BIANCA

I

-Desaparece niña –le grito a Miare desde mi cama, está esperando que le devuelva unos audífonos que tome prestados, realmente los hermanos menores pueden resultar un dolor de cabeza.

-Primero mis audífonos y luego me iré.

-Aprende a respetar a los mayores niñata –le grito.

-Aprendo de la mejor maestra, Bianca –Me mira mal, ¿Quién se ha creído esta mocosa?

- ¡Fuera! –le tiro uno de los tantos cojines que tengo a mi alrededor.

- ¡Que no! –grita, para luego que aparezca por su espalda la empleada de la casa, Renata.

- ¿Pero ¿qué está pasando aquí niñas? –nos mira a ambas con preocupación y extrañeza.

Me canse, ni siquiera en mi propio cuarto puedo estar en paz –Nada que te incumba, Renata –llego hasta la puerta para cerrarla, necesito urgente hablar con Maritza, mi mejor amiga.

-Bianca, por favor, intenta hablar con tu hermana –me insiste.

-A ti no te pagan por meterte en cosas que no te importan, Renata –le dejo en claro cuál es su lugar en la escala de mi importancia –y en cuanto a ti, desaparece enana –y termino por cerrar de un golpe la puerta. Al fin, paz y tranquilidad en mi hermoso y gigantesco templo de paz, mi cuarto.

Me tiro en mi cama y dejo lanzar un suspiro, ¿es tanto pedir solo una hora para mí? Por lo que muy pronto me llega una llamada de mi queridísima amiga, Maritza.

- ¿Hola? –respondo.

-Supongo que ya escuchaste la nueva noticia –resuena desde el otro lado del teléfono, por lo que curiosa me siento en mi cama con un ceño fruncido lleno de dudas.

- ¿De qué hablas?

-Mira lo que te envié, ahora.

Abro mi WhatsApp y lo que encuentro es un video.

Lo que se puede ver es como Rick, mi cruch/casi novio está abrazando a la ballenota de Francisca, se puede notar la ilusión y la alegría en su rostro, ojos y boca de cómo se envuelve en mi chico. ¿Alguien me explica que es esto?

- ¿Aun estas ahí? –me pregunta Maritza.

-Me explicas ahora mismo que es esto, Maritza –le ordenó de inmediato aun sin poder hilar siquiera una palabra cuerda entre mi cerebro y mi boca, es que de verdad esto provoca nauseas de solo verlo.

-Amiga... Rick invito al ballenato al baile –Termina riendo desde la otra línea del teléfono. ¡¿Cuál es el chiste de esto?! Ahora sí, creo que me falta el aire.

- ¡De Que estas hablando, Maritza! –le grito chillando.

-Que tu queridísimo Rick, invito al ballenato al baile.

-Dime por favor que esto es una broma de muy, no espera, PESIMO gusto. –grito.

-Calma cariñito, que tengo información confidencial de parte de Marcus... -canturreé el nombre del mejor amigo de mi Rick.

-No tengo todo el día Maritza, ¡Escupe! –le ordeno.

-Pues, que te puedo decir... Veremos como el ballenato, se convierte en una sabrosa y grasienta trufa de chocolate, con chispitas incluidas. –ríe escandalosamente.

Por lo que mi rostro sin expresiones, termina siendo el de una sonrisa para acabar fusionándose con las carcajadas que mi amiga despilfarra al otro lado del teléfono.