Adelante

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Mi vida es solo una seguidilla de mala racha, he pasado por tanto y muchas veces he pensado en tirar la toalla, que todos y todo sería mejor sin mi en el medio.

Desde muy joven me he sentido como un cero a la izquierda, mi familia siempre me trató mal, tan mal al punto de saber que me odian, nunca he sabido el motivo.

Recuerdo una ocasión en especial, yo estaba en la cocina, era un miércoles por la mañana, simplemente me servía un poco de cereal con leche para desayunar cuando llegaron mi mamá y hermana.

Cuando estuvieron cerca deje de hacer lo que hacía, las mire y les di los buenos días, ellas me ignoraron y siguieron platicando como si yo no estuviera presente.

- sabes mamá, creo que deberías de sacar la basura de casa, ya sabes, simplemente estorba y ocupa espacio, no ayuda en nada, simplemente se queda ahí, y ya.

Ambas me miraron y sonrieron como si lo que mi hermana dijo fuera el mejor de los chistes, yo voltee la mirada con lágrimas en los ojos y escuché lo que mamá dijo.

- siempre he querido hacerlo solo que no he podido, no es fácil desacerse de lo inservible.

Simplemente quería salir de allí y ya no escucharles pero justo cuando estaba por hacerlo aparece él.

-¿Que haces allí parada? Ya es tarde, sirve algo de comer tengo hambre y me tengo que ir a trabajar.¡Rápido!, No tengo todo tu tiempo.- decía mientras golpeaba la mesa con furia.

Rápidamente caminé a la estufa y empecé a preparar algo para mí papá. Cuando ya tenía todo listo gire para acercarme a la mesa y poner su desayuno en ella pero choque con mi hermana, provocando que la comida cayera al piso, entré en pánico, sabía lo que vendría después.

- ¡Eres una estúpida!, ¡Nunca puedes hacer nada bien!.- gritaba mi mamá desde el lugar en que estaba sentada.

- Imbécil, ¿ya viste lo que hiciste?, ¡Me has ensuciado!.- mi hermana levantó la comida y me la tiró encima, ensuciándome y dándome una cachetada que me hizo girar la cara por el impacto, agaché la cabeza.

Yo simplemente trataba de contener las lágrimas.

Fue entonces que me percaté de que mi papá se acercaba a mi, inevitablemente comencé a temblar y retroceder pero choque con la estufa.

- Perdón papá, perdóname por favor, fue un accid...- simplemente no pude decir nada más, todo pasó en cámara lenta, yo en el suelo y mi papá dándome incontables patadas, era la primera vez que me golpeaba de esta manera.

Mi mamá y mi hermana solo veían con una sonrisa en el rostro como mi papá me golpeaba hasta dejarme inconsciente en el piso de la cocina.

Cuando recuperé el conocimiento me encontraba sola, miré a mi alrededor y todo era un desastre, cómo pude me levanté del suelo, sangraba mucho y todo me dolía. Limpié como pude la cocina, pues no quería que por dejarla hecha un desastre mi papá me golpeara de nuevo, y fui al baño para tomar una ducha y limpiar mis heridas.

Lloré como nunca lo había hecho, pues a mis 11 años me di cuenta que mi familia realmente me odiaba.

....

Cuando cumplí 13 años algo paso, algo que cambió mi vida por completo.

Estaba de camino a la escuela, ese día había faltado y solo iba para entregar un proyecto que no podía esperar. Cuando llegué a la escuela, entregué mi proyecto y mi maestra me dió mi calificación, me felicitó por dicho proyecto y con esa felicidad me fui de la escuela.

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