𝒢𝑜𝒹 𝒾𝓈 𝒲𝒶𝓉𝒸𝒽𝒾𝓃𝑔

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Byungchan tenía la manía de rondar siempre por aquel salón de clases al que mucha gente temía.

"Muchos chicos mayores" "los profesores del área son muy estrictos si te miran por ahí" "Son gente muy bravucona"

Pero para el pelinegro aquello no suponía más que una mentira, por que el solía mirar a un chico de peculiar cabello blanco sonreír con parsimonia casi todos los días.

Sabía que se llamaba Sejun, nadamas.
Había escuchado lo suficiente de una conversación del chico con un amigo y se había enterado.
Pero, ¿por que lo miraba tan seguido y tan de cerca?. Byungchan lo sabía muy bien,y aunque un entorno como lo era una escuela religiosa y solo para hombres, nunca luchó por reprimir sus pensamientos.

Aquel chico le gustaba.

La manera en que su cabello blanco combinaba perfectamente con su tono de piel, el como sus hoyuelos solían ser prominentes cuando sonreía (al igual que los suyos) y la manera en la que se desenvolvía de manera natural al rededor del entorno tenían a Byungchan ensimismado.

Nunca le hablaba, ni se acercaba lo suficiente como para ser descubierto. Tenía la preocupación de "molestar" al mayor, y es que el no sabía si el chico compartía las mismas preferencias, por eso mismo decidía mirar de lejos y suspirar, suspirar hasta guardarse el último detalle del peliblanco en su memoria.

Sejun, en cambio, había notado como cierta cantidad de veces al día aquel chico alto de cabello negro caminaba al rededor de sus pasillos. Muy fácil de identificar pues conocía a todos los chicos de su grado, y el definitivamente no entraba en ninguno de los grupos. ¿Entonces que buscaba? ¿Problemas? ¿A alguien en específico? Sejun quería preguntarle, pero siempre se le atravesaba algo antes de hacerlo.

Ese algo denominado "vergüenza".

Era verdad que lo encontraba un poco intimidante por la altura, pero también era cierto que el chico tenía el rostro de un ángel y temía hablar con el sin perderse en los rasgos finos y elegantes que éste poseía.

Prácticamente, se admiraban en secreto y ninguno se acercaba.

Byungchan solía ser torpe en su mayoría, y más cuando Sejun está caminando junto en frente suyo con un amigo al que identificaba como "Channie", pues así le llamaba el peliblanco.
Sus pasos fueron descoordinados, y las agujetas de sus zapatos escolares fueron lo suficientemente largas como para colarse en su camino.
Lo próximo que sintió fue sus codos doler y su rostro contra el suelo.

"Oh, Dios" pensó "por favor, que no haya llamado su atención, que no haya llamado su..."

—Ey, ¿estas bien?—. Byungchan cerró los ojos con fuerza al reconocer ese sonido dulce que siempre quiso escuchar hacia el, pero no de esa manera. Se sentía como el chico más torpe en la tierra.
—Ven, te ayudo a levantarte—. El tacto de su mayor le envolvió como una manta de corriente eléctrica que le atravesó hasta el más recóndito rincón de su anatomía. Una de sus suaves manos sostenían uno de sus brazos con fuerza mientras que con la contraria se disponía a tomarle la cintura para terminar de ayudarlo a ponerse en pie.

Las piernas de Byungchan fallaban, y no precisamente por el impacto.

—Por Dios, deberíamos llevar a este tonto a enfermería—. La voz del mentado "Channie" acaparando la atención de los dos. Sejun le dedicó una mala cara y Byungchan realmente no dijo nada, pues después de todo, sabía que si era un tonto.

—Cállate, Chan hyung. Ayúdame a llevarlo—. Pero entonces Byungchan salió de su trance.
¿Que dirían los directivos al ver a los mayores llegar con el? ¿Que excusa inventaría para justificar que estaba en un lugar donde no debería? No había manera.

𝒢𝑜𝒹 𝒾𝓈 𝒲𝒶𝓉𝒸𝒽𝒾𝓃𝑔 - SebyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora