[ HILO ROJO 赤い糸 (NAMMIN) ] #WATTYS2020

Capítulo 6

Fue a casa de Jungkook y Taehyung, pero sin respuesta alguna, él no estaba ahí.

Parado en medio de una calle, lo pudo ver, con algunas maletas, tenía unas notables ojeras, y estaba acompañado de ese tal Hoseok y de

¿Yoongi?

Se sorprendió un poco, aunque sabía que él y Hoseok, estaban en son de algo más que amigos.

Como un pequeño llamado de su corazón, Jimin volteo y sus ojos pudieron conectar, aquellos ojos de Jimin, que aunque no podía mirarlos de una manera correcta, en aquel momento, los tenía grabados en su mente y corazón.

En cuestión de segundos Namjoon ya estaba con Jimin, no pudo evitar llorar, su corazón se sentía tan triste de hacerle daño a la persona que amaba.

-Namjoon ¿Qué haces aquí? –Jimin tenía una mirada tan decaída que su corazón dolía.

-No más bebé, no más, no te vayas –Namjoon tenía aquel tono de voz desesperado.

Jimin se sentía desfallecer, el corazón le dolía y de cierta forma le decía que se quedara ahí.

Pero su razón le ganaba, aquella que decía que debían sanarse, para no convertir en aquello algo tan tóxico.

-Namjoon me iré a Busan donde mis padres por un tiempo a sanar todo –Namjoon se arrodillo con lágrimas en sus ojos, aquellas que Jimin de alguna u otra forma también tenía.

La gente en ese momento no importaba, era como si todo se hubiese congelado todo y se hubiese quedado en donde solo se podían ver los 2.

-No quiero que esto acabe Jimin –Él nombrado sonrío y se acordó de aquella historia algo absurda pero que él creía.

-Namjoon si estamos destinados, nos volveremos a encontrar por cualquiera situación o simplemente por nuestro hilo rojo –Jimin ayudo a parar a Namjoon, luego de sonreírse, se fundieron en un beso.

En esos besos, que por lo general los das, cuando te despides de alguien que no verás en meses, justo lo que les pasaba.

Solo que quizás serían años.

Se dieron un abrazo, en donde pudieron transmitirse todo lo que sentían, y con una pequeña sonrisa algo triste, se despidieron.

Luego de aquel encuentro una tormenta cayó, no solamente en Seúl, ni cuando Jimin iba rumbo a Busan, sino también en sus corazones.