Ladrón de sábado

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Jongho se estaba preparando para dormir después de un ajetreado y estresante día, donde su jefe le había dicho que debía cubrir a uno de sus compañeros el lunes, el día que se suponía no trabajaba, pero claro, ¿quién mandó a Mingi a enfermar? Y no solo había sido eso, también contribuyó el hecho de que el lunes (vaya auténtica mierda) tenía tres exámenes. Para su fortuna, eran las dos de la mañana de un sábado, y después de haber estudiado para su primer examen; cálculo, había decidido dormir para reponer energías y levantarse temprano.

Estaba apagando la luz de su lámpara, cuando un pequeño ruido lo hizo girar asustado hacia la puerta de su habitación. Quedó petrificado, esperando por el siguiente ruido, esta vez fue una ligera pisada, la pudo percibir.

Parándose lentamente de la cama, apagó la lámpara y caminó hasta su puerta, asomándose un poco, logrando ver una luz proveniente de abajo.

Santísima mierda.

Cerró con fuerza los ojos, era lo último que le faltaba, que un desconocido entrase a su casa a robarle y él se haya excitado debido a aquello. Hibristofilia, le había dicho su médico cuando de la nada surgió el tema de un asesino que después de años había sido capturado y Jongho le dijo que aquello le excitaba de sobremanera. Sorprendido, el médico comenzó a hablar con él, sugiriendo ver a un psicólogo (cosa que jamás hizo) y dándole algunos consejos cuando aquello pasara.

"No te confíes mucho, no sabes en qué momento tu cabeza pueda rodar por los suelos"

Le había dicho, cuando Jongho comenzó su plática sobre querer ser jodido con fuerza contra lo que fuera.

A pasos lentos, bajó las escaleras, asegurándose de hacerlo en silencio, de la misma manera en la que corrió de puntitas hasta la cocina, tentando todo lo que la oscuridad se había tragado para evitar algún accidente. De la misma manera, cogió un cuchillo, el más grande que la negrura le permitió observar.

Tragando saliva, siguió su plan; atacar al ladrón y llamar a la policía, ya se inventaría que fue en defensa propia. Con sigilo, dio dos pasos, temeroso, buscó la luz por todos lados, pero no estaba, ¿quizás se fue?

—Boo.

Jongho soltó el cuchillo y chilló, echándose hacia atrás por el susto, tropezando con sus propios pies y cayendo al suelo. El sujeto estaba riéndose de él, sin vergüenza, apuntando con la linterna directo a su rostro, entiendo que cubrir este para evitar quedar ciego.

—Me diste el susto de mi vida, animal— golpeó con fuerza la pantorrilla del otro, sin siquiera pararse a pensar que le quería robar. Él incluso pudo provocar su muerte, pero eso no pasó, por fortuna.

—Era la intención. Ahora, si me disculpas, debo robar esta vieja casona, puedes ir a buscar otra— Jongho se levantó, indignado le miró, entrecerrando los ojos por la intensidad de la luz.

—No vas a robar mi casa.

—¿Tu casa? ¿Que no estaba abandonada?— Jongho rió, empujando al otro lejos y prendiendo la luz de la cocina, pudiendo ver por fin el rostro del otro, cubierto por un cubrebocas.

Soltó un jadeo cuando su entrepierna reaccionó ante la deliciosa imagen que le ponían delante; el chico retirándose lentamente el tapabocas, lamiendo sus labios debido a la resequedad.

—Entonces, ¿vives aquí?— Jongho se escondió detrás de la isla, cubriendo su gran bulto con ella. Asintió lentamente—. Vaya, llevo toda la semana viniendo y jamás vi entrar o salir a alguien— recargó sus brazos en la encimera, acercándose más a Jongho, quien tragó saliva. Un centímetro más y se le echaría encima.

Ladrón de sábado [ 2HO ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora