VII: Ivan

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Carolina tiene una increíble mirada. ¿Por qué no invitarla a casa a ella sola? Parece de carácter fuerte pero seguro solo es una máscara. Ivan casi no pudo cerrar un ojo en toda la noche. Algo había en esa chica que lo hacía actuar como un tonto. Porque así se sentía el junto a ella, como un pequeño niño tonto.

A la mañana siguiente, pasando por alto su timidez, Ivan se armó de coraje y decidió llamar a Carolina y con la voz algo temblorosa le pregunto si quería pasar la tarde con él en su casa. Le prometió cocinar espagueti, su especialidad. Y así fue, Ivan preparo la cena con mucho cuidado, asegurándose de no sobrepasarse con ningún condimento, y luego se dedicó a esperar y esperar. A las diez treinta acepto que Carolina no iba a venir. Sentía una amargura por dentro, ¿será que algún día esa chica le correspondería?

...

Al día siguiente, después del trabajo, Ivan y Mía pasaron la tarde en la playa. Era una tarde demasiado buena como para ser desperdiciada. Allí Mía le dijo a Ivan algo que lo hizo reflexionar el resto de la tarde. Para Mía, Carolina si lo quería solo que su personalidad no la permitía demostrarlo. ¿Sería verdad? Ivan quería creer que si. De ser así, no  debía rendirse tan pronto.

Por tal motivo, espero que transcurriese unos días para llamar a Carolina (no quería parecer desesperado, aún tenía algo de dignidad). De hecho, esperaba que fuese Carolina quien llamase para al menos disculparse, pero nunca lo hizo. Al cabo de dos días no resistía la tentación de hablarle a Carolina aunque sea por chat. Sin embargo, se llevo una gran sorpresa cuando esa misma tarde vio a Carolina y Rafa acercarse a tocar el timbre de la casa. Casi le dio un infarto.

Con desesperación miró a Mía y esta de forma calmada le dijo que los había invitado a cenar. Debía haberlo sospechado. La casa estaba casi tan limpia como el primer día que la ocuparon. ¡Que sinvergüenza era esa Mía!

Ivan ni siquiera tuvo tiempo de mirarse al espejo para comprobar su aspecto cuando Carolina y Rafa entraron a la casa. Rafa saludo con normalidad a Ivan. Cuando Carolina lo saludo, no pudo evitar sonrojarse. Mía llamo al servicio de reparto de pizza y mientras esperaba que llegasen, ella y Rafa comenzaron a hacer los deberes de la escuela juntos.

Ivan noto que Carolina estaba mirando el caballeta que estaba ubicado junto a la escalera, y para romper el hielo le dijo que lo había comprado hace pocos días.

− No sabía que te gustaba pintar − comentó Carolina.

− Es un hobby − respondió Ivan.

Carolina lo desafío a pintar algo antes de que la pizza llegase. Ivan acepto el reto y le pregunto:

− ¿Qué puedo dibujar? –

− A mí −, respondió Carolina. Ivan se sonrojo un poco y asintió. De inmediato Carolina poso como si fuese una modelo. Al cabo de unos minutos se cansó y se sentó en un sillón. Ivan trato de seguir el dibujo pero se rindió unos segundos después.

− Me está quedando horrible − dijo mientras arrugaba el lienzo sobre el que había dibujado.

− ¡Eh! ¿Qué me estás diciendo? − dijo Carolina fingiendo estar ofendida.

− Hablo del dibujo, obviamente −, se defendió Ivan.

− Ah, menos mal. Pensé que me estabas llamando fea .

− Eso nunca −, dijo Ivan.

De repente Carolina pregunto con una sonrisa pícara << ¿Pensas que soy linda? >> Ivan sintió como la sangre subía a sus mejillas. ¿Qué estaba pasando? No entendía nada. ¿Carolina estaba coqueteando con él?

Antes de que pudiera responder algo apareció Luck quien acababa de volver del trabajo y se aproximó a saludar a Carolina y a Rafa. Al poco tiempo llego Liam. Ahora el ambiente se sentía mucho más familiar y menos intimo. La pizza llegó y de immediato comenzaron a comer. Dado que la mesa era pequeña y habían pocas sillas, Ivan y Carolina se sentaron en el sillón.

Repentinamente, Ivan le preguntó a Carolina porque no había ido la última vez que la invito. Ella respondió que se le habían presentado unos inconvenientes. De hecho, se había provocado un pequeño incendio en su casa. Aparentemente Luck escuchó esto último y le pregunto si era verdad a Rafa. Rafa asintió y se pasaron gran parte de la noche hablando sobre el incendio en la casa de los Acereda. Mientras tanto, Ivan y Carolina escuchaban la conversación sin dejar de mirarse.

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