L'uomo Stravagante • GyJo

L'uomo Stravagante

En el museo del Louvre, en una de las miles de colecciones que ahí se exhibían, justo en donde la gente solía aglomerarse, una obra captaba las miradas de todos los visitantes que gustaban deleitarse de las maravillosas y excéntricas obras que ahí se presentaban.

El fino rostro de un precioso hombre estaba pintado en el óleo. Su cabello rubio estaba retratado cayendo con simpleza y belleza sobre su marcada espalda desnuda. La mitad de su cuerpo estaba cubierto por una sábana blanca, cohibiendo a la gente de ver aquello que solo una persona pudo contemplar. Miraba hacia el frente, haciendo que su mirada se encontrara con la de las personas que se paraban a admirar y a apreciar la obra. Aunque se encontraba en una cama, en la obra parecía no haber techo, sino un cielo tan oscuro donde se podían percibir ciertas estrellas que no hacían más que resaltar la belleza de aquel hombre. Era una mezcla de excentricismo, una belleza salvaje que al mismo tiempo reflejaba una pureza incomparable. Era una preciosa contradicción. Y por supuesto, el nombre de la obra concordaba a la perfección con el modelo que había aceptado ser retratado por toda la eternidad: L'uomo Stravagante.

Con los estudios intensivos y fervientes investigaciones, se había logrado encontrar el nombre y la identidad de aquel retratado en el óleo: Gyro Zeppeli había sido el afortunado de haber sido representado en una obra tan famosa y aclamada como lo era "L'uomo Stravagante". Su postura era suave pero extravagante, la belleza salvaje y la pureza luchaban en el cuadro por ver cual representaba más el óleo. Estaba sentado en la cama, cubriéndose sensualmente con una sábana tan blanca que hacía resaltar su tono de piel acaramelado y fogoso. Sus esmeraldas verdes parecían penetrar el interior de todas las personas que lograban apreciar e interpretar con sumo ímpetu el verdadero significado de la obra. Sus labios verdes y firmes llamaban a cualquiera a querer besarlos, lucían tan reales que tentarían a cualquiera.

Johnny J.

Esa era la firma en la parte de atrás del óleo, con una letra tan preciosa y firme que con solo leerla, podías entender el maravilloso talento que aquel artista poseyó en sus días de vida. No solo eso, también se encontraba una dedicatoria que había encantado a miles de personas.

La obra se ajustaba a las demás reveladoras para la época y causaba aún más revuelo el saber la verdadera historia detrás del artista de aquel aclamado cuadro.

Porque, todas las hipótesis y teorías de los historiadores estaban algo lejos de la realidad, pues Johnny y Gyro no fueron más que dos ingenuos jóvenes enamorados que disfrutaron de la vida artística. Se sabe que pudieron preservarse varias cartas románticas que fueron escritos por Gyro Zeppeli para el mayor amor de su vida, Johnny Joestar.

Solo dos jóvenes enamorados que experimentaron el éxtasis, la euforia del amor y que exploraron su sexualidad.

—Hey Johnny.

El chico le ignoró haciéndole caso a su imperiosa necesidad de seguir pintando. Sus dedos comenzaron a doler de la fricción y la fuerza que ejercía sobre el pincel. Tenía que ser perfecta.

—Johnny.

—¿Qué?

Sus ojos celestes profundos como el cielo conectaron con las esmeraldas de su amado que le observaba divertido desde la cama. Había destruido completamente la postura que él le había creado y ahora la sábana se envolvía de una manera vulgar en su cuerpo.

—¿Ya puedo ver cómo está quedando?

Johnny ladeó la cabeza analizando la situación, mas, terminó negando al darse cuenta de que no podía encontrar aquel detalle para resaltar su obra. Tanto esfuerzo y tiempo terminarían sin resolución si no lograba encontrar ese detalle que causaba discordia en el óleo. Gyro no ayudaba en nada. El rubio de mirada verdosa había estado jugando y rompiendo la postura que Johnny le había creado; además de estar soltando bromas sin restricción alguna que hacían que Johnny luchara por retener las ganas de lanzarle el pincel en la cabeza.