Capitulo 3: Paseo

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– ¿Cómo está mi linda flor?.  – saluda el chico del otro lado de la línea.

– Hola, perfecta y ¿tú? – saludo con dificultad por haberse agachado a recoger una hoja.

– ¿Qué estás haciendo? – preguntó con gracia.

La rubia estaba recogiendo otras hojas más que estaban en el suelo – Oh nada, estudiando – respondió.

– Veo que tienes un poco de problemas con eso – le contesto riéndose, la italiana miro a todos lados hasta hallar al chico a unos pocos metros de ella.

Ambos cortaron la llamada.

– Fue culpa del viento – se excuso la rubia.

Se ríe el venezolano – Estadística y Probabilidades – Leyó el chico para luego extenderle la guía a la chica.

– Gracias – le agradeció – soy un desastre en esto de los números – terminaron de recoger las hojas que aún estaban en el suelo para que luego ambos se fueran a sentar a la banca.

– Yo te puedo ayudar.

– ¿Enserio?

– Por supuesto, vamos al fundom para que no se vuelen las hojas – la chica miro triste al chico – ¿Qué pasa?.

–Nada, es que el fundom va a cerrar por una semana, irán a fumigar.

– Ya veo – el chico dudo si proponer su idea, sabía que la chica no tenía una buena experiencia con el lugar, pero aún así decidió hacerlo – Mañana, después de que salgas de la escuela, podrías ir a Laix para ayudarte con la tarea y el estudio, solo si quieres claro.

La chica lo miro enternecida, pero el lugar para ella no le gustaba, más necesitaba sacar un buena calificación para pasar el semestre – Me parece bien, mañana iré a estudiar contigo.

El chico le sonrió con mucha alegría, ambos decidieron caminar por el parque tomados de la mano, sin decir nada, el silencio entre ellos no era problema.

– Chiara – la mencionada lo miro, el chico no quería presionar, pero era raro ver a la italiana con los guantes todo el tiempo – escondes algún tipo de poder que no puedas controlar como Elsa de Frozen para tener tus manos cubiertas con los guantes – dijo el chico con una sonrisa.

– Uyy sii, el poder del fuego – le siguió el juego la italiana, ella sabía que si quería tener algo serio con el chico, debe contarle todo – la verdad es que... – ambos pararon de andar, la oji-verde se sacó los guantes dejando ver sus manos que estaban envueltas en vendas.

– Chiara ¿Qué te pasó? – El chico se preocupo por ver las manos de su flor lastimada.

– Sabías que al estar heperventilado mientras entrenas boxeo, no te das cuenta que te has excedido. – Le comento la italiana con una sonrisa divertida, pero el chico la miro serio lo que la rubia le incómodo.

– Tienes que tener más cuidado – le comento suavemente – Así que te gusta boxear.

–Mucho.

– Cada día me sorprendes más señorita Callegri.

– Lo mismo digo señor Ruiz

Ambos soltaron una pequeña risa.

– ¿Extrañas a tu familia? – pregunta con cautela pensando que al chico no le gustaría hablar acerca de eso.

– La extraño demasiado – confesó – siempre que puedo voy a visitarlos.

– Ya veo – dijo mirando hacia el frente

– Tienes mucha suerte de poder estar con tus padres aquí Chiara – le sonrió, está asintió sin decir nada – ¿pasa algo?.

– Nop, nada.

– Chiara, puedes confíar en mi lo sabes.

– Pude venirme de Italia con mi familia, pero no pasó mucho tiempo con ella, mi mamá al ser profesora de lenguaje está todo el día en su trabajo, llega a las 8 de la noche y mi papá es militar, a el lo veo cada 3 meses o no lo veo en todo el año, desde que lo transfirieron a Estados Unidos ha sido así – La chica tenía un semblante deprimente y es ahí cuando el chico se dió cuenta que ambos estaban muy solos.

Guillermo tenía a su familia en Venezuela, pero eso no había impedido que la comunicación sea frecuente, en cambio la italiana tenía a su familia cerca, muy cerca, pero carecían de una buena comunicación familiar.

– Digamos que ambos tenemos mucho por lo que revelar – dijo el chico para aligerar el ambiente.

– Estoy de acuerdo.

Sin más ambos siguieron caminando, conversando diferentes cosas de sus vidas, El CEO de Laix acompaña a la oji-verde a su hogar.

– Nos vemos mañana Fiore mio – se despidió el venezolano con un beso muy cerca de la comisura de los labios de la chica, ella no reacciono solo sintió su cara ponerse roja, al perderlo de vista se digno a entrar a su casa con una sonrisa de enamorada.

InexorableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora