Caminaba ya bastante cansado, sentia el frío calandole los huesos y aun que pareciera increible al mirar por los espejos de los coches pudo observar que en su pelo había como pequeños copos de nieve que habian aparecido por el terrible y gelido clima que habia alli.
Tardó 15 largos minutos en llagar a casa de su abuela. Llamó al timbre y cuando la mujer abrió la puerta se encontró con una Andreas practicamente congelado. El chico entró lo mas rapido que puedo y se tumbó en el suelo de la entrada con apenas fuerza para mantener sus ojos abiertos.
-¡Andreas!-La mujer de unos 68 años, se agachó a su lado-Dios mio, estas helado. ¿¡Quien demonios te manda venir asi?!
Él no pudo contestar solo se oia el castañeo de sus dientes y las sacudidas de su cuerpo tratando de reacionar ya que dentro de la casa habia una temperatura mas elevada que permitia que el frío de su cuerpo poco a poco disminuyera.
-Anda vamos....ya tienes tu habitación preparada.
-Gra....gra-gracias Na....Nana....
La mujer sonrió y le ayudo a incorporarse acarició la mejilla de Andreas con cierta tristeza en su mirada. Cuando notó que el chico se habia dado cuenta sonrió de oreja a oreja tratando de incubrir aquel fallo.
-Me alegra que estes sano y salvo Andrew.
Los ojos del joven se abrieron como platos ante aquel comentario.
''Andrew....''
La mujer le llevó a la planta de arriba y en la segunda habitación a la derecha se encontraba su nuevo cuarto. No era nada del otro mundo. Una cama pegada a la ventana, un escritorio, un armario y algunas estanterias.
-Podras decorar tu habitación a tu gusto cielo, mientras sea por dentro eh.
-Gracias otra vez.
La mujer cerró la puerta dejando al chico solo en aquel cuarto con unas dimensiones bastante espaciosas. Dejó la maleta encima de la cama y la mochila la dejó en una esquina de la habitación hasta que encontrara otro sitio donde guardarla. De esta sacó unos cuantos libros, una caja de cartón precintada para que nada de lo que habia dentro saliera, un estuche lleno con cosas de dibujo tales como, carboncillo, pinturas, lapices, rotuladores de punta fina, difuminadores...tambien habia una carpeta con numerosos dibujos suyos y folios en blanco. La caja de cartón la guardó debajo de la cama sin tan siquiera abrirla.
Una vez todo lo de su mochila habia estado colocado abrió la maleta y comenzó a guardar su ropa en el armario en perchas y en los cajonjes, cuando la musica que sonaba en su movil paró y comenzó a sonar ''Walking Away'' que era el tono de llamada. Sacó el movil del bolsillo y miró la pantalla en la cual ponia: Saraaa
-¿Sara?
-¡Andreas! ¿Por que cojones no me has dicho que te habias ido?
-Sara....sabia como te pondrias si te lo decia....por eso preferia llamarte cuando me instalara pero es que no me has dejado.
-¡¿Que no te....?!-el chico oyó como su mejor amiga cogia aire para tratar de tranquilizarse.-Sabes que eres muy importante para mi Andy...¿y te vas? ¿Sin tan siquiera decirmelo?-La voz habia pasado de estar enojada a sonar triste.
-Lo siento mucho pequeña...solo...no queria verte llorar.
-Bueno no pasa nada....a todo esto ¿a donde te has ido?
-A Canadá.
-¡La madre que me pario! ¡Andreas esto me va a salir por un pico, hasta luegooo!
Rápidamente la chica colgó provocando una leve sonrisa en el rostro del chico. Una vez hubo colocado todo se dejó caer en la cama bastante cansado. Cerró los ojos cuando la imagen de la chica del autobus se le apareció en la cabeza. Su pelo rubio oscuro ondulado que caia sobre sus hombros, sus ojos azules como el océano, sus labios bonitos y definidos. Pero definitivamente lo que le habia llamdo mas la atencion era su ropa. Iba totalmente forrada por la parte del tronco pero las piernas iban apenas abrigadas con unas ligas y unas botas militares. Chocaba bastante mirarla.
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El fin de sus días
RandomAndreas Saez, un chico de 16 años que debe cambiar de hogar, de amigos, de sitio debido a un pequeño incidente. El joven comienza a sentir que no sabe exactamente a donde pertenece, y que por mucho que busca no encuentra su lugar. Por otro lado est...