Prólogo

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Prólogo

      7 Años antes…

     - Rich baja, te vas a hacer daño, por favor…- le pedía la niña mientras miraba asustada hacia arriba.

     - No me va a pasar nada, so… solo tengo que… que alcanzar la cometa- la tranquilizaba el pelinegro, mientras seguía subiendo por el árbol.

    - ¡No, ya no quiero la cometa!- le decía al castaño. -Nick, dile que baje, que no quiero la cometa- Le suplicaba la pequeña al niño rubio que estaba a su lado. - ¡Díselo! – le gritó, girándose para mirar a esos ojos oscuros mientras le agarraba con fuerza de la manga de su camisa de cuadros.

   - Richard, Diana tiene razón, déjalo antes de que te hagas daño.- le intentaba convencer Nick. – Podemos llamar a nuestros padres y que la recuperen ellos. – propuso el rubio, que no perdía detalle del pelinegro subido en el árbol.

     - Que tú seas un cobarde no quiere decir que yo lo sea también, no necesitamos a los mayores para esto. – Dijo el moreno, apoyando un pie en una rama. – Si te da tanto miedo vete corriendo a pedirles ayuda.

     - Yo no soy ningún cobarde, solo que no me gusta trepar a los árboles. – Comentó Nick enfadado, cruzándose de brazos.- Y esto solo lo haces para  hacerte el chulito delante de ella, como siempre. – Afirmó el rubio señalando con la barbilla a la niña que todavía se aferraba a él.

     - No digas tonterías… Y cállate, estoy a punto de alcanzar la cometa.- Dijo Richard apoyándose en una rama, mientras alargaba un brazo y cogía la cometa con su mano libre.

     - Vale, ya la tienes, ahora baja de ahí de una vez. – Dijo Nick cansado de esperar.

     - Lo ves Diana, te dije que lo conseguiría. – Dijo Richard ilusionado mientras agitaba la cometa con su mano para que la viese.

     - Ya lo veo Rich, pero… por favor baja ya.- Le dijo Diana todavía agarrada a la camisa de Nick.

El niño empezó a bajar del árbol, apoyando con cuidado los pies en las ramas, a la vez que se agarraba con su mano libre al  tronco. Quedaba poco para que Richard estuviera ya en el suelo, cuando de la copa del árbol salió volando un pájaro que asustó al niño, le hizo tambalearse y caer al suelo, provocando un fuerte sonido. Diana soltó un grito de terror el verle caer, soltando la camisa de Nick salio corriendo hacía Richard para ver si se encontraba bien.

     - Richard, Rich… ¿Estas bien?- Le preguntó mientras le acariciaba la cara. No abría los ojos y la morena estaba empezando a asustarse. – Nick, ve a buscar a los mayores.- Le dijo al rubio, pero este no se movió.- ¡Nick, corre!-  El rubio reaccionó y echó a correr hacia la casa, tropezándose por el camino y pidiendo ayuda a gritos.

 La morena volvió a centrar su atención en el chico que estaba tumbado en el suelo y que había abierto los ojos.

     - Aaaah… me duele el brazo- Sollozo, gimiendo de dolor.

     - ¿Cuál?- le preguntó Diana.

     - El izquierdo- Dijo mientras alzaba la cabeza y la miraba. – Me merezco un premio por haber recuperado tu cometa, ¿no crees, Diana?- La preguntó, con una sonrisa traviesa formándose en su cara.

     - ¿Qué premio?- Le preguntó sorprendida.

     - Prométeme que me lo vas a dar- pidió Richard.

     - No te voy a dar mi colección de taazos de los Pokemon- Le dijo la niña mientras se cruzaba de brazos.

     - Yo no quiero eso, Diana- le dijo el pelinegro, ella todavía seguía recelosa.- Prométeme que me lo darás, por favor.- le suplicó el niño.

     - Te lo prometo- Le dijo después de pensarlo un momento. – ¿Qué quieres?- Le preguntó intrigada.

     - Lo que quiero es un beso- pidió el niño no muy seguro de la reacción de la morena.

“Vale, tampoco me costaba nada, le había besado más veces” - pensó la niña. Encogiéndose de hombros, se inclinó y le dio un beso en la mejilla.

     – No, en la mejilla no. Lo quiero aquí. – Dijo Richard a la vez que se señalaba los labios. Ella le miró con los ojos abiertos de par en par y negó con la cabeza.- Diana me lo has prometido- Le recordó mientras le miraba fijamente con esos ojos grises. Ella miró hacia los lados asegurándose de que no había nadie que los pudiera ver mientras decidía que hacer.

     - Uuum… Esta bien, pero solo porque has recuperado mi cometa y por haberte hecho daño. – Dicho esto se inclinó hacia él y le dio un corto y rápido beso en los labios.

Diana se apartó sintiendo su cara roja como un tomate y Richard no se quedaba atrás. Los dos se quedaron mirándose fijamente hasta que oyeron unos pasos apresurados acercándose.

Recuérdame ¡Rápido!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora