Seguimos siendo jóvenes, nos queda un mundo entero por delante. Pero el amor de la juventud es el más mágico, el más especial. Cuando es real, el sentimiento tiene una pureza que no se compara a nada, tan simple pero tan único. Las emociones se perciben a flor de piel cuando tenés en fente ese amor de juventud. Ese amor que se recuerda toda la vida, con ternura y nostalgia. Ese primer amor que nos hace experimentar esa tantas cosas que ni siquiera tienen nombre.