Única parte.

2K 241 182
                                    

Narra Emilio.

Dos años enamorado de un amigo, es increíble, ¿no creen?

-Ey, baboso -dijo mi hermana entrando a mi habitación e interrumpiendo mis pensamientos.

-Que quieres.

-Te buscan.

-Quién -dije cambiando mis pantuflas por unos tenis.

-Los tres mosqueteros.

-Ah -reí, sabía a quienes se refería- diles que pasen.

-Hm, ya que -dijo retirándose.

Arregle un poco mi cabello, pues, uno de esos tres mosqueteros me gustaba. Obviamente no quería que me viera greñudo y feo.

-¡Que rollo con el pollo! -dijo Diego entrando.

-Que onda -saludé.

-Venimos a robarte -dijo ahora Textos.

-No mames -reí un poco.

-¿Te despertamos? -preguntó el amor de mi vida, digo, Joaquín.

-No, ya estaba despierto.

-Que raro -respondió- siempre estas durmiendo las veinticuatro horas del día.

-Lo sé -respondí regalandole una sonrisa.

-Vamos a la peda de una amiga o que -me dijo Textos.

-¡Ahuevo que si! -respondí de inmediato- cuándo?...

-Hoy, pendejo -interrumpió Diego.

-Ey, calmado -dijo Joaco- Emilio preguntó bien.

-Quédate con quien te defienda como Joaquín defiende a Emilio -dijo Textos y ambos reímos nerviosos.

Estos tipos de comentarios los hacía muy seguido. Y todo desde que le confesé a él y a Diego estar enamorado de Joaquín.

Estuvimos un rato platicando, me cambie y nos fuimos. Al llegar a la fiesta, la mayoría de personas bailaban como si no hubiese un mañana...era un ambiente bastante bueno.

-Ya me dieron ganas de bailar -dijo Joaquín moviéndose un poco al ritmo de la música.

-A mi se me antojó una cerveza -dijo Textos viendo las cervezas.

-A mi me dió hambre -dijo Diego viendo la mesa de postres.

-Hm...¿y que esperan? -dije.

-Okey, iré por una -dijo Textos llendose con los borrachones.

-Yo iré a bailar -dijo Joaquín llendose a la pista muy animado.

-Y yo a tragar -dijo Diego por último- bye.

-Aguanta -lo detuve del brazo- yo voy contigo, no conozco a nadie wey.

-Tampoco Joaquín, y míralo -volteé y se movia con confianza,  como si no le importara nada.

Tenía varias miradas encima, unas de envidia, unas de admiración y otras de... deseo.

-Baila muy bien, ¿no? -habló de nuevo Diego.

-Si, pero...me caga que los vatos se lo estén comiendo con la mirada.

-Oww, ¿quién tiene celitos? -dijo haciendo una voz chillona.

-Ya wey -dije rodando los ojos.

-Tengo hambre, vamos -dijo dejándome y yo lo seguí.

Cuando llegamos a la mesa de postres entre risas empezamos a tomar la comida, cuidando que nadie nos descubriera y nos terminara regañando o algo así.

CELOSMILIODonde viven las historias. Descúbrelo ahora