Esa noche ya las cosas iban bastante mal, y creí que se pondría peor cuando ese viejo borracho con su camisa negra y botella de whisky en mano se me sentó a mi lado. Antes de que se pusiese a hablar basura preferí irme, pero ya era demasiado tarde, me agarró del brazo justo en el momento exacto y me dijo.
-¿A dónde vas mi amigo?
-Mire señor, no he tenido un buen día, así que mejor me suelta que no estoy para discutir con un borracho.
-Si, soy un borracho, pero mira todo el panorama, ahora mismo no estoy en condiciones de terminar con todo lo que queda de la botella. Asi que mejor te cambio la mitad de lo que queda por el tiempo que demoremos en acabarla.
-¿Y qué ganas tú?
-Un poco de conversación no me vendría mal.
No sé por qué, pero ese argumento me convenció, supongo que me sentía lo suficientemente solo para aceptar la propuesta.
-¿Bueno y de qué quieres hablar?
-No lo sé, pon tú el tema.
-Ahora mismo de lo único que puedo hablar es de todos los problemas que tengo.
-No no no, no me cuentes todos los problemas de tu vida. Háblame de otra cosa.
-Entonces no tengo mucho de que hablar la verdad, ni muchas historias que contar.
-Vamos no te deprimas, que aunque no te esté esperando nadie en casa no quiere decir que siempre sea así.
-¿Y por qué estás tan seguro de que no me espera nadie?
-Por favor, puedo estar borracho, pero no soy ni ciego, ni tonto. Son las dos de la mañana, estás sentado solo en un banco y claramente tu móvil no ha sonado. Si tuvieses mujer ya tendrías loco el teléfono, y si tubieras hijos no estarías aquí, porque teniendo en cuenta tu edad serían demaciado pequeños.
Me molesté bastante la verdad, no con el viejo en sí, creo que fue porque no se equivocó.
-Bueno, parece que eres un hombre observador. Pero volviendo al tema, no tengo mucho de que hablar, ni nada que quiera recordar.
- No digas eso, recordar siempre valdrá la pena, y siempre hay algo que recordar.
-Mira, ahora mismo lo único que recuerdo es que llevo dos meses sin trabajo y se me están acabando los ahorros, y como tú mismo notaste, no tengo a nadie que me ayude.
-Pero siempre tendrás razones para recordar, es a veces en un recuerdo donde encontramos la solución, y si no es así por lo menos honramos el momento.
-¿De qué hablas ahora hombre?
-Por ejemplo, recuerdo el parque de diversiones que hay a tres cuadras de aquí, yo y mi hermano jugábamos ahí durante horas y no nos aburríamos hasta que el hambre o el sueño nos ganaba .
-Mire abuelo, disculpe que le diga esto, pero allí no hay ningún parque.
-Lo sé, pero ahí estaba, al igual que mi hermano, y es ese recuerdo lo que me permite tenerlo presente, al igual que muchos otros lugares que ya no existen.
-Pero eso que tendrá que ver con mi caso.
-Lo tiene que ver todo hijo, recordando al Titanic honramos a las víctimas del accidente, mirando la luna cada noche honramos al astronauta que monta un cohete para llegar a ella. Recordando tu pasado, respetas tu presente, y lograrás un mejor futuro.
-Pero el pasado no me va a sacar de el problema que tengo ahora.
-Eso es otro tema, recordar el pasado no quiere decir que no luches por mejorar tu presente. Míralo como un lujo que te das para no ver las cosas tan oscuras, de todas formas, seguro has pasado por situaciones peores y las lograste superar. ¿Por qué esta tiene que ser diferente?
-Ojalá todo fuese tan fácil.
-Lo es, mira, en el pasado un hombre me tendió la mano sin conocerme mucho la verdad, así que deja de quejarte y pasa mañana por el bar "Zorro Blanco", queda a tres cuadras de aquí donde estaba el parque que te conté. Pregunta por el jefe y habla con él de tu situación, pero procura no ir con esa actitud.
-¿Es muy gruñón ese hombre?
En ese momento se levantó dejándome lo que quedaba de la botella, y antes de empezar a caminar dijo.
-No, es solo un viejo que le gusta usar camisas negras y tomar whisky. Y si me disculpas ya me tengo que ir, mi mujer debe estar como loca.
-¿Pero entonces por qué no te llama?
-Mi caso es distinto, ya soy un viejo, llevo años de matrimonio, y lo más importante, llevo dos horas con el móvil apagado.
