Capítulo 1

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Nos fallaron dos palabras y sabernos perdonar...

Era una mañana fria. El invierno se habia asentado definitivamente en Washington y la leve llovizna que caia solo presagiaba una tormenta. Eran las ocho de la mañana y la ciudad hervia de gente por las calles. Todos envueltos en abrigos, casacas, sacones y todos saliendo a la calle por algun motivo importante. El clima no estaba para paseos o caminatas y eso lo sabia muy bien la Dra. Temperance Brennan.

Qué fácil era haber dicho "Lo siento"

No habia podido evitarlo. Le gustaban los dias grises y humedos. Le habian gustado desde niña cuando salia corriendo a la lluvia para mojarse hasta el apellido riendo de gozo y saltando entre los charcos de agua. Era uno de sus pocos recuerdos de infancia. Un recuerdo feliz y limpio antes del abandono de sus padres y deseaba repetir la sensacion aunque sea desde el recuerdo cada vez que veia o sentia caer la lluvia en la ciudad.

Pero nos sobraba orgullo y nos faltaba humildad...

"A mi tambien me gustan los dias lluviosos y grises. En verano, el calor es asfixiante y solo puedes quitarte toda la ropa y darte un baño con agua fria... en cambio en invierno, te cubres con ropa, te abrigas al maximo o te envuelves en mantas en tu cama hasta experimentar el placer de estar comodo, relajado y caliente al mismo tiempo. Por esa y mil razones mas prefiero el invierno..."

Y cuesta tanto esfuerzo ser el primero en hablar...

Recordaba toda su perorata como si fuera ayer. Sonrio melancolica. Cuatro años... casi cinco que no sabia nada de el y porque ella misma lo habia decidido asi. Revolvio la cucharilla de cafe dentro de la taza. Estaba en Starbucks. A el le reventaban esos sitios. "El cafe se toma en casa... esto es solo para alimentar mas a los capitalistas!"

Que cuando uno se atreve es tarde ya...

Casi podia escucharlo despotricar contra los ricos y sus lujos. Movio la cabeza divertida. Aun en la soledad, el todavia le arrancaba una sonrisa o una carcajada de vez en cuando al recordar sus arrebatos, sus discursos melodramaticos, ver que se esforzaba en crear una historia en segundos en su mente y contarsela en un momento de tension o preocupacion solo para hacerla feliz por un momento. Amigos y compañeros.

Tarde ya...

Las palabras le dolieron como un cuchillo. A pesar que no las habia pronunciado audiblemente le dolian de manera tan real como una herida antigua e infectada. A pesar que no tenia razon alguna para sentirse olvidada por el, era exactamente asi como se sentia. Recordo porque termino toda comunicacion con el hacia años.

Por volverte a ver...

El habia avanzado en su carrera. Ya no era solo un agente, ni siquiera un agente especial, era el Jefe del Area de Homicidios con apoyo forense del FBI. La maxima autoridad en nexos y lazos con el Jeffersonian. Ella seguia siendo una antropologa forense de fama mundial y escritora de Best Sellers pero su trabajo absorbia una gran parte de su tiempo y vida social. Cuando eran parte del equipo salian despues de cada caso a tomar una copa o a cenar pero con el paso del tiempo y las nuevas responsabilidades de el, se habian ido distanciando poco a poco. Ya no iba a su casa por las noches con comda Thai, ya no pasaba a buscarla para saber si habia almorzado o incluso desayunado. La llamaba por telefono, si. Le mandaba mails a cualquier hora del dia. Hablaban por whatsup o por skype de los casos o de lo que sea... pero se iba alejando. Se resistia y trataba de no hacerlo. Volvia a buscarla y a estar detras de ella con sus atenciones y sus cortesias. Con esos ojos pardos de niño grande que a ella le iluminaban la vida y esa sonrisa que le calmaba el vacio del corazon y la tierra volvia a girar en su sitio correspondiente por unos dias, por unas semanas, hasta por algunos meses pero luego bum! Un nuevo ascenso, una nueva jefatura, un nuevo reto y el se desaparecia por meses. Una que otra lamada. Uno que otro mensaje de texto. Y para ella, que habia estado acostumbrada a valerse por si misma y no extrañar ni a sus propios pensamientos, de repente le dolia tanto el no saber de el, que terminaba por lamentar y maldecir el dia en que lo dejo ingresar a su vida.

Por volverte a verDonde viven las historias. Descúbrelo ahora