Capítulo 1

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        Arañaba los edificios, el sol al amanecer con sus primorosos hilos dorados de luz en un día frío inundado de las majestuosas y espesas marejadas de neblina que no dejan ver el suelo, en la lejanía se avista el bosque, los bellísimos cipreses y coníferas acariciados por el roció de la madrugada, besados por el delicado soplo del viento, es un verdadero desperdicio que tal divinidad no pudiese ser glorificada por ojos de un ser humano vivo.

                Añoranzas, múltiples añoranzas resguardadas en este lúgubre e inhóspito lugar, empantanado por el olvido de la sociedad entera. He aquí donde yacen agonizadas las vidas de cientos de guerreros involuntarios e inadvertidos.

-Un pueblo fantasma olvidado y desértico, maravilloso y desperdiciado- alcanzó a sollozar Lesya mientras recargaba sus delgados brazos en el pretil del edificio donde ella vive, dirigiendo su vista firme hacia el horizonte en un punto lejano cual si buscara perderse en la inmensidad del macizo nevado.

-¿Qué te tiene tan admirada Lesya?- mencionó Vanko que estaba recargado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados y con una mirada tan filosa como una daga escindiendo un pedazo de músculo.

-Nada, solo observo el gran macizo nevado del horizonte- dijo Lesya muy sorprendida de escuchar la solemne voz de Vanko a sus espaldas.

-Ven a cenar, no quiero que se enfríe lo que preparé para hoy- dijo Vanko mientras proyectaba una sonrisa. Como ya era costumbre, Vanko preparaba la cena de los días viernes, pues Lesya trabajaba hasta tarde ese día en específico.

-¿Qué preparaste hoy?-

-Tu sopa preferida- dijo Vanko como esperando ver el rostro de Lesya iluminado por una gran sonrisa. Y no se esquivaba.

De inmediato Lesya volteó, haciendo girar en el aire su largo y lacio cabello rubio, que danzaba armoniosamente con la ventisca que en esos momentos agito la techumbre donde se encontraba. -¿Hiciste borsch?, me dejas sorprendida, espero que esta vez acompañemos la cena con un vino-

Vanko soltó una pequeña y tímida risa, mientras agachó la mirada, sin dejar de tener los brazos cruzados. -No olvidé comprarlo esta vez, vamos, baja conmigo a cenar que acá arriba en la techumbre hace un frío increíble, aunque no tan increíble como el hecho de que estés aquí sin ropa más abrigadora-

Lesya que ahora se recargó en el pretil, luciendo su espléndido suéter tejido a mano por ella misma que cubría sus piernas delgadas y firmes de lo mucho que camina a diario. Inclinó su cuello hacia su hombro derecho para decir: -Créeme que cuando centras tu vista en un punto, tu cuerpo no siente nada más a su alrededor, bajemos que tanto observar el paisaje ha acrecentado mi apetito-

Lesya caminó hacía la puerta donde Vanko se encontraba y ambos bajaron por las escaleras hacia el décimo primer piso del edificio donde se encontraba su departamento de tipo residencial, ubicado al sur de Kiev.

X                                                                                                                                                                                          --------------.....          Y

Lesya se encontraba en su estudio calificando unos exámenes de historia neoclásica y ordenando sus artículos y documentos en su portafolio negro de piel.

                -Excelente, este semestre me tocó un buen grupo de estudiantes, tal parece que todos obtendrán buenas notas-

El teléfono inteligente de Lesya comenzó a vibrar y timbrar con una canción rumana del género Euro Dance un poco pasada de moda. Lesya lentamente giró su rostro y alcanzó a ver de quien era la llamada. Sin más pensar ella tomó el teléfono y contestó.

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