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753 palabras

min ho estaba nervioso, sentado en la cama de su habitación, jugando con las arrugas que estaban en ella, esperando que llegase su madre, las horas pasaban, y pasaban mientras la esperaba, sus nervios crecían cada vez más

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min ho estaba nervioso, sentado en la cama de su habitación, jugando con las arrugas que estaban en ella, esperando que llegase su madre, las horas pasaban, y pasaban mientras la esperaba, sus nervios crecían cada vez más.

¿es bueno hacer esto?, ¿enserio debo decirle?, pensó.
si no le dices alguien más se enterará, y saldrá peor, murmuró a sí mismo mordiendo su labio con delicadeza.

su pecho se tensó al escuchar la puerta de la entrada abrirse, tomó su celular entre sus manos para mirar la hora, dándose cuenta que era exactamente la hora en que llegaba su madre a la casa, no se levanto hasta que escucho un "Min Ho, ya llegué" entonces se armo de valor y salió de su habitación, mirando todo con nerviosismo, porque sí su madre ya era una persona estricta y de muy mente cerrada, esto caería como una bala en el pecho.

— madre. — miró a la señora que estaba dejando su bolso en el sofá, mientras se sentaba con piernas cruzadas.

— ¿Qué necesitas, min ho? — habló viéndolo, dejando caer sus dos manos en sus rodillas.

— Yo, yo necesito contarte algo, que espero y comprendas. — murmuró por lo bajo, mientras sentía la mirada de su madre pasar todo su cuerpo hasta su rostro, viéndolo con esa fría mirada que la caracterizaba

— Bien, siéntate y hablemos. — dijo sin despegar la mirada de su rostro, sintiendo como conocía perfectamente lo que tenía que decirle.

— Y-Yo, bueno. — murmuró sentándose, viéndola con una leve intimidación al ver su rostro tan frío que parecía no tener sentimiento alguno.

— Vamos, dímelo ¿es tan malo como para que te asuste? — no es algo malo, supongo, pero probablemente no le guste. — ¿Bajaste de calificaciones? si es por lo de tu padre, estate tranquilo, comprendo que no estés emocionalmente bien, por la pérdida.

— No, no es eso, es algo más personal. — su madre abrió los ojos al no comprender muy bien, pero movió su mano dándole a entender que siguiera. — Me gustan los chicos — murmuró demasiado bajo, deseando que su madre no lo escuchara, pero lamentablemente no fue así, ella escuchó perfectamente lo que dijo, haciendo de nuevo su mirada sin sentimiento.

— ¿Te gustan los hombres? — rió sin gracia viéndolo, min ho supo que todo iba a ir peor cuando escuchó el tono. — ¿Te gusta sentir que un hombre mete su polla en ti? — se paró frente a él, tomándolo de los hombros para levantarlo, sacudiéndolo con violencia. — ¡Eh! ¡Dime! — min ho no sabía que decir, no sabía que hablar ni siquiera sabía si lo podía hacer, su garganta mantenía un nudo. — ¡Contéstame!

sus ojos se habían cristalizado, su madre ante tal enfado golpeó su mejilla con la palma de su mano, dejando rojizo ese lugar, su mirada se bajo intentado no ver a la mujer, pero sus intentos fueron nulos cuando ella tomó la barbilla de Min Ho con sus delgadas y frías manos, mirándolo fríamente y con un leve toque de asquerosidad,

— ¡Estás enfermo! ¿Cómo te pueden gustar los hombres si tú eres uno! — Lo miró asqueada, golpeando su mejilla de nuevo en una bofetada, la lágrimas de min ho no paraban de salir, sus mejillas estaban rojas del ardor, su garganta tenía un nudo inmenso que no permitía hablarle, no podía decir nada. — ¡eres una deshonra para la familia! ¡me das asco! — las palabras de la mujer apuñalaban el débil corazón del pequeño min de dieciséis años, la mujer dejó caer a min ho, tirándolo al piso sin compasión mientras se iba del lugar. — no quiero verte hasta que cambies y seas un chico normal.

dijo tomando sus cosas para subir a su habitación, dejando a min ho en el piso, llorando sin algún sonido,  uno muy bajo, apenas audible.

[...]

los años pasaron así, min ho por su parte se alejaba de los hombres, intentando hacerse de la idea de que tener un gusto por los hombres era asqueroso y enfermo, salía con mujeres, besaba mujeres, solo eso, con el tiempo dejó a los chicos, él pensaba que su "enfermedad" había mejorado, gustando ahora solo de las mujeres. hasta la fecha a sus veintidós años, él quiere pensar que las mujeres son solo su gusto, ya no vive con su madre, es un poco más libre.

pero ese recuerdo, ese maldito recuerdo lo atormentaba, sentía miedo, el miedo de reencontrarse con su madre, puesto que aproximadamente seis años no se han visto, no saben nada del otro. en ese tiempo min ho intentó todo lo posible para no encontrarse con ella.

 en ese tiempo min ho intentó todo lo posible para no encontrarse con ella

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