"Sembremos oro patrones"
Dijo el mayordomo desde el umbral de la puerta donde estaba recostado con el sombrero en la mano, mientras iba rascándose la cabeza; y no era un chiste, aunque sonara descabellada era su propuesta o aporte, entre otras tantos menos ocurrentes y frente a la premura que implicaba dar con el objetivo en común. La inusitada idea caló con rampante escepticismo entre las innumerables posibles opciones que se alzaron en busca de alternativas como estrategias de recuperación económica; en la ya muy venida a menos localidad, frente al desespero de los ahí presentes; entre otros: el Alcalde, el Comandante, los tres terratenientes y aunque sonó como un desaguisado digno de su ingenuo proponente, daría luz verde y norte por la singularidad de sus connotaciones, abriendo el espectro visionario mientras dejaba en la pizarra vacía la posibilidad de una opción factible a discutir, ya que ninguno de los otros planteó o se atrevería a poner una carta mejor sobre la mesa; obviamente sin sentirse cándidos incluso incoherente y aunque a la postre causó risa, llegó como un bálsamo en medio de tanta confusión reinante, derivada de las preocupaciones a lugar y apareciendo en el momento justo para alivianar las tensiones, frente el desalentador panorama como el turbio porvenir que enfrentaba la comarca.
Era una región cada vez más hundida en el olvido estatal y la incertidumbre económica, las deficientes vías de comunicación en continuo deterioro por las intensas lluvias, aislándola del resto de los territorios dificultando cada vez más su acceso; escollo inviable para el comercio agrícola y la ganadería como únicos renglones, desde el desmantelamiento de la fábrica por quiebra total, ante el abandono de los trabajadores y la presión social debido a un virus que produjo una pandemia que llegó enfermando a la gran mayoría de los habitantes. Un rumor extendido le abono la responsabilidad de su llegada a través de unos extranjeros traídos del lejano oriente por los dueños de la factoría, diezmando una parte de la población; factor que hizo levantar la población en airadas protestas, exacerbando los ánimos, incluso llegando hasta la extrema violencia y dejando sin otra fuente de empleo a los moradores; para mayor frustración el invierno terminó por derrumbar destruyendo lo que quedaban el único y más importante acceso vial; comprometiendo negativamente la única economía derivada la comercialización los productos agrícolas y ganaderos, alejando el progreso y minando recursos, al tiempo que iba desviando los campesinos que comerciaban sus productos hacia otros destinos, menos complejos y relegando la región a la incertidumbre absoluta, empobreciendo aún más sus pobladores y la obligada migración de sus habitantes en busca de oportunidades en la ciudad; por ende terminando por desolar el pueblo y tendiendo en esa medida a la desaparición definitiva de la gran mayoría. En ese preciso contexto coyuntural de decisiones perentorias en pro de devolverle la bonanza que en otrora lo hizo tan atractivo como pujante sector, que para su incredulidad, desgobierno y como mayor preocupación ahora solo quedaban los viejos, algunos hacendados atravesando esa encrucijada ruinosa, sin nadie que quisiera apostar, invertir o comprar sus tierras en plusvalía y vertiginosa devaluación; de hecho ya ni siquiera ofrecían por ellas, considerándose latifundios sin posibilidad de redención cercana, ni viabilidad económica posible.
Se verían en la necesidad imperiosa de hacer algo y con carácter de urgencia, antes que se hiciera totalmente insostenible y en procura que el pueblo no terminara por desocuparse; se acercaban tiempos de cosechas, el ganado necesitaba pastoreo, el mantenimiento de las fincas implicaba jornaleros y peones, las casonas urgían sirvientes, pero a decir verdad ya nadie quería quedarse en ese lugar, los pocos locales comerciales empezaron a cerrar sus puertas y los que aún abrían se les hacía insostenible no tener surtido, viéndose avocados a pagar fletes más altos que no dejaban margen de ganancia, los medicamentos escaseaban, los insumos solo los podían pagar los grandes terratenientes; aunque para ellos también fuera inviable y ni qué decir de la imposibilidad de sacar las cosechas a las ciudades.
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Tres Vertientes
Short StoryUn hombre que conoce historias, guarda secretos y los intríngulis de los poderosos en su pueblo, es llamado para direccionar y hacer parte del cambiante como sórdido epílogo; luego define y decide sin ser el gobernante, tampoco el leguleyo capataz...