Chocolate.

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Cuando se bajó del tren bala, eran exactamente las once en punto. Solo tenía que caminar una pequeña distancia hacia la sala de espera de la estación y vería la figura perfecta del Alfa que estaba esperando por él, mirando el reloj en su muñeca derecha, y ajustando su chaqueta de vez en cuando, todas las miradas estaban destinadas a él; todo en el gritaba: SOY EL ALFA MÁS PERFECTO QUE NUNCA PODRAS ENCONTRAR.

Y en definitiva lo era, Akashi Seijuro era la cúspide de la perfección, solo bastaba mirarlo por un segundo para darse cuenta de la increíble aura dominante que exudaba solo quedándose ahí, de pie, sin hacer técnicamente nada más que respirar, su olor también era algo...

Algo que no podías olvidar aun si quisieras.

Para otros Alfas era el aroma de dominio, de: "Soy absoluto, arrodíllate ante mi e inclina tu cabeza" y por más que intentaron oponerse a esta orden, las feromonas dominantes del Alfa fueron mucho más poderosas, incluso sin su Ojo del Emperador, Akashi Seijuro podía someter a cualquier Alfa (Kagami puede confirmar este hecho) que osara cruzarse en su camino hacia la victoria.

Para los Omegas era un aroma muy diferente, era un aroma que estimulaba su deseo, que los llama. Porque aquí había un Alfa poderoso, dominante y sorpresivamente, cariñoso. Ciertamente el Alfa que cualquier Omega podría desear.

Los Betas fueron otro tema, porque se supone que no tienen manera de saber esto, se supone que los Betas no responden al estímulo que las feromonas de los Alfas y Omegas producen porque ellos no tienen un "despertar", y como ellos no lo tienen, tampoco saben sobre "calores" en el caso de los Alfas o "celos" para los Omegas...

Así que se supone que Furihata no debería estar sintiéndose de la manera en que se siente al ver a Akashi Seijuro en toda su perfecta gloria, elegantemente vestido aun cuando solo está en la estación de tren para verlo a él, sin un solo cabello fuera de lugar y una mirada que, podría parecer impaciente mientras ve las manecillas de su reloj correr.

Las once con tres minutos y Akashi elevo su mirada para verlo directamente a los ojos, puntual como siempre, el Alfa sonrió (no fue la primera vez que lo vio sonreír, pero hoy especialmente, se sintió diferente...) y ese aroma que desprendía de su piel fue ¿Anhelo?...

¿A qué huele el anhelo? Para Furihata Kouki huele a una tarde lluviosa con una taza de chocolate caliente con malvaviscos, huele a las tardes que pasaba de niño en casa de su abuela y comía galletas recién horneadas, cálido, seguro y protegido.

Se sintió agradable, por lo menos hasta que mil aromas más invadieron su sentido del olfato... jazmín, canela, rosas, jengibre, naranja, pimienta, anís, café, leña recién cortada, lluvia, tierra mojada, bosques de pino y sándalo; todo fue abrumador especialmente la alegría de la brisa marina, el enfado del pastel de calabaza o la tristeza del aire fresco de la montaña...

A las once con tres minutos, Akashi Seijuro levantó su mirada para ver al niño de cabello castaño que, como casi (ese casi le duele en el alma) todos los fines de semana desde hace tres meses, se quedaba en Kioto, en su mansión, de visita a un "amigo".

Esto último estaría cambiando hoy, si tenía suerte. Sonrió suavemente antes de comenzar a caminar hacia su encuentro, ignorando las feromonas que algunos Omegas liberaron para intentar llamar su atención. No funcionó por supuesto, porque Akashi Seijuro solo tenía a alguien en su corazón, incluso su parte más animal ignoró cualquier aroma que no fuera el ligero y delicioso aroma a chocolate de Furihata.

—Furihata-ku...— Akashi se detuvo cuando vio a Furihata arrugar su nariz y cubrirla con ambas manos, en cualquier otro momento le habría parecido realmente encantador, como cualquier otra de sus muecas o pequeños tics de nerviosismo, como temblar o tartamudear, fue muy diferente, además, la cara de Furihata estaba roja, no roja como cuando se avergüenza y sus mejillas se ruborizan, escalando en tonos de rosa pastel hasta llegar al rojo más intenso que Akashi ha visto y del cual se enamoró por completo, tanto que hará todo lo posible para verlo de nuevo en las mejillas y lóbulos de las orejas de Furihata. La cara de Furihata estaba roja, completamente roja con un tono febril y gotas de sudor bajando por su frente.

¿A qué huele Furihata? |AkaFuri|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora