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La muerte, una vez más, se ha enamorado de la vida.
Oh, tan bella dama que siempre le lleva la contraria; da lo que él quita, y ama lo que él odia ¿qué no haría él por su otra mitad?
Pero, no importa lo ciego que sea, ni siquiera la muerte puede ignorar ese hecho, y es que la vida lo odia.

— ¿Por qué destruyes lo que he creado? ¿Por qué odias lo que amo?

Ella siempre le reclamaba lo mismo, pero la muerte no puede ignorar su trabajo, ni perdonar a aquellos que desprecian a su amada. Porque así eran los humanos; el mayor orgullo de su querida vida. La despreciaban, la mancillaban, la culpaban de todo y al final se deshacían de ella como si fuera nada. Y por eso, ante el odio, la muerte no puede responder de alguna otra forma.

— Porque odio la vida.

Promesas de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora