En la pared había un mural dedicado a la historia de la estación de tren. La mayor parte estaba ocupada por fotos de hace por lo menos sesenta años atrás. Samuel observaba Como el pasar del tiempo no le afectaba en nada a la estación. Se veía las mismas baldosas, casi los mismos letreros, e incluso los trenes parecían que no habían cambiado mucho, solo la gente que posaba en las fotografías eran lo más notorio cambio en el tiempo.
La estación del sol no era muy conocida en estos tiempos. Quedaba en medio del antiguo centro urbano de la ciudad, por lo que con el tiempo la gente fue prestándole menos importancia.
Alrededor de Samuel no había nadie más que él. Una muestra de que aquella estación ya era casi inservible. Aun que, si se aprecia bien, el lugar parecía detenido en el tiempo, ya que todas las cosas estaban en muy buen estado, algunas antigüedades conservaban su esplendor, como también se apreciaban algunas remodelaciones en partes del techo y boletería. Si bien no era muy utilizada, era considerada un monumento, por lo que se invertía en su mantenimiento.
Un guardia apareció de pronto. Samuel dejo de ver las fotos y lo observo. No había nadie mas en la estación, por lo que sintió que no podría evitar un contacto con él.
-Un trabajo muy relajado por lo que veo- dijo Samuel, mientras acomodaba sus manos en los bolsillos.
-Buenas tarde señor, está en lo correcto, siempre anda poca gente- Le respondió el oficial- disculpe, me permite su pasaje.
Samuel busco en el bolsillo de la camisa y se lo extendió en la mano. Antes de que lo tomara el guardia retiro su mano abruptamente. Apenas lo vio supo a donde iba y a que iba, pero al parecer Samuel no.
-Está bien, comprendo su viaje, solo era para asegurarme de que no anduvieran merodeando por acá- Respondió el guardia con un tono de tranquilidad.
Samuel no entendió mucho a que venía esa reacción tan repentina de no querer tomar el boleto, pero no le dio mayor importancia. Tras eso en guardia se retiro para continuar su recorrido. Samuel se quedó solo otra vez, mirando la puesta de sol que irradiaba un melancólico naranjo, o así le llamaba Samuel. El viento soplaba lentamente, pero el frio que traía consigo era mayor al esperado, estaban a finales del otoño, pronto el invierno se asomaba y ya estaba anunciado una tormenta para la madrugada de ese día. Se le vino a la mente que el clima tenia que estar relacionado con su viaje.
Hace un algún día le había llegado una carta desde Dames, la ciudad a la cual viajaba. Era de Lisandra, un antiguo amorío que tuvo hace unos años. Después de tanto tiempo supo algo de ella. En el sobre venia un boleto y una carta, la cual, en un breve resumen, le pedía a Samuel que le fuera a ver para poder arreglar algunos asuntos de su relación. Le dejo mas que claro que no buscaba pelear con el o volver, solo necesitaba saber algunas cosas que le inquietaban, como también saber cómo estaba él.
-Ya viene el tren, por favor asegúrese de llevar todo con uste y recuerde no perder el boleto. - Dijo el guardia que se devolvió hacia Samuel mirando su reloj. Samuel despertó de sus recuerdos y se aproximó al andén.
Se sentía aproximarse una máquina que poco a poco frenaba haciendo un chillido especial antes de quedar inmóvil frente a Samuel. Eran cuatro vagones, y solo el penúltimo se abrió, un caballero de avanzada edad decenio, se acercó al guardia y hablo por unos segundos con él. Enseguida su mirada quedo en Samuel, le hizo una seña con el dedo para que se acercara.
- ¿Anda con su boleto señor? - Pregunto el anciano del tren.
Samuel lo saco y se lo entrego, esta vez si se lo recibieron.
El Anciano lo miro por un momento y anoto una raya sobre este -Esta todo en orden, tome. - Se lo devolvió y le invito a entrar al tren.
Con un gesto el guardia se despidió de ambos mientras veía como partía el tren. -Muy bien señor, puede tomar asiento en el vagón tres o cuatro, el segundo es exclusivo para servicios, por lo que, si necesita algo para beber, comer o diversión puede pasar, el prime vagón es reservado, es el único al cual no tiene acceso. - El anciano le daba instrucciones a Samuel, lo que le vino en gracia, ya que era primera vez que viajaba en un tren como este. Tras las indicaciones el anciano se fue camino al primer vagón.
ESTÁS LEYENDO
Relatos de Gaen
Short StoryCuentos, relatos, poesía y otros son el contenido que veras en esta obra. Marcado por la melancolía y la pena, pero siempre considerada. Cualquier aporte sera bien recibido (comentarios, sugerencias, donaciones en ko-fi)