Capítulo Único

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   —¡¿Qué?! —gritó un incrédulo Midorikawa al tiempo que se levantaba de su asiento.
   Todos los presentes giraron en la cabeza en su dirección. El chico se sentó de nuevo algo incómodo bajo la atenta mirada de Kazemaru, que decía algo así como <<Si lo sé, no te cuento>>.
   Estaban todos en el comedor, disfrutaban de una deliciosa cena preparada por las gerentes después de una tarde de entrenamiento. No obstante, ese día, Kazemaru le había pedido a Midorikawa que se sentara con él, los dos solos.
   —Perdón —se disculpó algo cohibido—. ¿Qué diablos quieres decir con que "crees" que te gusta Fubuki? —preguntó haciendo unas exageradas comillas con los dedos.
   Kazemaru suspiró y se llevó una mano a la frente. Explicar aquello no era precisamente sencillo para él.
   —Pero, hombre, ¿tú estás seguro?
   —Lo sé, es raro, ¿verdad? Los dos somos chicos y tal...
   —No lo decía por eso —negó Midorikawa mientras comía. Casi daba la sensación de que estaba acostumbrado a esos temas.
   —¿Cómo?
   —No es que los dos seáis chicos o algo de eso —explicó mientras se encogía de hombros—, es solo que no imaginaba que Fubuki fuera tu tipo. Aunque, claro, es una monada. Además, amor de monja y pedo de fraile, todo es aire.
   La cara de Kazemaru era un poema. Era una mezcla de "debes de estar de broma" y un "¿cuál es tu problema?". Midorikawa rió por eso.
   —¿Y cuándo se lo piensas decir?
   —¡¿Estás loco?! —gritó Kazemaru esa vez. 
   Todos sus compañeros lo miraron de nuevo y él bajó la cabeza.
   —¿Estás loco? —preguntó nuevamente, pero susurrando—. ¿Y si no le gusto? ¿Y si le doy asco? ¿Y si dejamos de ser amigos? —Kazemaru enumeraba todas las posibles tragedias mientras se tiraba de los pelos.
  —Vale, vale, vale... —intentó calmarlo Midorikawa—. Primero: deja de hacer eso, no te pega nada. Segundo: ¿por qué iba a hacer eso? Es Fubuki, es un buen chico.
   —Ya, pero...
   —Fíjate en mí, yo me lo he tomado bien.
   —Sí, pero... ¿Y si me rechaza?
   —Bueno —dijo apoyando la barbilla sobre el índice y la barbilla, con el objetivo de darse un aire carismático—, dicen que "es mejor amar y no ser amado que no haber amado jamás".
   —¿De dónde sacas tú todos esos refranes? —preguntó Kazemaru en tono cansado.
   —Verás, Kazemaru, un mago nunca revela sus secretos...
   Vale, tal vez no había sido la mejor decisión contárselo a Midorikawa, pero, ¿cómo decirlo? Tenía la sensación de que quizás podría ayudarle de algún modo. Su conexión con Hiroto, lo bien que este parecía llevarse con Fubuki por el momento... Diablos, parecía obsesionado.
   —Chicos, ¿aún no habéis terminado? —dijo Aki, apareciendo de la nada.
   Todos habían acabado de comer, pero Kazemaru y Midorikawa habían estado tan inmersos en su conversación que ni siquiera se habían fijado. Al darse cuenta, comenzaron a engullir a toda prisa para acabar lo más rápido posible e irse a la cama.

[...]

   —¡Un descanso! —gritó el entrenador. 
   El entrenamiento matutino era, quizás, el más duro para todos. Kazemaru suspiró algo cansado mientras bebía de su botella de agua.
   —Oye, Kazemaru —le llamó una voz demasiado familiar.
   Kazemaru se atragantó con el agua de la sorpresa.
   —¡Pfffah! Ugh... —Comenzó a toser.
   —¿Eestás bien? —preguntó Fubuki mientras le daba palmaditas en la espalda.
   —S-sí... ¡Cough, cough!
   —Perdona si te he asustado...
   —No.... Ejem.... No pasa nada... Uh... ¿Querías algo? —Su corazón latía con fuerza, parecía que iba a explotar en cualquier momento.
   —De hecho... Sí, quería preguntarte... —comenzó a decir Fubuki dubitativo—. No, no es nada.
   —¿Eh? Fubuki, ¿qué...?
   —¡Se acabó el descanso!
   Fubuki se alejó corriendo dejando a Kazemaru lleno de dudas. ¿Qué era lo que iba a decirle? ¿Por qué no se lo había dicho? Era todo tan confuso...
   —¡Kazemaru! —lo llamó el entrenador.
   —¡V-voy!

   El entrenamiento de mañana acabó y Kazemaru sintió alivio por eso. Era más que evidente que no estaba centrado.
   —Kazemaru —dijo Endou con suavidad—, ¿estás bien?
   Lo cierto es que no le apetecía nada hablar de eso. ¿Cómo iba a tomárselo? <<Perdona, Endou, es que estoy tan ocupado mirando a uno de mis compañeros de equipo que no tengo tiempo para concentrarme en el juego>>. Ay, no, que estupidez. Parecía una de esas jovencitas enamoradas, justo como las del Hakuren. Ahora que lo pensaba, ¿habría salido Fubuki con alguna de ellas?
   —¿Kazemaru?
   —¿Eh? Ah, sí, sí... Este... Es solo que estoy muy emocionado.
   —¡Claro! —dijo Endou, repentinamente motivado— Nos enfrentamos al mundo, tenemos que dar lo mejor de nosotros mismos.
   —Sí —asintió Kazemaru con una sonrisa. Endou siempre le hacía sentir mejor.

Huracán de Emociones [FUBUKAZE] [One-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora