GRIALDFH

27 1 0
                                    


Después de tres días llegamos a la capital, al acercarnos al planeta pude observar por primera vez a lo caballeros blancos, se encontraban con su gran aleta desplegada en posición de guerra como si algún tipo de combate estuviera a punto de suceder, mas solo eran la protección y bienvenida de Grialfh.

Jamas había contemplado en carne propia a un soldado con su aleta desplegada, solo lo había visto en libros y pinturas, era un deleite para mi vista, era algo tan hermoso y tan intimidante a la vez, que no podía separar mis ojos de ellos, madre rápido intervino, y no escatimo en regaños para escarmentar me por mi manera de observar a los soldados,

Comprendí y aparte la vista.

Pasamos el control fronterizo y nos apresuramos hacia nuestro destino, capital desde el cielo se miraba tan maravilloso, era comparable con una ciudad de dioses, un deleite para la vista, una obra de arte donde moraban reyes.
La cuidad estaba construida casi por completo de un material blanco quizá mármol pensé mas era demasiado brillante para ser lo tal vez marfil mas era de una pureza incomparable su color que no parecía posible, grandes torres atravesaban el cielo, y se encontraba inundada por gigantescas estatuas doradas de sus antiguos gobernantes por doquier.

Su gente se podía observar era de la mas fina procedencia, y sus sirvientes vestían de manera impecable, para no chocar con el entorno, todo parecía salido de un cuento de hadas.

Al llegar fui entregada a una nodriza, no se me permitió bajar de la mano de madre, e inmediatamente fueron cambiadas mis ropas por las de un barón, eran blancas e insípidas bastante homogéneas con el color de la ciudad, no proteste se me trato el resto del viaje como a un barón y se me hizo pasar como el hijo de la nodriza, y a la nodriza como la dama de compañía de madre, se le permitió maltratarme y corregirme como si de mi progenitora se tratara, y por la noche madre me llamaba a su habitación para que le hiciera compañía mientras el duque no se encontrara.

Sinceramente no recuerdo la boda ni nada de lo sucedido en dicho festejo, lo que si puedo recordar y se encuentra tan presente en mi mente son los pellizcones de la nodriza, me dejaron cientos de moretones en mis brazos cuello y espalda, también el hecho de que me abofeteo varias veces frente a la gente por cometer errores al saludar, al comer, asta al hablar, y casi el colmo corto mi larga melena blanca por que le resultaba muy difícil peinarme para hacer parecer un barón.

Benditos sean los dioses que el festejo solo duro tres días, por que de no ser así no se cuanto tiempo mas mi cuerpo habría podido soportar a esa mujer,
Madre regresaba alegre a casa pues durante el festejo había sido aceptada por la real familia como duquesa de Learfox, que afortunada fue madre, mas ¿en donde quedo el restaurar el honor de nuestra familia? Nublado por un poco de aceptación conseguida a base de un hombre, y de esconder a su hija.

En ese momento comprendí algo tan real, tan cruel, y tan amargo a mi corta edad.

Que madre no buscaba restaurar el honor del clan D'arc, solo buscaba formar un oasis a su alrededor, para ya no ser tachada como traidora ni desertora buscaba limpiar su nombre no el de la familia y sobre todo negó a su primogénita.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 05, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

PROMETHEUSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora