hasta el punto de que necesitabas una niñera para que te vigile hasta cuando entregas papeles. - Atsushi temía que esa provocación generara una empezaran una discusión que podría llegar hasta el punto de que usaran los puños (no sería la primera vez que ocurría) pero contra todo pronóstico Dazai solo sonrió y le contesto
- Pues no me molestaría ser vigilado las veinticuatro horas del día, los siete días de la semana si es Atsushi kun quien lo hace- y aprovechó a rodear los hombros del peligris y así llevárselo del edificio dejando al Nakahara aturdido no solo por el comportamiento del castaño si no por lo que la respuesta podía significar.
El mismo Atsushi quedo un tanto alterado por la declaración. Eso solo había sido una forma rápida de evadir al pelirrojo. Nada mas ni nada menos. Convencido de eso siguió avanzando hasta la calle aun siendo abrazado por Dazai.
Lo siguiente en la agenda era pasar a ver un par lugares para abrir oficinas y así descentralizar la atención. Atsushi no sabía mucho del negocio inmobiliario, pero le parecían más para usarlos como departamentos que como oficinas. En especial uno bastante espacioso y bien iluminado y tenía un buen balcón donde podría colocar algunas plantas. Ese le había encantado hasta el punto de considerar buscar un préstamo y adquirirlo para el. Pensamiento que no pudo evitar compartir con su acompañante.
- Tienes razón ese era muy bonito y seria agradable vivir allí, además, aunque no esta tan cerca del despacho tendrías facilidad para movilizarte por la amplia variedad de transportes. Si gustas puedo ayudarte a averiguar y tramitar lo que necesites para adquirirlo. -
- Primero analizare bien mi presupuesto. Tal vez en dos o tres días ya tenga una respuesta. -
- Entonces esperare a ver que decides-
Con toda la información que el agente inmobiliario les proporciono, bien asegurada en sus respectivas carpetas que ahora estaban en el bolso del castaño decidieron tomar un descanso. Ya pasaba de la 3 de la tarde y necesitaban reponer energía por lo que entraron a un restaurante sencillo. Otra vez Dazai le dio libertad de pedir lo que quisiera. El peligris reviso el menú y encontró su plato preferido en el listado. Sin duda alguna pidió una ración extra grande de chazuke. Dazai veía la alegría que la mirada heterocromatica desprendía ante la idea de su comida favorita y satisfecho con esa reacción pidió lo mismo que su acompañante. Desde hace algunos días que el castaño había notado una mirada llena de tristeza y dolor en Atsushi y esa misma estaba aún más marcada cuando lo paso a buscar esta mañana. Aunque el más joven trataba de ocultarlo a él no podría engañarlo. Poe eso haber logrado disipar esa nube gris del ánimo de su compañero le hacía feliz.
La comida duro menos tiempo que el desayuno, pero eso no quitaba que la habían disfrutado de la misma manera. Solo hubo algunas interrupciones de parte de quienes habían obligado a Dazai a trabajar tan arduamente según él.
Esta vez terminaron de comer sin causar ningún desastre y como en la mañana el mayor pago la comida y volvieron a recorrer las calles. En esta ocasión debían ir al centro comercial. Mori le había dado a Dazai una considerablemente larga lista con cosas que debía comprar. Desde ropa hasta juguetes y útiles escolares. Debían adquirir todos los caprichos que los primos del castaño habían solicitado en la ultima semana.
Esa seria tal vez la tarea mas larga. Aun así, habían iniciado el recorrido con buen ánimo. Atsushi se veía envuelto en conversaciones sin sentido en bromas tontas, pero a medida que se sumergían más en los negocios y entre la gente descubrió que también estaba rodeado de ambientes familiares y románticos. De repente se vio cruzándose con diversas situaciones. Padres ofreciendo comprar el regalo de su elección. Parejas entregando ramos y flores. Amigos corriendo al patio de juegos. Hermanos eligiendo prendas de ropa. Incluso creyó escuchar un coro cantando el feliz cumpleaños. Todo eso le generaba mucha tristeza y hasta un grado alto de envidia.
Él nunca había podido experimentar nada de eso. No tenía familia o al menos eso interpreto durante toda su infancia y adolescencia, después de todo ¿porque otra razón se habría criado en un orfanato? Solo unos años atrás se enteró de que quien aun aparecía en sus pesadillas era nada más ni nada menos que su tío por parte de su madre. Todo eso estaba agriando su animo a paso agigantado. De repente vio como un niño gritando tío corría hacia los brazos de un señor mayor y no puedo evitar comparar la escena con la que el mismo vivió la semana anterior y ver hasta qué punto eran diferentes. Este hombre le sonreía al pequeño y lo abrazaba tan cariñosamente mientras que Shibusawa al verlo nada más demostró su disgusto y en cuanto lo tuvo cerca no dudo en susurrarle
- Creía que al menos ya te habrías muerto. Que desperdicio de espacio y aire- y sin dirigirle otra palabra ni mirada salió de la oficina donde se encontraron por casualidad.
Nunca entendió su desprecio y realmente a estas alturas no creía que saberlo ayudara e algo, pero aun así todo lo que ese hombre le decía le afectaba demasiado. Su corazón seguía atrapado en aquella habitación sin ventanas ni luces. Y ya no sabía qué hacer para escapar de allí.
Tan encerrado en su mente iba que no noto que el castaño se había detenido a observarle ya que llevaba minutos hablándole sin recibir respuesta. Solo reacciono cuando impacto contra el cuerpo del mayor quien lo sostuvo para evitar que fuera a parar al suelo.
- Atsushi kun ¿estás bien? -
con suavidad le tomo por el mentón y levanto su rostro. No le gusto lo que veía. La mirada del menor estaba opaca mientras agua cristalina se empezaba a acumular en ella. No sabía que había sucedido hasta hace unos momentos estaban más que divertidos.
Cuando Atsushi fue consiente de la acción de Dazai rápidamente se soltó y tratando de fingir una sonrisa alegre trato de calmar al mayor, aunque la excusa fue muy pobre.
- Estoy bien. Solo tengo la vista un tanto irritada. Hace unos momentos pasaron unos niños haciendo burbujas de jabón y varias reventaron cerca de mi cara. –
y empezó a rascarse la mejilla, estaba nervioso.
Era obvio que el peliplata no estaba dispuesto a hablar así que Dazai opto por seguirle la corriente por ahora. No quería hacerlo sentir peor
- Tal vez deberías ir al baño y enjuagarte, debe ser muy molesto para tu vista. Te esperare aquí. –
- Si hare eso. Vuelvo en unos minutos. -
Dazai se acomodó contra un macetero para esperarlo. Pensando en que hacer para recuperar el ánimo de hace rato. Miro a su alrededor y luego la lista en su mano. Ya sabían a donde irían a continuación.
Tal y como dijo Atsushi estaba de regreso en menos de cinco minutos. Y sin esperar a que pregunte lo tomo de la mano y le hizo avanzar hasta una tienda de juguetes. Allí le pidió que le ayudara a buscar el área de peluches. Poco tardaron en encontrar ese sector pues había un panda de tamaño natural sentado al inicio de ese pasillo. Avanzaron admirando cada muñeco o al menos así lo hacia el peliplata. La mirada de Atsushi estaba fascinada con todos los muñecos de diversas formas y colores y ni hablar de lo suave y esponjosos que se sentían. Parecía que el castaño había logrado al menor correr por unos instantes el malestar que cubría a su compañero. Era un secreto a voces entre los de la oficina que al menor le gustaban los muñecos. Mientras revisaban buscando los que necesitaban llevarse Dazai descubrió la mirada ilusionada que le dirigía a un tigre de bengala blanco que estaba colocado sobre una repisa. pero ese gesto solo duro unos segundos, luego de un suspiro que parecía resignado desvió la vista para seguir buscando el encargo. Casi media hora estuvieron rodeados de animales de peluche hasta que dieron con lo que necesitaban. Dazai le dijo a Atsushi que si quería podía esperarlo afuera mientras pagaba o si prefería siguiera recorriendo el local. El menor opto por la primera opción. Por suerte no tuvo que esperar más de cinco minutos hasta que el castaño salió con los paquetes en sus manos. Ahora irían por los materiales escolares ya que eso le tomaría menos tiempo.
Tal y como habían previsto en cuestión de minutos ya tachado ese rubro de la lista. Solo faltaba ir por las prendas de ropa. Pero allí se encontraron con un pequeño dilema. Ninguno de los dos tenía ni más remota idea de cuál era la talla de los chicos. Dazai empezó a sonrojarse por la vergüenza cuando no supo decir a la vendedora ni siquiera la edad que los niños tenían Sin poder evitarlo Atsushi empezó a reírse a carcajadas. No era raro que él no estuviese al tanto de esa información después de todo si los había visto dos o tres veces era mucho, pero Dazai prácticamente vivía con ellos mínimo debería estar enterado de sus edades y tal vez su estatura. Resignado el castaño tomo nuevamente la mano del peligris y lo saco de la tienda. Aun podía sentir sus mejillas ardiendo, así como aun escuchaba la risa, aunque más contenida, de su acompañante.
- Creo que de eso mejor se ocupa Mori el fin de semana-
- ¿De verdad no sabes ni su edad? -
- Son niños uno más grande que el otro, eso era suficiente hasta hace poco- y su rostro fue adornado con un puchero de indignación
- De acuerdo, pero no te molestes, ¿eso era lo último no? – solo podía reír ante los infantiles gestos de quien es su superior.
- De mis trabajos sí, pero si estás de acuerdo ¿me acompañas a buscar algunas cosas para mí? - Dazai aún no estaba dispuesto a dejar ir al Atsushi. Sentía que aún no estaba bien además de que había una tarea por cumplir de la que no le había hablado.
Si demorar más se lo llevo hasta el área de ropa masculina y empezó a pedirle su opinión sobre ciertas prendas. Luego de más de quince prendas que el Osamu había descartado opto por pedirle a Atsushi que se las probara, la excusa era que no se veía igual en una percha que en una persona. Atsushi trato de negarse y argumento que como el seria quien las usara debía probárselas. El mayor argumento que llevándola puesta no podría admirarla bien. Terminaron acordando que ambos se probaría cada conjunto. Tres horas después salían con una cantidad considerable de paquetes. Ya estaba empezando a anochecer y ambos estaban bastante cansados. Mientras decidían si comían algo por ahí el teléfono de Dazai sonó avisándole de un mensaje. Su rostro de deformo un poco al ver el remitente y cuando leyó el mensaje suspiro resignado.
- Atsushi kuuun ¿puedo abusar de tu amabilidad un poquito más? tengo que regresar a uno de los departamentos. Me acaban de avisar que dejamos unas carpetas ahí además de que se olvidaron explicarme algunos detalles sobre cómo sería el contrato. Por favor acompáñame sí. Te prometo pagarte una cena completa con postre incluido-
- De acuerdo no tienes que rogarme tanto. Pero para la próxima serás tú el que me ayude en su día libre- en parte agradecía por el cambio de planes mientras más pudiera retrasar el regreso a su departamento mejor
- Te lo prometo. Aun así, la cena de hoy corre por mi cuenta.
Sin perder un segundo buscaron un transporte porque, aunque no estaban lejos llevaban bastantes cosas y aunque no eran pesadas si fastidiaba caminar tanto con ellas encima.
En diez minutos se encontraba ya estaban frente al edificio del departamento que tanto le había gustado a Atsushi quien pensaba en que sería agradable contemplar la vista del atardecer desde aquel balcón. Solo salió de sus pensamientos cuando la campanilla del ascensor les informo que ya estaban en el cuarto piso. El castaño acelero el paso para adelantarse cosa que no noto el menor. Llego hasta la puerta que Dazai sostenía para que pasara y casi suelta la carga que llevaba cuando un gran coro le grito
- Feliz cumpleaños Atsushi kun-
Atsushi no sabía cómo reaccionar. Todos sus compañeros de trabajo sus amigos de la universidad diablos hasta su jefe y Mori san estaban ahí. Era la primera vez que algo así le sucedía. Rayos, era la primera vez que alguien celebraba que había nacido. Mientras aún estaba a su lado el castaño le susurro en el oído
- Eres malo Atsushi kun. Mira que ocultarnos tu fecha de cumpleaños. Te juro que estaba por usar el día en que te conocí como sustituto. - y le beso la mejilla antes de alejarse con todos los paquetes que fue a dejar en un rincón.
Sin demorar todos se abalanzaron sobre el festejado. Las felicitaciones eran pronunciadas una tras otra y algún que otro reclamo y regaño también. La celebración avanzo entre risas discusiones y bromas. La comida y bebida iba y venía luego de un par de horas partieron el pastel. Y Atsushi se puso a considerar algo que estaba pasando por alto. El departamento ya estaba parcialmente amueblado al menos tenia lo esencial para poder ser habitado cuando consulto como habían obtenido el permiso para usarlo fue Fukusawa quien le respondió.
- Dudo que el nuevo propietario se enoje cuando se trata de su propia fiesta de cumpleaños la que se está celebrando. Y mientras hablaba le acercaba una carpeta y un juego de llaves
Al abrirla y leer los papeles que contenía casi se desmaya al ver que era el contrato de propiedad y que en el figuraba su nombre. Estaba por rechazarlo, pero fue Mori quien lo interrumpió
- Antes de que lo rechaces o digas que no puedes permitírtelo, déjame aclararte esto el lugar no está completamente pago. Lo único que hicimos fue conseguirte un buen plan de pagos y adelantar tres cuotas del mismo. El resto corre por tu cuenta. Si crees que no llegara a cubrir las mensualidades desde ya te aviso que como ya casi te titulas eso implica un aumento de tu sueldo. Y por el adelanto que dimos eso es en parte como una compensación por los regalos atrasados y la otra es un bono especial por mantener a mi sobrino fuera de problemas. Aunque ahora que lo pienso aun te salgo debiendo. Vigilara a Osamu requiere de mucha energía y paciencia es más creo que debería ser catalogado como trabajo de alto riesgo…-
- Oye tampoco es para que lo digas de esa manera Mori. Y yo pensé que eras agradable- ante el repentino berrinche de Dazai todos empezaron a reír. Incluso Atsushi estaba riéndose de su persona. – dejando de lado el maravilloso concepto que mi tío tiene sobre mi persona. Espero que te haya quedado claro Atsushi kun que no se aceptaran devoluciones. - y le envolvió los hombros de forma amistosa. El peligris no tuvo más opción que aceptar.
Una hora más tarde estaba despidiendo a Mori san quien se llevaba el grueso de los paquetes mientras se burlaba del castaño por el inconveniente con la ropa y era el último de los invitados en retirarse. En el departamento solo quedaban Atsushi y Dazai que se ofreció a ayudar a limpiar el lugar.
Con todo el lugar en orden Atsushi decidió volver a revisar lo que ahora sería su nuevo hogar. La cocina el baño y el comedor tenían lo esencial y cuando entro a una de las recamaras se encontró con una cama bien acomodada y varios paquetes sobre ella. El castaño iba detrás de el y con unos leves empujoncitos lo coloco junto al mueble.
- ¿No piensas abrirlos? Son todos para ti- y ya no volvió a decir nada.
El menor empezó a abrir cada paquete descubriendo algunas de las prendas que se vio obligado a probarse. Además de un pequeño ejemplar del tigre blanco que tanto le había gustado.
- Sé que quería el grande, pero iba a ser muy difícil esconder que te lo había comprado- pero se detuvo al ver como el menor temblaba y algunas gotas mojaban las frazadas
Atsushi no podía contenerse. Las lágrimas salían sin su permiso. Solo acertaba a aferrarse a ese peluche como si fuera un salvavidas. Respiro profundo para así calmarse un poco y poder hablar.
- ¿Porque? - fue lo primero y único que podía decir por el momento
- Porque note que te había gustado, porque considere que la ropa te queda genial y…-
- No me refiero a esto sino a todo, ¿Por qué te tomaste tantas molestias? Lo de la fiesta los regalos… kunikida me dijo que fuiste tú el que se puso a buscar sobre mi cumpleaños, porque tanto interés en eso. No soy tan importante. – lo último lo susurro y antes de que el mayor notara las nuevas lagrimas escondió el rostro en su pequeño tigre.
Dazai no lo pensó dos veces y abrazo a Atsushi para tratar de calmarlo odiaba verlo llorar y más aún cuando no se valoraba.
- No quiero volver a escucharte decir que no eres importante. Todos los que asistieron hoy piensan que si lo eres. Preguntaste porque me tome tantas molestias, simplemente porque me gustas tanto que más sobre ti y eso incluye el día en que naciste para celebrarlo como corresponde. También me hubiese gustado saber quiénes eran tus padres para así poder darles las gracias por el ángel tan bonito que trajeron a este mundo- y mientras iba hablando lentamente separaba el rostro del peliplata del oso de peluche hasta poder verle a los ojos y finalmente cerrar su discurso depositando un pequeño beso en los labios de su acompañante.
Atsushi quedo impresionado primero por la declaración y luego por el beso. Seguramente este era uno de sus sueños en cuanto despertara estaría en su viejo departamento. Pero por ahora aprovecharía y disfrutaría así que apenas el castaño se alejó unos centímetros respondió con otro beso tan delicado como el anterior pero más largo.
- Tu no solo me gustas Osamu. Yo te amo desde hace tiempo. - lo abrazo tan fuerte escondiendo su rostro el pecho del mayor dejando fluir las lágrimas que le generaba el creer que todo eso era una ilusión más.
Dazai estaba feliz de saberse correspondido, pero no de sentir esas lagrimas consiente de que en ese momento no podrían hablar solo se dedicó a abrazar y acariciar a su pequeño ángel para calmarlo. Cuando sintió que el abrazo se aflojaba lo separo solo unos centímetros para comprobar que había quedado completamente dormido. Ese día había sido muy movido y con demasiadas emociones.
Atsushi poco a poco empezaba a regresar del mundo de los sueños. Aunque había dormido bastante aún se sentía cansado. Aun recordaba el sueño que había experimentado. Había sido de los más lindos que había tenido en su vida, pero era hora de regresar a la realidad. abrió los ojos lentamente sintiendo una gran cantidad de luz en su rostro. Mira hacia el techo encontrándose con que era muy diferente al de su hogar. Mira a su costado y descubre un amplio ventanal con las cortinas corridas. Algo alterado intento levantarse, pero un brazo lo tenía bien afirmado desde su cintura. Se giró encontrándose con Osamu muy cómodo dormido y abrazándolo. Inspecciono un poco mejor el lugar y reconoció la habitación del nuevo departamento. Entonces ¿no había sido un sueño? Realmente ¿ayer tuvo su primera fiesta de cumpleaños? Un minuto entonces lo que Dazai había dicho ¿también era real? Eso significa que ¿él también se confesó? oh no… que la tierra se lo trague ya. ¿con qué cara lo va a ver ahora al mayor? Con gran vergüenza estiro la sabana y se cubrió hasta la cabeza. o eso intento ya que la mano del castaño se lo impidió.
- Ayer te deje esconderte porque eran demasiadas cosas para un día, pero hoy no te me escapas. Quiero que me repitas lo que me dijiste ayer-
- No sé a qué te refieres. Creo que bebí demasiado porque me duele la cabeza y no recuerdo muchas cosas- bien esa había sido una pésima excusa
- Nakajima Atsushi no trates de escudarte en una bebida alcohólica que no existió en la fiesta- la cara de frustración de Osamu le empezaba divertir a Atsushi haciendo que los nervios y la vergüenza se disiparan dejándole solo una idea en la cabeza
- De acuerdo, de acuerdo, - tomo aire y luego se inclinó frente al mayor- Dazai Osamu estoy enamorado de ti, ¿me aceptarías como tu novio? - y se mantuvo en esa posición temblando como gelatina.
- Diablos, se suponía que yo iba a pedírtelo primero, y ¿porque tienes que hacerlo de ese modo tan formal? Deberías simplemente hacer esto- y lo hizo levantar la cabeza para robarle un buen beso. – y si claro que acepto ser tu novio. Ahora que te parece si empezamos por traer nuestro equipaje. Nos adelantaron unos días de vacaciones así que tenemos el resto de la semana para hacer la mudanza. Mi departamento está más cerca así que podríamos empezar por mis cosas. -
- ¿Espera como que tus cosas? – esa parte lo dejo confundido. Dazai se acercó mostrándole el contrato.
- Creo que no terminaste de leer. Ahora somos copropietarios de este departamento. Estaré a tu cuidado a partir de hoy mi dulce Atsushi. - y le dio un casto beso en los labios antes de perderse en el baño.
Atsushi no pudo evitar sonrojarse mientras sonreía. No lo creía aún. Sus veintiún años le habían traído una fiesta una vivienda nueva, un novio y compañero de vivienda. Esta vez esperaría con ansias el próximo 5 de mayo. Tenía curiosidad mucha curiosidad por lo que podría llegar a obtener.
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celebrar
Fanfictionesta fecha solo le traía pesadillas por eso no la compartía con nadie. pero este año tal vez este año no podría hacerlo