Kyo siempre fue un chico bastante curioso, incluso algunos lo consideraban raro. Siempre estaba con el ceño fruncido y hablaba muy poco con los demás pero a pesar de eso era muy buen estudiante y de los más responsables del salón, eso incluía que guardaba todos sus útiles escolares como a un tesoro. Él era de esos que si compraba un lapicero al inicio de lecciones no lo perdía hasta que este se gastaba. Digno de admirar sin duda.
Ese año se había empezado a sentar a su lado Gumi, la chica linda de la clase. Aunque gracias a su asiento muy pocas veces sus compañeros iban a saludarla por miedo al chico a su lado, pero en secreto eso le gustaba. Estaba bien socializar de vez en cuando pero estar rodeada de tanta gente la asfixiaba. Compañeros hipócritas que probablemente eran lindos con ella solo para conquistarla y tener sexo, compañeras envidiosas y celosas que buscaban un poco de su popularidad. Siempre tuvo esa imagen de las sociedad donde todos son doble cara.
Cierto día Gumi olvidó llevar un sacapuntas a la clase y siendo una chica tan ordenada, odiaba escribir con lapicero y luego hacer manchones en su cuaderno. Pero claro, la magia de su belleza podría conseguirle una maquinilla en cuestión de segundos, y estaba apunto de hacerlo cuando el chico a su lado puso un sacapuntas en su mesa. Ella lo miró realmente extrañada, confundida, ¿por qué el chico "malo" del aula le prestaba algo?
Ella solo agradeció susurrando para que el profesor no la escuchara y le hizo punta a su lápiz. No pudo evitar notar lo bien cuidada que estaba para ser mitad de año, quizá era nueva o simplemente era muy ordenado. Entonces decidió prestarle más atención, más de la que nunca antes le había prestado.
Él no era brusco con todos. Fruncia el seño ante ciertas personas y a otras simplemente las ignoraba. Solía desviar la mirada y tomar una postura más incómoda cuando llegaban a verla durante los recreos y se relajaba durante las clases. Incluso, cuando estaba bastante relajado empezaba a garabatear en su cuaderno. Era especialmente ordenado y puntual.
Al cabo de una semana Gumi ya sabía a quienes detestaba, en qué situaciones se incomodaba e incluso qué significaban sus gestos leves como morderse los labios. Lo había analizado tanto que ya lo conocía al pie de la letra.
Durante un examen Gumi necesitaba, de nuevo, un sacapuntas y al no verlo en su cartuchera supo que lo andaba en el bolso, sin embargo, cuando se disponía a buscarlo el chico nuevamente puso el de él en su mesa. De nuevo no le había dicho nada, ni siquiera se lo había pedido. Solo lo colocó y ya. Era como si supiera que lo necesitaba.
Entonces Gumi lo entendió, ella no era lo única que gastaba sus ratos de aburrimiento observando a su compañero.
—Gracias —le dijo—. Pero, ¿tú no vas a necesitar una durante el examen?
—Tengo dos. Las camino por si acaso.
—Está bien.
Gumi observó de reojo el sacapuntas que tenía él. Parecía gastado y sucio, incluso podría decir que no servía. Pero aún así decidió darle a ella el mejor.
Ese gesto la hizo sonrojarse.
Probablemente él, sin decir nada, había sido el primero en demostrarle que era sincero, desinteresado e incluso más transparente que la bola de mentirosos que la rodeaban. Se sentía cómoda a su lado.
Cuando terminó el examen se levantó de su silla y puso el sacapuntas en la mesa de él. Luego ella se recostó en su mesa y le sonrió.
—Muchas gracias, prometo ser más cuidadosa para que no tengas que andarme prestando tus cosas.
Él levantó la mirada.
Ni un gesto, ni un ademán. Estaba relajado. Eso la alegró.
—No me molesta prestártelos.
Para su sorpresa y la de los demás presentes que estaban curiosos al ver a la chica linda hablando con el "malo", respondió de forma amable.
—¿Quieres ir a tomar algo después de clases? Yo invito.
Esta vez el chico sí hizo un gesto. Uno de sorpresa. Jamás esperó que alguien, especialmente ella, lo invitara a algún lugar luego de clases. Meditó durante un tiempo, analizando la situación pero sabía que ella no mentía, la había observado lo suficiente como para saberlo.
—No tienes que invitarme, pero acepto. —respondió haciéndola sonreír.
Probablemente el "chico malo" era el chico menos malo de todo el salón.
No sé qué me llevó a escribir esto tan sin sentido aldjajd
Pero es que, ¿saben? Me encanta a ver a Gumi como una persona que, aunque es dulce, tiene una doble personalidad, donde la otra, es por así decirlo, una maldita. Detesta a la gente y sus aires de grandeza son elevados. Pero nunca lo demuestra. Es popular y lo sabe, es guapa y lo sabe, simplemente lo usa.
Luego está Kyo, él, de igual forma, odia a la gente y desconfía de ellos pero él sí lo demuestra. No le interesa ser amigable ni mucho menos amable con gente que el algún momento puede traicionado.
Por esto ambos son analíticos y calculadores. Saben leer a las personas sacan provecho de ello.
Entonces, estos dos tienen una química increíble, al menos para mí. A ambos les agradan las personas sinceras, personas que puedan leer fácilmente y ambos lo son, no para los otros, sino entre ellos. Entonces serían complementarios entre sí, distintos e iguales.
No sé, me emocioné. Jamás había tenido un hc así, ni mucho menos había planeado uno tan rápido para una shipp tan nueva para mí akdjajdj
Ya los shippeo, ¿ok?
Y bueno, eso, espero haber plasmado mi hc en este shot, y que les haya gustado.
Va especialmente dedicado a grecia_vocalover ♡
Ojalá te haya gustado ><¿Conoces la iniciativa shippeos chikitos?
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Y bueno, luego de este corte de spam... espero que les haya gustado y muchas gracias por leer, quédense en casita ♡
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Sacapuntas; KyoxGumi
Fanfiction↬ ❝ Donde Kyo le presta un sacapuntas a Gumi y esta descubre que él no es tan malo ❞ Amor a las shipps chiquitas ♡ ❝ Advertencias ❞ ❥: Pareja; KyoxGumi ❥: One-shot ❥Publicado el: 06/05/2020