Con un pequeño “Estoy en casa” YoonGi se hizo notar en ese acogedor departamento que hace unos años atrás podía llamar hogar. Colgando su pesado abrigo en el armario y calzando su nuevo par de pantuflas (ya que el otro fue raptado y destruido por la gran secuestradora de pantuflas, Min Holly) caminó hacia la cocina, donde su prometido y dueño de todas sus quincenas preparaba un bowl de palomitas.
Agarró su estrecha cintura y posó su barbilla en el suave hombro para comenzar a dar pequeños besitos amorosos e inhalando su inigualable aroma a vainilla y esencia de bebé.
—¿Cómo esta la persona más hermosa del universo?— Un sonrojado Jimin volteó, y le dio un piquito, a penas un roce de labios, tan suave y dulce como lo era el aura de esos amantes, una risita no pudo evitar salir de los belfos de ambos.
—Hyung~ no diga eso. —Amando la reacción de su futuro esposo, YoonGi tomó una de sus esponjosas mejillas pintadas de carmín y la beso repetidas veces, causando que no solo éstas estuvieran sonrojadas, sino que este se extendió hasta sus orejitas y cuello, pudiéndolo notar gracias a esa camisa de seda con un par de botones abiertos.
— ¿Por qué no puedo decirlo? Eres el ser más dulce y tierno que ha pisado este mundo. Además, amo tus pucheros —besa el labio inferir que estaba un poco salido y baja su mano a las caderas de su pareja. —Amo tus manitas, amo como cocinas, amo que cantes en la ducha al bañarte o cuando estés muy concentrado muerdas tu labio, amo tu risa y besos perezosos por las mañanas, amo tu café recién hecho antes de irme a trabajar, amo tu olor natural, amo ver como tus ojos se iluminan al hacer algo que te apasiona, amo todas y cada una de las cosas que te conforman, por eso me casaré contigo Park Jimin, porque aunque suene egoísta quiero ser el único que pueda ver los maravilloso que eres, tan dulce, mimoso, apachurrable y perfecto para mí, como sólo tu sabes serlo. ¿Entendiste o te lo digo con el lenguaje del amor? —Jimin no pudo evitar soltar un suspiro, quedándose sin aliento ante sus palabras, tan enamorado de ese hombre, de la única persona que no quería perder en esta vida, y que si pudiera, la querría encontrar en una próxima.
— Hyung... ¿Cuál es ese lenguaje? —Un curioso Jimin preguntó, sus ojos brillando cual zafiros.
— Es el de los besos mi vida.
Un eye smile cargado de alegría no pudo evitar salir en la carita de ese pequeño hombre, la risita que lo acompaño reafirmaba la decisión del hombre que tomaba sus caderas. Tan lindo era todo que no pudieron evitar iniciar un beso, no era fogoso ni subido de tono, era cálido y lleno de sensaciones hermosas que solo ellos podían experimentar en su burbuja de amor. Jimin estaba seguro de que si viviera en un mundo donde tendrían partes lobo en sí mismos, desde la primera vez que hubiera visto a YoonGi su lobo estaría saltando de alegría y enseñando su pancita en muestra de sumisión. Ambos lo sabían, estaban hechos para el otro, se complementaban de forma única y especial, tan bellamente que temían que todo esto acabara.
La alarma del horno de microondas advirtió que el paquetes de palomitas estaba hecho, por los que con un último besito, Jimin se separó y agarró con cuidado la bolsa para luego abrirla y vaciar su contenido en el tupper celeste que había sacado momentos antes de que su prometido llegara.
Con un YoonGi contando su día en la empresa y un Jimin trayendo un par de mantas de su alcoba, se sentaron en la sala donde había un juego de sofás de color mocca y cojines de tonos congruentes con la época del año colocados estratégicamente, pequeños adornos en la mesa además de un gran árbol de navidad en la esquina cerca de la ventana decoraban ese ambiente acogedor que reinaba en la casa Min-Park.
Prendieron la pantalla y buscaban una película agradable para ver, mientras se acurrucaban tapaditos hasta el cuello, escuchando las gotas golpeando el vidrio de la ventana. Sería mejor si aumentarán un poco la temperatura del aire acondicionado.
°•🌷•°
Con Spirited away reproduciéndose y el bowl de las palomitas abandonado en la mesa ratona, YoonGi sintió su estómago demandando comida.
Llamando la atención de un Jimin inmerso en la trama preguntó si había preparado algo de cenar, Jimin respondió afirmativamente. Antes de que YoonGi se levantará de su lugar para ir a la cocina, Jimin tomo su brazo y le dijo:
— ¡Hey!¿Quieres comer algo que preparó mi madre?— Un YoonGi hambriento asintió y le respondió, emocionado por la comida de su suegra que hace mucho no probaba. — ¿Qué es? —Una pequeña sonrisita peligrosa se asomó en el rostro del más joven. — Yo —Susurró Jimin al tiempo que dejaba unos besos en la mandíbula de su casi esposo y soltaba respiraciones que erizaban la piel del mayor, para después mirarlo y batir sus pestañas coquetamente.
YoonGi sabía que su estómago podía esperar, de todos modos, tenía más ganas de un Jimin a la plancha que cualquier cosa en ese momento.
°• 🌷•°
— Minnie... —Un YoonGi recuperando el aliento llamaba a un mimoso Jimin. Este solo hizo un sonidito de afirmación para hacerle saber que lo escuchaba.
— Creo que acabo de cometer un error — Jimin volteó y con ojos asustados preguntó.
— ¿Por qué piensa eso, hyung —YoonGi soltó un suspiro y después dijo.
— Porque me he comido el postre antes de la cena.
Un Jimin que semejaba el color escarlata de los faroles que colgaban en el árbol de la sala golpeaba a YoonGi repitiendo como mantra “Tonto, tonto hyung...”
Pero, esperen, ¿quién no querría un postre así?
¡Llegaste hasta aquí! Intento de fluff. ¿ Me disculpo de antemano, no sé escribir. :D
La canción en multimedia es como un regalito, me gusta mucho, y quise compartirla. uwu❤
Aquí les dejo el fanart que inspiró esta tremenda falta de respeto.¿¿
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
