Capítulo 1: Hámster tardón, llamada telefónica y pitufos polígamos.
Que rápido pasa el tiempo, ¿verdad? Parece que fue ayer cuando entré por primera vez al instituto Sant. Vincent. Recuerdo que estaba tan nerviosa y asustada, pero sobre todo, estaba emocionada por comenzar una nueva etapa en mi vida. Y aquí estaba otra vez, empezando otra etapa de mi vida, bueno en realidad había empezado hace unos meses. Eso es en lo que pensaba mientras esperaba a ese hámster tardón al que llamaba amiga. Vi a lo lejos una silueta corriendo hacia donde yo me hallaba, al poco tiempo pude distinguir de quien se trataba. ¡Por fin!
- Hola, Diana, siento el retraso – dijo Rudy el “Hámster” entre jadeos, mientras se inclinaba sobre si misma, apoyando sus manos en las rodillas y comenzó a contarme porque se había retrasado esta vez. – Te puedes creer que el idiota de Dino no se dignó a ayudarme- dijo mientras se enderezaba.
- ¿Qué te ha hecho Dino esta vez?- pregunté divertida mientras empezábamos a caminar hacia el instituto, me esperaba cualquier cosa.
Dino es el vecino de Rudy, y cada vez que tiene oportunidad se dedica a molestarla con cualquier tontería, pero mi amiga no se queda atrás, siempre se la termina devolviendo. Desde que les conozco han estado así, son como el perro y el gato.
- ¡¿Qué que me ha hecho?! – Exclamó enfadada – El muy idiota no a sido capad de decirle al conductor del autobús que me esperara – la miré con las cejas levantadas. – Vale, no me mires así, ya se que no nos llevamos especialmente bien, pero por lo menos podría tener ese detalle, que no vivo precisamente cerca del instituto.
- Rudy, probablemente él no te haya visto – comenté quitándole importancia al asunto.
- Como que no me ha visto, pero si cuando estaba corriendo detrás del bus el muy capullo me estaba mirando mientras se descojonaba de mi – dijo enfadada.
La miré negando con la cabeza y aguantándome las ganas de reír. Que yo me riera en un momento como este no sería de mucha ayuda para que ella se calmara, por muy graciosa que me pareciera su historia. Rudy imponía poco físicamente pero tenia mucho, pero mucho carácter cuando se enfadaba.
- Me las va a pagar, se va ha enterar cuando lo pille – dijo Rudy con una sonrisa malvada y un brillo peligroso en los ojos. - Oh sí, le atraparé y le torturare en el cobertizo que hay detrás de mi casa. ¡NO! Mejor cuando lo tenga allí le haré la depilación integral con cera caliente y después… - la mire mientras me reía de sus ocurrencias.
Yo ya estaba acostumbrada a sus desvaríos de asesina en serie, la verdad es que era muy graciosa, pero a veces daba miedo. Mi móvil empezó a vibrar en el bolsillo delantero de mi pantalón, lo saqué y mire la pantalla, sonriendo descolgué la llamada.
- ¡Ey, moreno! – dije esperando la respuesta de mi otro mejor amigo, mientras tanto puse el altavoz para que Rudy también pudiera hablar con él.
- ¡Ey, morena mía! – exclamó Louis al otro lado del teléfono. – ¿Por donde andáis?, os estoy esperando desde hace un rato. Seguro que ese Hámster tardón ha perdido otra vez el bus. ¿Verdad?- preguntó Louis.
- ¡Oye! No ha sido culpa mía esta vez.- exclamó Rudy ofendida.
- Haber… ¿Quién o qué es lo que te ha impedido llegar a tiempo esta vez? ¿Qué ser malvado y monstruoso no quiere que llegues a tiempo a ningún sitio? - preguntó Louis.- El oso Yogui, Dora la exploradora… No me digas que han sido los pitufos. – Dijo burlándose de Rudy mientras se carcajeaba. Yo miraba de reojo a mi amiga que tenía fruncido el ceño y los ojos entre cerrados.
- Ha sido culpa de Dino, no de unos enanos azules que practican la poligamia, que viven en setas alucinógenas y que les persigue un hechicero chepudo, medio calvo y que utiliza a su gato como perro de caza. – Contestó Rudy de carrerilla y casi sin respirar.
- ¡Dios! Es mucho peor de lo que me esperaba. Diana, a nuestra amiga se le esta yendo la cabeza. Se cree que Dino, la mascota de los Picapiedra, es el culpable de que haya perdido el bus.- volvió a burlarse Louis.- Ahora mismo llamaré a un loquero para que vayan a buscarla.- habló de nuevo el moreno, yo no pude evitar que se me escapara una risita. Sabía que Rudy me había oído y seguro que me estaría fulminando con la mirada.
- Dino Blake, ¡BLAKE!, Di-no Bla-ke, B.L.A.K.E – Dijo mi amiga irritada.- El idiota de mi vecino, no un estúpido pero mono dinosaurio morado. – Contestó Rudy- Y a ti si que se te está yendo la cabeza, cambia de camello Louis, porque te da guarrería.- Dicho esto se cruzó de brazos y acelero el paso.
- Rudy espera, no te enfades, Louis solo estaba bromeando. – La llamé mientras me reía, no pude evitarlo era tan graciosa cuando se enfadaba. Escuché la risa de Louis al otro lado de la línea. Quité el altavoz y me acerque el aparato a la oreja.
- Diana, ¿qué le ha hecho ese idiota a Rudy? – Louis me preguntó serio, de repente su risa había desaparecido y no había rastro de burla en su voz.
Louis era muy sobre protector con nosotras, pero sobre todo con Rudy. Le pregunte hace tiempo que porque siempre nos protegía tanto. Louis me contestó que eso era una de las cosas que hacían los buenos amigos, los verdaderos amigos.
- Pues lo de siempre, son como el pero y el gato.- Contesté – Resumiendo, Dino no le dijo al conductor del autobús que esperara a nuestra amiga, por su culpa Rudy perdió el bus y a llegado tarde, si quieres más detalles pregúntale a ella, te lo explicará mucho mejor que yo. – le dije mientras intentaba alcanzar a Rudy.
- ¡Le va a dar los detalles su perro montado en una bicicleta! ¡Porque yo no le pienso decir nada! – Gritó Rudy para que Louis la escuchara. Y aceleró un poco más el paso.
- ¿La has oído?- Le pregunte a Louis, mientras reía.
- Sí, lo he escuchado.- Me confirmó mientras se reía- Diana, nos vemos a la entrada del instituto. Y ya le sonsacaré información al nuestro pequeño hámster gruñón.- Se despidió Louis antes de colgar.
Guarde el móvil en mi bolsillo y empecé a correr para alcanzar a mi amiga. Nos tendríamos que dar prisa, porque sino, no llegaríamos a tiempo. Y no quiero recibir ninguna regañina de algún profesor. Tomé a Rudy del brazo pillándola por sorpresa, y comencé a correr más deprisa.
- Lo siento peque, pero tenemos que darnos prisa o llegaremos tarde. – Le dije a mi amiga mientras tiraba de ella, recibiendo como respuesta sus quejas.
ESTÁS LEYENDO
Recuérdame ¡Rápido!
Genç Kurgu¿Sabéis cuál es esa sensación de vacío en el pecho?... ¡Sí, esa misma! Sentís como que os falta algo o alguien, ¿verdad? Eso es lo que Diana lleva sintiendo durante años, concretamente desde que se distanció de los que creía que eran sus mejores ami...